El certificado de vacunación no será una carta blanca para viajar por la Unión Europea como pretendía inicialmente Bruselas. Los 27 países de la Unión han pactado este miércoles reservarse la posibilidad de imponer restricciones y cuarentenas a todos los viajeros, incluso a los que lleguen provistos de un documento que acredite haber recibido una vacuna contra la covid-19. Los socios comunitarios quieren dejar claro que el llamado “certificado verde digital de vacunación” no es un pasaporte para cruzar libremente las fronteras y que su reconocimiento o no dependerá de las medidas vigentes en cada país para frenar la expansión del virus.
El acuerdo de los 27 especifica que el reglamento del certificado “no debe abarcar las decisiones de los Estados miembros de imponer o eximir de restricciones a la libertad de movimiento”. El texto añade que “el uso del certificado verde digital con vistas a levantar las restricciones debe seguir siendo responsabilidad de los Estados miembros”. La precisión ha sido incluida en la propuesta presentada por Portugal, país que ocupa la presidencia semestral de la UE, a los embajadores permanentes de los 27 en Bruselas, reunidos este miércoles para fijar la posición negociadora del Consejo de la UE.
“Doy la bienvenida a este primer paso”, ha señalado el primer ministro portugués, Antonio Costa, tras alcanzarse el acuerdo. Costa considera que “el certificado verde digital facilitará la libertad y seguridad de movimiento”. Pero este consenso subraya de manera tajante que el certificado no es un documento de viaje, “para reforzar el principio de no discriminación, en particular, hacia las personas no vacunadas”.
Varias personas, en un dispositivo de vacunación masiva frente al Covid-19, en el Palacio de Exposiciones y Congreso de Santander, en Cantabria (España), a 31 de marzo de 2021. Cantabria comienza este miércoles una vacunación masiva contra el coronavirus de 2.500 personas. En concreto, entre la mañana y la tarde de hoy serán vacunadas con AstraZeneca un total de 1.000 personas pertenecientes a colectivos esenciales y de entre 55 y 65 años, así como los que hayan quedado fuera del programa por alguna razón. Asimismo, el jueves, viernes y sábado por la mañana recibirán la vacuna hsata 1.500 mayores de 80 años, fundamentalmente de los centros de salud Vargas, Centro, Puertochico, Dávila y La Marina.
El giro de los 27 para restringir el uso del certificado coincide con una creciente resistencia de la opinión pública a la introducción de un salvoconducto que, de momento, solo estaría disponible para una pequeña parte de la población. En EE UU, la Casa Blanca descartaba la semana pasada la introducción de una credencial de ámbito federal que acredite la vacunación. La administración de Joe Biden aducía razones de privacidad y derechos fundamentales para rechazar ese tipo de iniciativas. En el Reino Unido, un nutrido grupo de parlamentarios de todo el espectro político han suscrito una carta en contra de la creación de un salvoconducto que, a la larga, podría limitar la vida social de los ciudadanos británicos.
Las autoridades europeas de protección de datos también han alertado sobre el peligro de que el certificado de vacunación acabe convirtiéndose en un requisito imprescindible para acceder a ciertos lugares públicos o realizar determinadas actividades. “Esto puede llevar a consecuencias imprevistas y a riesgos para los derechos fundamentales de los ciudadanos de la UE”, señalaron el Comité europeo de protección de datos y el supervisor europeo de protección de datos en un dictamen conjunto sobre la propuesta de reglamento de la Comisión.
Los 27 se han hecho eco de ese dictamen y han limitado drásticamente tanto las potestades reconocidas al futuro certificado como la discrecionalidad de la Comisión Europea para prolongar o ampliar su utilización. A falta de la posición del Parlamento Europeo, cabe ahora la posibilidad de que el proyecto quede tan diluido que ponga en duda su objetivo de facilitar la movilidad dentro de la UE y salvar la campaña turística del próximo verano.
El certificado de vacunación no será una carta blanca para viajar por la Unión Europea como pretendía inicialmente Bruselas. Los 27 países de la Unión han pactado este miércoles reservarse la posibilidad de imponer restricciones y cuarentenas a todos los viajeros, incluso a los que lleguen provistos de un documento que acredite haber recibido una vacuna contra la covid-19. Los socios comunitarios quieren dejar claro que el llamado “certificado verde digital de vacunación” no es un pasaporte para cruzar libremente las fronteras y que su reconocimiento o no dependerá de las medidas vigentes en cada país para frenar la expansión del virus.
El acuerdo de los 27 especifica que el reglamento del certificado “no debe abarcar las decisiones de los Estados miembros de imponer o eximir de restricciones a la libertad de movimiento”. El texto añade que “el uso del certificado verde digital con vistas a levantar las restricciones debe seguir siendo responsabilidad de los Estados miembros”. La precisión ha sido incluida en la propuesta presentada por Portugal, país que ocupa la presidencia semestral de la UE, a los embajadores permanentes de los 27 en Bruselas, reunidos este miércoles para fijar la posición negociadora del Consejo de la UE.
El Consejo parece dispuesto a asumir ese riesgo antes que a permitir que el certificado se convierta en un pasaporte de facto. Los embajadores incluso han añadido al proyecto la obligación de que el documento incorpore una taxativa declaración sobre su verdadero carácter. “Este certificado no es un documento de viaje”, señala la leyenda pactada por los embajadores y que deberá aparecer tanto en el formato digital como en papel del futuro certificado.
El texto recuerda que el conocimiento científico sobre la covid-19 sigue evolucionando, en particular, en relación con las nuevas variantes del virus. Y pide al titular del certificado que verifique las medidas de salud pública aplicables en el país al que desea viajar, para comprobar si va a ser sometido a restricciones de movimiento o a cuarentenas.
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