Bienes raíces Cuarta Transformación: las casas de obradoristas

Funcionarios que llegaron con el actual gobierno han mostrado un gusto notable por los bienes raíces, en los cuales son pródigos ya que cuentan con varias propiedades que, en repetidas ocasiones, han ocultado y que han despertado suspicacias. Presentamos algunos ejemplos.

Uno de los casos más palmarios es el de Alejandro Gertz Manero, actual titular de la Fiscalía General de la República (FGR), quien llegó al cargo propuesto en una terna por el presidente Andrés Manuel López Obrador, tras haber servido, en una larga trayectoria, en gobiernos del PRI, el PAN y el PRD. Sus propiedades dan cuenta de su riqueza.

En 2021 se reveló que tiene un departamento en la avenida Foch, en París, Francia, cerca del Arco del Triunfo. Esa propiedad tiene un valor de unos 45 millones de pesos. Tiene otro de unos 60 millones de pesos en Nueva York, en la Quinta Avenida, con vista al Central Park, compra que pudo haber hecho al contado, lo que no ha aclarado.

Gertz Manero también puede presumir una propiedad en Santa Mónica, California, la que tiene un valor de unos 22 millones de pesos. Pero el fiscal es cosmopolita: en España también tiene un departamento en Madrid, próximo al Museo del Prado, y en Ibiza tres viviendas, todo lo que en conjunto tiene un valor aproximado a los 113 millones de pesos.

Cuestionado en 2021 acerca de su patrimonio, Gertz Manero dijo haber declarado su patrimonio a la Secretaría de Hacienda y Crédito Público y a la Secretaría de la Función Pública (SFP), pero que no hacía públicos esos datos para evitar “posibles extorsiones”.

En México, quien fue secretario de Seguridad en el gobierno de Vicente Fox también tiene una residencia en Las Lomas, que obtuvo en 2018 como pago de la Universidad de las Américas por una cantidad de 4 millones 950 mil pesos.

El fiscal también goza de poseer otro tipo de bienes: en 2021 El Universal dio a conocer una investigación de la Unidad de Inteligencia Financiera (UIF) que revela que entre 2014 y 2015 adquirió 122 automóviles, entre ellos varios de marcas como Mercedes Benz y Rolls Royce, los que tienen un valor de 109 millones 775 mil 340 pesos.

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Quien estaba al frente de la UIF cuando se emprendió la última investigación mencionada era Santiago Nieto Castillo, quien prácticamente fue defenestrado del cargo en noviembre de 2021 tras su suntuosa boda con Carla Humphrey, consejera del Instituto Nacional Electoral, en Guatemala.

En una clara repuesta a las revelaciones de la UIF sobre los coches de Gertz Manero y ya con Nieto Castillo fuera del cargo, la FGR informó que en diciembre abrió una investigación contra el ya para entonces exfuncionario y su esposa.

La FGR solicitó información a la SFP sobre el patrimonio de la pareja.

Nieto Castillo entregó su declaración patrimonial en enero de este año, en el que dijo contar con tres propiedades, inmuebles adquiridos con créditos hipotecarios, según él. El primero lo adquirió en 2008, una casa de 6.4 millones de pesos; otro en Querétaro, en 2019, por 1.6 millones, y uno más al siguiente año en Santa Fe, en la Ciudad de México, de 8.2 millones, que renta por 40 mil pesos. Asimismo, con un crédito más compró un automóvil Audi de 562 mil pesos.

Además, Nieto Castillo tiene una casa más en la alcaldía Álvaro Obregón, que adquirió con Humphrey que tiene un valor de 24 millones de pesos. Sobre esta propiedad declaró que “es un proyecto personal resultado de una carrera profesional de más de 25 años de trabajo”.

Según declaró a El Universal Nieto Castillo, sus casas son autofinanciables porque las ha arrendado para pagar las hipotecas respectivas. Así, por ejemplo, para su departamento en el edificio Punta Poniente, en Santa Fe, terminará de pagar su crédito a HSBC hasta 2039.

Nieto Castillo tuiteó acerca de sus propiedades inmobiliarias: “No hay nada que esconder. Aumentaron mis deudas, no mi patrimonio. La información del crédito mancomunado que obtuve es pública y mi esposa y yo lo estaremos pagando por 20 años. Todo está declarado ante el SAT y ante la SFP”.

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Un caso emblemático de los funcionarios del actual gobierno es el de un personaje de muy larga trayectoria en el servicio público, que data del priismo más clásico: Manuel Bartlett Díaz, actual titular de la Comisión Federal de Electricidad (CFE).

En agosto de 2019 Latinus dio a conocer que en el patrimonio del actual promotor de la contrarreforma energética hay al menos unas 25 propiedades, de las cuales 23 son casas y dos terrenos, los que tienen un valor de unos 800 millones de pesos. Una cifra muy distinta de los 51 millones que el propio funcionario declaró.

Muchos de esos bienes Bartlett Díaz no los tiene a su nombre, sino de familiares y prestanombres. Entre estos destaca una persona: Julia Elena Abdala Lemus, su pareja, a quien le ha registrado al menos nueve propiedades, mientras que su joven hijo León Manuel ya tenía tres en Valle de Bravo.

Varias de las propiedades de Bartlett están en colonias de clase muy alta, como Lomas de Chapultepec y Polanco.

El patrimonio inmobiliario de Bartlett dio lugar a una investigación de la SFP, que terminó por exonerarlo en diciembre de 2019 porque, según arguyó, no tiene con Abdala Lemus relación de matrimonio o concubinato, sus hijos no tienen dependencia económica de él y que sólo lo podía investigar a partir del 1 de diciembre de 2018.

Antes, en septiembre de 2019, en una conferencia de prensa en la que López Obrador lo defendió, Bartlett Díaz afirmó que tiene el patrimonio “que he desarrollado en estos años, perfectamente definido en mis declaraciones patrimoniales año con año. Jamás se me ha acusado de corrupción en todos estos años. Yo aprecio desde luego que la SFP inicie una investigación porque estoy seguro que mis datos son correctos”.

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Houston, tenemos un emblema

En esa última secretaría hubo otro caso notable de propiedades inmobiliarias con su primera titular durante este gobierno: Irma Eréndira Sandoval. En junio de 2020 Latinus reveló las casas que tiene con su pareja, el locutor John Ackerman, que no son pocas y que resultan muy valiosas si se toman en cuenta sus ingresos como académicos cuando las adquirieron.

Obradoristas recalcitrantes, en nueve años (2004-2013) los muy prósperos profesores e investigadores de la UNAM (institución educativa que no brilla por altos sueldos para sus académicos) se hicieron de seis propiedades, cinco adquiridas de contado y una más gracias a un regalo del gobierno capitalino cuando lo encabezaba Marcelo Ebrard. En conjunto, el valor de las propiedades anda por los 60 millones de pesos.

La cesión hecha por la Dirección General de Regularización en 2007 fue de 253 metros, propiedad que actualmente rondaría los 6 millones de pesos.

Antes, los dos profesores ya contaban con una casa adquirida en 4 millones de pesos, pero que hoy está valuada en 20 millones. En 2009 hicieron un par de compras: adquirieron un departamento al hermano de Irma Eréndira, Pablo Amílcar Sandoval, por un millón 60 mil pesos, que tendría un valor actual de unos 5 millones, y otro por 570 mil pesos.

Al siguiente año, un departamento más se sumó a su patrimonio, inmueble que les costó un poco más de un millón de pesos y que podría tener un valor de 6.5 millones.

Tres años pasaron para su siguiente adquisición: una residencia en Tepoztlán, Morelos, de 2 mil metros cuadrados, por la que pagaron 2 millones pero que ahora anda por los 22 millones.

La SFP salió en defensa de su titular y censuró que se hayan publicado datos de ella y su cónyuge, lo que consideró una grave violación de su privacidad y, además, que los ponía en riesgo. Sandoval llamó “sicarios mediáticos” a los periodistas responsables de las revelaciones, mientras que Ackerman afirmó que demandaría a Carlos Loret de Mola tanto en México como en Estados Unidos.

Un año después de la publicación de la información de las propiedades de la pareja, el presidente López Obrador informó de la remoción de Sandoval de la SFP.

Otra secretaria del gobierno de López Obrador que se guardó para sí cuando menos una propiedad fue Olga Sánchez Cordero. En febrero de 2019 Reforma publicó que la entonces titular de Gobernación no había incluido en su declaración patrimonial un penthouse en Houston, que tiene un valor de poco más de 11 millones de pesos.

La hoy presidenta de la Mesa Directiva del Senado de la República dijo que efectivamente tiene esa propiedad, adquirida con su esposo, pero que desconocía la razón por la que la SFP no la incluyó en su declaración patrimonial, por lo que le solicitó hacer pública su declaración patrimonial y de intereses.

Sánchez Cordero reclamó al periódico no haberle pedido su versión, cuando esta se encuentra, justamente, en su propia declaración. Posteriormente la entonces titular de la SFP, Irma Eréndira Sandoval, aclaró que la secretaria de Gobernación, en un primer momento, reservó la información sobre su departamento de Houston.

“Ella, en utilización de su prerrogativa, de su derecho a ciertas reservas, para proteger datos de terceros, la hizo sin saber que Declaranet, en automático, protege los derechos de terceros”, dijo Sandoval.

La también ministra en retiro de la Suprema Corte de Justicia de la Nación tuvo oportunidad de verificar que su información estaba completa en el sistema mencionado, pero al parecer no lo hizo.

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También en esos mismos días Reforma dio a conocer que Javier Jiménez Espriú, secretario de Comunicaciones y Transportes, había omitido declarar un departamento en Houston, que tiene un valor de 6.6 millones de pesos, que está registrado a nombre de una empresa que él dirige.

Esa propiedad fue de la esposa de Jiménez Espriú hasta 2016, cuando, por medio de una trasferencia, pasó al ingeniero, que es prácticamente vecino de Sánchez Cordero.

Jiménez Espriú explicó que en 2016 el departamento fue donado a una sociedad estadounidense de la que fue administrador, pero que posteriormente, ante su vuelta al servicio público, sus acciones en ella pasaron a su hijo Javier. Y que por eso no la declaró.

Por lo que se puede apreciar, Houston atrae a los cercanos a López Obrador. Así, su propio hijo, José Ramón López Beltrán, habitó entre 2019 y 2021 un par de lujosas casonas que debieran ofender a quienes se desviven discursivamente por los pobres.

Aunque no es funcionario, López Beltrán también ha mostrado que le gustan los lujos; así, entre 2019 y 2020 arrendó grandes residencias. La más famosa de ellas es la llamada “casa gris”, que tiene un valor de cerca de un millón de dólares, que su esposa, Carolyn Adams, arrendó por casi 120 mil pesos mensuales a un ejecutivo de la empresa petrolera Baker Hughes.

Posteriormente, también en la zona de Houston, el hijo de López Obrador se mudó a otra residencia que vale unos 370 mil dólares. Y se desplaza en una camioneta Mercedes Benz de millón y medio de pesos. Hasta la fecha no se sabe a ciencia cierta cómo López Beltrán puede darse esos lujos.

En todos los casos mencionados, el presidente López Obrador ha salido en defensa de los señalados.

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