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Al rendir su último informe de labores como presidenta de la Suprema Corte, la ministra Norma Piña reclamó por la campaña emprendida en contra de los juzgadores desde el inicio del pasado sexenio. Consideró que la innovación de la Reforma Judicial es una falsa narrativa y agregó que no se trata de un asunto de vencedores y vencidos, como el oficialismo quiere hacer ver. 

En la ceremonia se hizo patente el desprecio del Poder Ejecutivo y Legislativo, pues no enviaron ningún representante, a pesar de ser un momento solemne. En su discurso, Norma Piña destacó que su gestión estuvo marcada por un contexto de ataques y amenazas desde el poder.  

“La campaña de deslegitimación de personas juzgadoras federales comenzó hace más de seis años. No debemos olvidar los ataques a jueces y magistrados que desde entonces ya eran constantes”, dijo, en alusión a la práctica del expresidente López Obrador de exhibir a jueces que dictaban sentencias que le desagradaban. Esta campaña se intensificó cuando la SCJN actuó como un Tribunal Constitucional. 

“¿Qué conductas consideraron esos actores políticos que ameritaron la amenaza persecutoria y punitiva a los jueces federales de México? Por resolver casos de formas que consideraron contrarias a sus deseos e intereses; por otorgar suspensiones y medidas cautelares que en el fondo se puede coincidir o no; por atrevernos a admitir medios de defensa interpuestos por minorías políticas; por ejercer nuestra función deliberativa como tribunal constitucional”. 

“Cada vez que la Suprema Corte resolvió uno de esos casos, las y los ministros que votamos en contra de lo que el gobierno percibió como contrario a su proyecto político fuimos acusados de traidores, corruptos, aliados de minorías rapaces y de la delincuencia organizada y de cuello blanco, e incluso se realizaron alegorías en ataúdes de algunos de nosotros. Todo ello por ejercer nuestra función como jueces y juezas constitucionales y de cara a la sociedad”, destacó. 

Pero cuando la resolución gustaba al gobierno, se les aplaudía públicamente, ambas prácticas nocivas para la independencia judicial y totalmente antidemocráticas. 

Sobre la Reforma Judicial que implicará la disolución de la SCJN tal como es ahora, la desaparición del Consejo de la Judicatura y el despido de cientos de juzgadores, Piña dijo que se trata de un “caso típico de posverdad” que ayuda a ocultar que no se está trabajando para remediar graves problemas como el “horror del sistema penitenciario” y las defiencias en policías y fiscalías. 

“La reforma está innovando a partir de una narrativa falsa, infundada, pero repetida tan consistentemente que ha parecido convertirse en verdad. Nos encontramos, entonces, ante un caso típico de posverdad, en el que las apelaciones, a las emociones, a las creencias y a los sentimientos han tenido más influencia en la formación de la opinión pública y de los actores políticos, que los hechos objetivos y verificados” 

“¿Por qué todos los esfuerzos se han concentrado en la transformación del Poder Judicial Federal? ¿Dónde están las propuestas para remediar los profundos problemas de las instituciones policiales y las fiscalías, así como la atención a los millones de víctimas de delitos en México y quienes, por otra parte, viven el horror del sistema penitenciario?”, cuestionó. 

Y, a una semana de que Morena endureció la prisión preventiva, agregando nuevas causales, dijo que justamente es esta medida cautelar la que ha provocado tantas personas encarceladas sin sentencia, situación que se le achaca a los juzgadores.  

“¿No es esto precisamente lo que ocasiona en gran medida la prisión preventiva oficiosa que más que en ningún otro periodo de la historia de México se ha impulsado y continúa promoviéndose actualmente? Ello, no obstante, que sobre el Estado Mexicano pesa una condena de la Corte Interamericana de Derechos Humanos precisamente sobre este tema” 

Y criticó la postura triunfalista que han adoptado los partidarios del oficialismo, que celebran la implementación de la reforma, cuando sus resultados son inciertos. 

“Pienso, y al mismo tiempo, así lo deseo por el bien de mi país, que la expresión exclamada por algunos ´sí se pudo´, solo tendrá sentido, no ahora, sino cuando, en su caso, los hechos den constancia plena de que está funcionando el nuevo sistema que garantice de mejor manera los derechos de las y los mexicanos y un mejor sistema de contrapesos entre los poderes del Estado”. 

Dijo que espera que la reforma no consista en destruir. 

“Espero que la finalidad de esta reforma, por el bien de México, no consista en destruir, sino en construir un mejor sistema de protección de los derechos humanos; un mejor control de regularidad constitucionalidad; un mejor sistema de contrapesos entre los poderes del Estado, todo ello en beneficio de la sociedad y de nuestro país, pero esto solo se verá con el tiempo, que será cuando la reforma se podrá apreciar y evaluar en su totalidad”. 

ofv

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