viernes 17 mayo 2024

“La joya”

por Javier Solórzano

El proceso para conocer a detalle los entretelones de la Estafa Maestra apenas inicia. Si bien detrás de ella hay una acuciosa y sólida investigación periodística a partir de la detención de Rosario Robles, se van a  conocer detalles, los cuales por ahora son hipótesis y presunciones.

El paso dado por la autoridad muestra voluntad política para enfrentar la impunidad. Lo que viene conjunta dos vertientes.

Por un lado, desarrollar un proceso legal, en el que no caben errores y el cual debe caracterizarse por un debido proceso. Por otra parte habrá que ver hasta dónde llega la investigación y si alcanza a altos funcionarios de pasadas administraciones, pasando por el mismo expresidente.

López Obrador ha insistido en que Rosario Robles es un “chivo expiatorio”. Se deduce que el mandatario tiene información o presume que todo parte de las cabezas, sobre todo si nos atenemos a su repetida y conocida frase de que “habrá que limpiar las escaleras de arriba hacia abajo”.

Los escenarios que se le presentan a Rosario la van llevando a nuevos momentos de decisión. Espera llevar a cabo el proceso en libertad, el hecho podría obligarla a cambiar de manera dramática su percepción y estrategia de las cosas. Ha entrado en terrenos de la disyuntiva de hablar y señalar, o seguir callada.

Tendrá que decidir, porque las circunstancias la están llevando al límite. Lo que son las cosas; dos exfuncionarios del gobierno de Peña Nieto tienen información privilegiada que pueden colocar a quien era su jefe bajo una situación inédita y, sin duda, comprometedora.

Los dos están bajo proceso. Emilio Lozoya, prófugo de la justicia, y Rosario ya está en Santa Martha.

En el caso de Lozoya, ya se sabe que está dispuesto a hablar. Se la ha pasado amenazando, en el sentido de que va a dar a conocer, a través de un video, todo lo que sabe. Rosario Robles podría estar entrando en una disyuntiva similar.

El juez Felipe Delgadillo Padierna interpretó, muy a su manera, que hay una “joya”, porque Rosario tenía información sobre el papel que habrían jugado otros funcionarios de su mismo nivel y, el expresidente.

Es evidente que para una trama como la de la Estafa Maestra, Rosario Robles no podía actuar sola. El siguiente paso que está dando la FGR es ir por sus colaboradores; la cuestión es hasta dónde alcanzan las responsabilidades en este escándalo y si la exfuncionaria está dispuesta a abrir las puertas de la trama, sin importar quién esté de por medio.

Rosario ha entrado en los terrenos en que tiene que pensar en ella y asumir las responsabilidades que le competen. Ya está en la cárcel y ya se dio cuenta de que el halo protector que tenía ha desaparecido; es evidente que lo que está viviendo está fuera de lo que imaginó, a pesar de que esté metida en las entrañas de la Estafa Maestra.

Se sintió protegida porque, efectivamente, lo estaba, pero ahora debe asumir que la van dejando sola. La paradoja es que al estar en la cárcel, de alguna manera expía sus responsabilidades, tan sistemáticamente señaladas por la opinión pública.

Más que bajo un linchamiento, Rosario vivía desde hace tiempo con señalamientos que la colocaron en medio de innumerables críticas.

No es el mejor de los mundos estar en la cárcel, pero, insistimos, paradójicamente el hecho la puede colocar, al paso del tiempo, bajo escenarios distintos en los cuales hoy está.

Rosario debe saber que vive, desde hace tiempo, bajo el ojo severo de los ciudadanos. Merece, sin la menor duda, un juicio justo y no vengativo. Es cuestionable el por qué el juez tomó la decisión de encarcelarla; aunque Robles tenga que explicar muchas cosas, al tiempo que tomar nuevas decisiones.

RESQUICIOS.

Más nos vale prepararnos. Uno de los indicadores sensibles de la economía del mundo que son las Bolsas de Valores se vinieron ayer abajo, la razón es que la economía de Alemania se contrajo 0.1%. No la vamos a pasar bien, entre lo que pasa en el mundo y lo que nos pasa a nosotros.


Este artículo fue publicado en La Razón el 15 de agosto de 2019, agradecemos a Javier Solórzano su autorización para publicarlo en nuestra página.

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