Independientemente de las opiniones y preferencias de cada quien, el resultado de los comicios presidenciales en México es un hito dado que ha sido electa la primera mujer en la historia del país que regirá los destinos de la nación en los siguientes seis años a partir del próximo 1 de octubre. Han transcurrido 106 años desde que Hermila Galindo -cuya efigie aparece en los billetes de 1 000 pesos, al lado de Carmen Serdán y Francisco I. Madero- fue la primera mujer en la historia del país en postularse como candidata a diputada federal por el V Distrito Electoral del entonces Distrito Federal. Si bien Hermila Galindo no logró su objetivo, fue pionera en la lucha por el reconocimiento de los derechos políticos para las mujeres mexicanas. Pasarían varias décadas antes de que el 17 de octubre de 1953 se modificara la Constitución para posibilitar que a las mujeres se les reconociera el derecho a votar y ser votadas en el ámbito nacional y dos años más tarde fueran electas las primeras diputadas federales.
Con todo, el camino no ha sido fácil y el empoderamiento de las mujeres ha sido un proceso tortuoso. En México antes de las candidaturas de Xóchitl Gálvez y Claudia Sheinbaum, han contendido por la presidencia Rosario Ibarra de Piedra (en dos ocasiones, 1982 y 1988), Cecilia Soto (en 1994), Marcela Lombardo Otero (también en 1994), Patricia Mercado (2006), Josefina Vázquez Mota (2012) y Margarita Zavala (2018). En todos los casos de las féminas referidas, además de quedar lejos de las preferencias electorales frente a los candidatos hombres que fueron postulados en las respectivas contiendas, no se había visto tanto entusiasmo por parte de la sociedad mexicana en torno a la elección de las dos candidatas que obtuvieron el primer y segundo lugares -aunque con notable distancia entre ambas- en las elecciones presidenciales del día de ayer.
México se sumará así a la lista de los apenas 28 mujeres que en sendos países se desempeñan como jefas de Estado o de gobierno. ONU Mujeres estima que, a este paso, la igualdad de género en las altas esferas del poder en el planeta se logrará dentro de 130 años. De los 193 países miembros que tiene la ONU, sólo en 16 de ellos hoy hay jefas de gobierno, en tanto otras 15 son jefas de Estado. También ONU Mujeres señala que sólo el 22. 8 por ciento de las integrantes de los gabinetes son mujeres, en tanto únicamente 13 naciones tienen gabinetes donde el 50 o más por ciento de las carteras las encabezan las féminas.
Ahora bien: no se piense que las carteras que normalmente presiden las mujeres son del más alto perfil: generalmente se encuentran en ministerios sobre mujeres, inclusión social, familia e infancia, seguridad social y asuntos indígenas y de las minorías. Es menos frecuente encontrarse con mujeres al frente de responsabilidades tributarias, de economía, de asuntos del interior, defensa nacional, inteligencia o relaciones exteriores, que son consideradas como de mayor injerencia e importancia en la gestión de los asuntos públicos y que generalmente están en manos de hombres.
Mujeres que han gobernado/gobiernan en América Latina y el Caribe
Fuente: Deutsche Welle
A nivel parlamentario se observa una problemática similar. Solamente el 26. 5 por ciento de los escaños en las legislaturas a nivel global son ocupados por mujeres.
Según la Unión Parlamentaria únicamente cinco países del mundo cuentan con parlamentos en que las mujeres son mayorías, a saber: Ruanda (61 por ciento), Cuba (53 por ciento), Nicaragua (52 por ciento), México (50 por ciento), Nueva Zelanda (50 por ciento) y Emiratos Árabes Unidos (50 por ciento). Es de destacar el caso ruandés, donde el genocidio de hace 30 años produjo la muerte mayormente de hombres, lo que feminizó a la población del país, de manera que el 75 por ciento de sus habitantes en 1994, eran mujeres. En lo que hace a las mujeres emiratís, fue decisión del jeque Jalifa bin Zayed al Nahyan que se elevara la representación femenina en el Consejo Nacional Federal de un 22. 5 por ciento a un 50 por ciento para las mujeres a partir de 2019. El país muestra avances notables para lidiar con la equidad de género en el ámbito laboral, incluyendo licencias remuneradas por maternidad y menstruación. Asimismo, la ley posibilita que hombres y mujeres solteros tengan hijos sin estar casados. La internacionalización del país y la necesidad de atraer inversiones y mano de obra calificada de diversas partes del mundo, han hecho su parte para contribuir a la transformación socioeconómica del país, si bien subsisten retos. Aunque en ese caso, también es circunstancialñ: fue una decisión del emir la que ha inducido estos cambios. De todos los países punteros, Nueva Zelanda es el de mayor tradición al haber sido el primero en el mundo en reconocer el derecho de las mujeres al sufragio. A la fecha, dos mujeres han gobernado al país: Helen Clark y Jacinda Ardern.
Cuando se mira la lista de las mujeres más poderosas del mundo, la preponderancia de féminas de países desarrollados es evidente. La revista Forbes, en 2023, ubicaba a la presidenta de la Comisión Europea, la alemana Úrsula Von der Leyen en la primera posición -que seguramente mantendrá considerando su posible reelección en los comicios parlamentarios que se desarrollarán en breve en la Europa comunitaria. En segundo lugar, se encuentra la francesa Christine Lagarde, quien preside el Banco Central Europeo (BCE). En la tercera posición figura la vicepresidenta de EEUU, Kamala Harris. La lista la complementan Giorgia Meloni, presidenta del Consejo de Ministro de Italia en el cuarto lugar; la cantante estadunidense Taylor Swift en la quinta posición; la empresaria estadunidense Karen Lynch en el sexto escaño; la presidenta de Citigroup, la estadunidense-británica Jane Fraser en el séptimo lugar; la súper millonaria y empresaria estadunidense Abigail Johnson en la octava posición; la directora ejecutiva de General Motors, la estadunidense Mary Barra en el noveno escaño; y la decena la cierra la filántropa estadunidense Melinda French Gates. Cabe destacar que no figura ninguna mexicana en la lista.
Para el caso de las mujeres más poderosas de México, la revista Forbes, en 2023, colocó a la cabeza a Claudia Sheinbaum que en ese tiempo era todavía jefa de gobierno de la Ciudad de México. La siguen Altagracia Gómez, quien preside el grupo empresarial PEO; Katya Echarrazeta, primera mujer mexicana en viajar al espacio ultraterrestre; Alexa Grasso, peleadora especializada en artes marciales mixtas; la actriz Mabel Cadena; Esperanza Ortega, quien preside la Cámara Nacional de la Industria de la Transformación; Laura Quintana, presidenta de Cisco Networking Academy; María Herrera, activista y buscadora; Cecilia Fallabrino, presidenta de UPAX; Adriana Gallardo, fundadora de AGI Business Group; Rosa Icela Rodríguez, Secretaria de Seguridad y Protección Ciudadana; y Aria Medina, presidenta de la Asociación Iberoamericana de Inteligencia Artificial y Blockchain.
A pesar de la diversidad que caracteriza a esta lista -y de lo discutible que puede ser la metodología empleada para incluir y excluir a ciertas mujeres- es un indicador de los diversos ámbitos de desarrollo profesional y activismo social que hasta no hace mucho estaban vedados para las mujeres mexicanas. Con todo, siguiendo al Índice Global de Brecha de Género que cada año elabora el Foro Económico Mundial, hacia 203 México había retrocedido dos lugares respecto al año anterior, para ubicarse en la 33ª posición. Los punteros, en el citado índice suelen ser los países nórdicos y Nueva Zelanda, si bien Nicaragua logro colocarse en la séptima posición.
Para que México pudiera escalar en el citado índice, es menester resolver problemas de equidad fundamentales, por ejemplo, el acceso al empleo, a seguridad social y a un salario justo. En éste rubro, por ejemplo, un hombre y una mujer que realizan el mismo trabajo no reciben la misma remuneración, toda vez que por cada 100 pesos que le son pagados al hombre, la mujer recibe 76. 4 pesos. Más de la mitad de la población económicamente activa trabaja en la informalidad, con proporciones semejantes entre hombres y mujeres, pero dicha informalidad limita las posibilidades de mejorar la calidad de vida de las mujeres y las familias. Hoy por hoy, según el citado índice de brecha de género, las mujeres mexicanas tienen 23 por ciento menos posibilidades de acceso a las misas oportunidades que los hombres.
Fuente: Foro Económico Mundial.
La educación es fundamental para el progreso y empoderamiento de las niñas y las mujeres. En 2023 la Secretaría de Educación Pública (SEP) cumplió 100 años de existencia, pero sólo ha tenido a tres titulares mujeres: Josefina Vázquez Mota (2006-2009), Delfina Gómez (febrero 2021-septiembre 2022) y Leticia Ramírez Amaya (2022). Generalmente quienes han presidido esta dependencia la emplean como plataforma política para acceder a cargos de “mayor peso” en la alta política. Lo irónico es que la educación básica, por ejemplo, siempre ha recaído esencialmente en mueres, dado que el 75 por ciento del personal docente son féminas, cuyo trabajo, de todos modos, es infravalorado. A nivel de educación superior, hay una tendencia a la feminización de la matrícula en las universidades pero este fenómeno no se puede analizar en solitario excluyendo las condiciones familiares, económicas, culturales, psicológicas y familiares de las estudiantes.
En suma, los datos expuesto muestran que México ha desarrollado políticas públicas para el empoderamiento político de las mujeres, empujando una composición equilibrada entre hombres y mujeres en el gabinete presidencial a nivel federal; propiciando una composición equitativa en el poder legislativo, si bien todavía hay un largo camino por recorrer en terrenos como la participación económica, la salud y la supervivencia. Un tema relacionado con ello y muy invisibilizado es el de las labores de cuidados, que reposa de manera desproporcionada en las mujeres, pero que además es un trabajo escasamente remunerado. Datos del INEGI señalan que el trabajo de los cuidados equivale al 27. 6 por ciento del PIB, erigiéndose así en un “subsidio” a la economía nacional que recae sobre todo en las mujeres. ONU Mujeres insiste que, si este tema es gestionado adecuadamente, al igual que políticas de equidad en oportunidades y otros ámbitos de la economía, para 2030 el PIB nacional podría crecer hasta en un 15 por ciento respecto al de 2020 si se lograra incorporar a 8. 2 millones de mujeres a la economía en condiciones de equidad.
Por último, pero no menos importante, la lucha contra la delincuencia organizada es una prioridad cuyo abordaje deberá tomar en cuenta las políticas fallidas y reemplazarlas por una visión preventiva, apoyada en la educación, la equidad, la recomposición del tejido social y la vinculación con la agenda de desarrollo. Los programas sociales del gobierno federal se ha visto que no son suficientes para atender las causas de la violencia, la que se explica también por la corrupción de las autoridades. Sí, las estadísticas dan cuenta del declive de los homicidios, pero también del incremento de los feminicidios en el país. La violencia contra las mujeres es un fenómeno multifactorial que requiere un abordaje inter, trans y multidisciplinario. ¿De qué servirá tener a una mujer en la presidencia si los viejos hábitos, prácticas y corruptelas persisten? Que el arribo de Claudia Sheinbaum a la primera magistratura del país sea por el bien de México.