Las discusiones públicas en México suelen correr y perderse dentro de nebulosas frecuentes en las que solo existen alegatos de unos contra los alegatos de otros, mientras que los contenidos (el fondo de la cuestión) se desdibuja. Podemos traer a cuento innumerables ejemplos pero mejor… al grano, insisto, porque no se trata de un caso excepcional sino una situación muy generalizada.
En esas estábamos cuando el Director de etcétera tuvo una idea sugerente: instalar en el portal de la revista una pequeña sección que describa y explique “lo más básico”, los conceptos, valores o fines que danzan –a veces sin poderse ver- en el torbellino de nuestro debate público.
Intentar ofrecer un servicio, no tanto para opinar, sino para entender.
A menudo tendremos que traer obviedades al escenario, simples a,b,c’s, pero en la era de la posverdad parece indispensable, pura sobrevivencia. Este es el primer esfuerzo.
TERCER PAÍS SEGURO
Todos lo sabemos: el día 7 de junio, será recordado como una fecha de quiebre del orden diplomático mexicano.
Y no es que nuestro país hubiera sido un paraíso para los migrantes centroamericanos y de otras naciones. No es que nos hayamos caracterizado por nuestra humanidad y buen trato. Pero al menos -en el papel- México debía cumplir con sus acuerdos multilaterales y no prestarse a medidas coercitivas ni persecución alguna en contra de toda esas personas que intentan cruzar al otro lado (el norte), y por torrentes.
Con el acuerdo del 7 de junio dos cosas cambiaron: 1) México dispuso una enorme cantidad de efectivos y recursos propios para impedir el cruce de migrantes en su frontera sur y la Guardia Nacional fue ocupada en esa tarea, y 2) México se haría cargo de los deportados que Estados Unidos regresaría mientras daba trámite a su residencia (o no).
El lunes próximo ocurrirá una tercera novedad: el gobierno norteamericano nos evaluará. Mientras tanto Trump insiste en ir todavía más lejos y en los hechos, convierte a México en el denominado “tercer país seguro”. ¿Qué significa esto? ¿cuál es su origen? y ¿qué implicaciones tiene?
La estudiosa Mónica Rebolledo acudió a la Oficina de las Naciones Unidas para los Refugiados y encontró lo siguiente: “La idea de tercer país seguro surge a raíz de la Convención sobre el Estatuto de los Refugiados que se firmó en Ginebra, Suiza, en 1951 y se aplica a los países en los que los refugiados pueden disfrutar de asilo sin ningún peligro…
La ACNUR menciona que el término país seguro se planteó formalmente en la Conferencia Diplomática sobre Asilo Territorial de 1977 y en la Conclusión No. 58 sobre movimientos irregulares se establece que “un refugiado puede ser devuelto al país de primer asilo si la persona puede entrar y permanecer allí, está protegido contra la deportación y se le trata de acuerdo con las normas humanitarias básicas…”.
Hasta aquí ¿siguen la idea? Soy un perseguido por el crimen, yo quería ir al país “A” pero tuve que pasar por el “B”. El “A” no me recibió, si el país “B” (donde no me propuse ir) reúne ciertas condiciones de seguridad para mi, entonces tiene la obligación de rescatarme y darme techo, agua, comida, trabajo, escuela y salud.
Continúa la ACNUR en sus conclusiones 151 y 852: los estándares mínimos de garantía para poder ser considerado como un tercer país seguro son:
1. Debe respetar el principio de “no devolución” es decir, que no deporte a las personas que corren riesgo en sus países de origen.
2. Debe garantizar el acceso a la residencia, al trabajo, a la salud y a la educación.
3. Debe priorizar la reunificación familiar.
Si lo vemos bien, no es una buena solución ni para el migrante ni para el denominado “tercer país”.
No sorprende que el concepto no haya sido adoptado como parte del derecho internacional y no haya una suscripción oficial (salvo en el caso de Estados Unidos-Canadá y como parte de una carta más amplia, su plan fronterizo binacional). Pero ni siquiera en el cacareado caso turco, podemos encontrar la calidad de un “Acuerdo” entre países. Allí se trata de un mecanismo que se experimenta en las islas griegas del Mar Egeo (fuera de suelo turco) donde miles de migrantes se hacinan en una especie de cinturón sanitario administrado por el gobierno de Turquía a cambio de 3 billones de euros suministrados a lo largo de dos años a evaluación (¿les suena?).
Entendámonos: en Canadá se trata de un formal agreement firmado con pompa y circunstancia en 2002 para entrar en vigor en 2004. En el caso de Turquía es una statement (declaración).
Estamos en condiciones de recapitular:
- En todas las épocas encontramos muchas personas desesperadas que huyen de sus países de origen.
- El problema que se atiende es: mi vida y la de mi familia corre peligro, debo encontrar asilo en otro país.
- Después de la Segunda Guerra Mundial, el problema se reconoció como parte del derecho “de los refugiados”.
- La figura de tercer país seguro se precisa en 1977.
- Solo funciona, con toda formalidad internacional, entre Canadá y Estados Unidos luego de discutir que existen “migrantes abusivos”, que exageran su riesgo para lograr residencia.
- Canadá es un país que puede adoptar esa forma por su desarrollo (no puedo ir a EU, bueno, no está mal Canadá) y porque el tamaño del flujo migratorio es moderado, manejable para el “tercer país”.
- Turquía aceptó esa condición y se encuentra en un estatuto especial: “Un acuerdo informal –definido así por la Corte de Justicia de Luxemburgo- entre Turquía y los estados miembros de la Unión Europea y no el Consejo para Europa”. Pero ojo: aún es una “declaración”.
De modo que la figura de tercer país seguro beneficia al país que los migrantes quieren dirigirse, pero decide rechazar. Perjudica al migrante y al país de tránsito.
Comprendamos a E.U. claro. Pero entendamos que es un problema multilateral (país de expulsión, país de tránsito, país objetivo). Así debería ser discutido. Tal es uno de los fondos de la gran discusión que viviremos en los próximos días.