Hoy la moda es hablar de convergencia tecnológica, es decir, la posibilidad que en un mismo canal con suficiente ancho de banda puedan correr tres servicios: Inter net de alta velocidad, comunicaciones de voz y datos o contenidos audiovisuales. Los servicios se ofrecen en paquete, con una misma tarifa se pueden obtener los tres, pero por lo pronto esto apenas se abre camino en nuestro país y lo que tenemos es una convergencia a medias.
Desde el 3 de octubre de 2006 fue publicado en el Diario Oficial de la Federación el acuerdo con el cual entraron en vigencia las reglas que permiten a las empresas telefónicas y de televisión por cable ofrecer servicios integrales de telefonía, televisión e Internet.
Actualmente esas empresas ya ofrecen dichos servicios. Telmex ha lanzado Prodigy Media (www.prodigymedia.com.mx), donde lo destacado hasta ahora es la pobreza de la oferta.
Tal como quedó asentado en el acuerdo de marras no se percibe que la convergencia vaya a ser el instrumento que permita ofrecer una pluralidad de la oferta, que la misma se torne en la posibilidad de contar con una gama de opciones públicas de comunicación convencional. Así, el encuentro de medios y tecnologías de punta sigue la lógica que domina a la corta historia de la convergencia en nuestro subcontinente, pues la misma sólo se entiende como algo técnico y todo se reduce a un nuevo modelo de negocio.
A escala mundial todo apunta a que la convergencia no tiene nada que ver con las cuestiones educativas y culturales, el objetivo es el entretenimiento, que ahora se traslada a la pantalla (de TV y el monitor). El interés es claro: que la convergencia sea el despegue global del comercio electrónico, que el mismo se pueda apuntalar gracias a esos privilegiados canales de distribución de contenidos que son la televisión e Internet. Al mismo tiempo dicha convergencia no se puede disociar de la idea que será ideal para que las empresas que ofrezcan tales servicios obtengan ingresos por venta de publicidad.
Éste es en síntesis el camino que se emprende para concretar la tercera fase de la televisión interactiva, por lo que actualmente se trabaja en el desarrollo de las plataformas que hagan posible la transferencia de información entre formatos digitales y televisión. Por lo pronto ya se ha avanzado en el desarrollo de servicios interactivos como aplicaciones bancarias, trámites administrativos, obtención de noticias, publicidad interactiva, etcétera.
Así, la revolución tecnológica está en marcha y ya ha convertido a la televisión en un dispositivo útil e interactivo con posibilidades ilimitadas, pero para que las mismas sirvan para potenciar el desarrollo educativo, faciliten la habilitación permanente de las competencias y se torne en una interfaz sólida en la conformación de cultura y conocimiento, se requieren sólidas políticas públicas, donde intervengan talentos de diversas disciplinas, instituciones educativas y organizaciones civiles, organismos empresariales e instancias gubernamentales.
El acuerdo no estableció protección alguna para impedir la concentración de los servicios derivados de la convergencia, vulnerando el artículo 28 de nuestra Constitución. Lo que estimula el fortalecimiento de monopolios. En México no se descubre el hilo negro si se dice que por la ubicación estratégica que tienen Televisa en la creación de contenidos y Telmex en el servicio de banda ancha -que controla 90% de las conexiones de esta modalidad-, estas empresas serán las ganadoras a mediano plazo. El plato lo tienen servido y esperemos que no suceda lo mismo con la tecnología WiMax, que es el estándar de transmisión de datos vía microondas por medio de accesos concurrentes en áreas de hasta 48 kms de radio y velocidades de hasta 70 Mbps.
Dichas empresas serán las que podrán ofrecer a los consumidores auténticos servicios triple play en términos y condiciones económicas favorables al consumidor y desplazar a cualquier competidor. Pero por lo pronto allí tenemos la pobre oferta de Prodigy Media, ejemplo de lo que nos espera en esta materia.