La primera portada de este semanario Proceso corresponde al 8 de octubre de 2006 y la otra al 4 de marzo de 2007, es decir, se publicaron hace casi diez años, cuando los editores de la revista eran implacables con el empresario Carlos Slim por la enorme riqueza obtenida al amparo de los favores presidenciales, por ejemplo aquel regalo llamado Telmex que Carlos Salinas le dio al ingeniero, y luego ya el monopolio que el ingeniero detenta en la industria de la telefonía fija y móvil.
Digamos junto con Perogrullo que cambiar de opinión forma parte de la naturaleza humana y que, en el ámbito periodístico, ello implica la obligación ética de informar a las audiencias los motivos de esos cambios. No obstante, para los editores de Proceso ese no es un imperativo ético, menos aún cuando su fundador dijo alguna vez que la ética es Proceso y que la revista no daba explicaciones sobre su línea editorial. Por eso es que los lectores ignoramos qué ocurrió con los directivos de esa publicación que hace casi diez años eran tan duros con Slim y luego amainaron sus cuestionamientos hasta convertirse en uno de los defensores más recalcitrantes de sus intereses, a grado tal de que ahora no se meten con él ni con el pétalo de una nota. Es uno más de los Slim Media y así descarga su furia contra Televisa un día sí y otro también