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Este artículo fue publicado originalmente en la edición 169 (Diciembre del 2014) de la revista impresa lo abrimos de manera temporal para su consulta.

El pasado 16 de septiembre, Miley Cyrus cometió un acto que, aunque superfluo, fue un gesto inequívoco que castiga la ley mexicana: durante una presentación en la Arena Monterrey se hizo golpear un par de nalgas postizas que agitaba a modo de baile con una bandera nacional. El acto, que quedó registrado en la prensa local y en algunos medios extranjeros, costó una multa de 16 mil 822 pesos, cifra radicalmente inferior a lo que hubiera gastado anunciándose en cada uno de estos sitios.

Atestiguamos un fenómeno de alcance internacional: la preeminencia del cuerpo femenino vuelto, además de espectáculo, noticia, que amenaza con transformar a los medios informativos menos rigurosos en medios de entretenimiento. Personalidades del espectáculo que promocionan su imagen mediante el exhibicionismo y el escándalo encuentran en esta tendencia un terreno propicio para ganar presencia. Se trata de un intercambio acordado tácitamente: mientras garantizan audiencia a los medios que se prestan a publicitar estas maniobras como si se tratara de una noticia, las “artistas” ganan presencia dentro del espectro mediático. Es casi publicidad gratuita.

Un moño rojo

Acceder al flujo informativo que circula en la red es semejante a exponerse al ruido que suman una parada de autobuses, un mercado ambulante y una obra vial. El origen de cada sonido es casi indiscernible y solo algunos pueden identificarse: aquéllos cuya intensidad resalta del rumor en que se convierte esa orquesta urbana. Teniendo en cuenta el crecimiento de usuarios de Internet en América Latina (donde hay aproximadamente 176 millones) solo podemos imaginar la inmensa cantidad de datos que se procesan a diario para abastecer la diversidad de fuentes que ofrece la red y el esfuerzo que ello implica a los medios periodísticos para destacar como oferta informativa.

El estudio anual sobre Estrategias Digitales y Publicidad On-Line de la Sociedad Interamericana de Prensa prevé que en unos dos años, los hábitos del consumidor de información en dispositivos móviles marcarán una tendencia: la información se difundirá principalmente cuando éste la comparta, de modo que el consumo directo de medios se verá reducido y sus distribuidores tendrán que adaptarse haciendo de sus publicaciones algo que sus usuarios deseen compartir. Si la oferta no provoca una reacción inmediata, se desechará y perderá presencia. Por lo tanto, contenidos que desde su presentación (el encabezado o sus imágenes) sean chocantes o enervantes lograrán mayor atención.

El estímulo sexual como herramienta publicitaria ha probado ser tan eficaz que incluso medios periodísticos, ávidos de un público que migra masivamente a la amplísima oferta de la red recurren a ella. Prueba de esto puede encontrarse en los portales web de muchos rotativos, cuyos apartados de las notas más leídas o comentadas suelen estar repletos de este tipo de información.

Un ejemplo fehaciente del poder que tiene el factor sexual para atraer la atención de los medios de comunicación es que a finales de septiembre, a menos de un mes de ocurrir el llamado #CelebGate (la difusión de fotografías íntimas de más de cien mujeres de la farándula en las que aparecen semidesnudas o desnudas), un mensaje en el mismo foro que difundió estas fotografías anunció que la próxima víctima sería Emma Watson, coprotagonista de la serie filmográfica Harry Potter, e incluso se abrió un sitio que mostraba una cuenta regresiva para aumentar la expectativa. Cuando ésta llegó a cero, el sitio reveló ser una simulación de la agencia de mercadeo Rantic, la cual aprovechó la atención que se prestó a esta farsa para publicitar una petición de censura al foro en que comenzó el #CelebGate. Anunciar sexo bastó para atraer a la prensa.

Ofertar deseo

En los años 80, con ese toque tan poco sutil que caracteriza al humor gringo, el comediante Bill Hicks aventuró una predicción sobre el futuro de la publicidad. “Aquí ves la cara de la mujer. Hermosa. La cámara se aleja: tiene los pechos desnudos. La cámara se aleja: está completamente desnuda, piernas abiertas, dos dedos aquí [en la entrepierna] y solo dice: ‘Beba coca'”. Sin embargo, como suele suceder, la realidad rebasó a la ficción y, en este caso, hasta dejó a Hicks luciendo moderado. No es que los cortes comerciales hayan alcanzado ese nivel de cinismo, sino que numerosas “personalidades” se hacen propaganda diseñándose como un prototipo de sexualidad de la más diversa índole, al que la prensa recurre para sazonar su oferta.

El mejor ejemplo es la fama inexplicable de la exuberante Kim Kardashian, quien tiene dos hitos en el mundo de los medios: en 2007 se estrenó un reality show titulado “The Kardashians“, que documenta el lujo en el que viven las hermanas Kim, Kourtney y Khloé Kardashian, así como su atractivo; además, en 2003 se filtró un video íntimo que muestra a Kim teniendo relaciones sexuales con el rapero Ray J.

Pese a no tener una carrera artística, forma parte del panteón de la farándula gracias a que la prensa siempre está atenta a sus pasos (y contoneos), por lo cual goza de una reputación que le permite explotar plenamente su imagen. El costo de contratarla para representar un producto es de entre 750 mil y un millón de dólares. Si además hace falta que se presente personalmente, la empresa debe facilitarle cinco boletos de avión y estancias en hoteles, ambos de primera clase, y los honorarios de su equipo de maquillaje y cabello.

Siguiendo la misma línea, en agosto de 2014, la cantante Nicki Minaj presentó un remix de la canción Baby Got Back, al que tituló Anaconda. En el video aparece Minaj acompañada de un grupo de bailarinas que coreografían lo que en inglés se denomina twerking, un baile muy similar al perreo que consiste en agitar las nalgas. La imagen con que se promocionó este sencillo muestra a la cantante de espaldas y en cuclillas, con una tanga que resalta la separación de sus glúteos.

Por llamativa que pueda ser esta imagen, no hubiera llegado a tantas personas si Miley Cyrus no hubiera subido a su cuenta de Instagram (la cual tiene más de 13 millones de seguidores) un pastiche en el que sustituyó la cabeza de Minaj por la suya y aclaró un poco su tono de piel, aparentando una parodia. Si bien la mayoría de los medios de comunicación abrió el telón de esta simulación al consignar el hecho como una burla, tan solo los rasgos del espectáculo que ofrece Cyrus permiten descartar que lo fuera. Sin embargo, una vez que sus nombres quedaron asociados, Minaj disparó su presencia en las redes sociales y en la prensa.

El antídoto rechazado

No debe confundirse el repudio al contenido sexual disfrazado de noticia con una aversión a la desnudez. Esta tendencia noticiosa podría hacer creer que la sexualidad se limita al prototipo de mujer que protagoniza los medios, pero el arte nos salva. Si bien la finalidad es similar, existe una gran diferencia entre el contenido erótico y las noticiassobre traseros: uno trabaja la estética en distintos niveles para celebrar la belleza del cuerpo humano, mientras que el otro lo embute de prejuicios.

Esta alternativa puede encontrarse sitios como nalgasylibros.com, una propuesta surgida en Venezuela, a cargo de una mujer llamada Anita, que contiene, junto con galerías de fotografía erótica, poemas, cuentos, recomendaciones literarias y artículos propios de los mejores años de Playboy, publicación que ha contado con las plumas de autores como Gabriel García Márquez, Ray Bradbury, Jack Kerouac, Vladimir Nabokov, Doris Lessing y Arthur C. Clarke.

Es curioso cómo, dentro de este contexto que muestra lo ampliamente consumida que es la información sexual, otro tipo de manifestaciones francamente eróticas son marginadas. El pasado mes de junio, por ejemplo, el Museo Nacional de Arte (Munal) publicó una disculpa en su página de Facebook debido a una serie de denuncias que se reportaron por la difusión de fotografías del material que integraba la exposición “El hombre al desnudo”, donde además pedía a los usuarios que dejaran de denunciar las imágenes, pues el servidor podría cerrar definitivamente su página. Sin embargo las denuncias continuaron y al poco tiempo la página se vio clausurada.

Aunque esta censura, en relación con el éxito que los contenidos antes citados, pudiera explicarse por el choque que produce el desnudo masculino a quienes solo acostumbran ver mujeres desnudas, queda expuesta la doble moral que revela la sociedad mexicana al confrontarse con el liberalismo absoluto.

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