etcétera está a punto de cumplir un año más de vida. Lo hace de cara a retos y certezas. En estos años se ha consolidado como una publicación de referencia en el nicho objeto de su atención, los medios de comunicación. Esa quizá sea una de las principales certezas que tiene etcétera. La vida de este medio ha transitado por distintas etapas que responden a momentos y necesidades determinados. Primero empezó como una publicación de reflexión y ensayo que moviera a pensar sobre los grandes temas de la agenda nacional e internacional, siendo su primer director Raúl Trejo Delarbre. Trejo, como es sabido, tiene un apreciable reconocimiento tanto por sus aportes académicos como por sus inteligentes y bien escritos artículos periodísticos. Una segunda etapa se materializa con el pase de la estafeta de etcétera a su discípulo Marco Levario Turcott , quien retomó las grandes líneas originales y le fue imprimiendo su propio sello personal a la publicación. Terminó dándole un giro periodístico a la revista sin abandonar la difusión de textos de largo aliento. Esta apuesta de analizar la coyuntura sin olvidar lo intemporal demostró ser en los hechos una fórmula exitosa.
Como todo, ese ejercicio periodístico no ha estado exento de problemas. Acaso el más fuerte, desde mi perspectiva, era evaluar si etcétera debía ser un espacio para convertirse en vocero de una causa, por más buena que ella fuera o, por el contrario, observara las reglas éticas del periodismo ancladas en la pluralidad y en la diversidad de historias y opiniones. Decía con razón John Stuart Mill que la verdad sólo se alcanza escuchando todas las voces que tienen algo que decir sobre ella. Ésa fue la apuesta de etcétera desde mi punto de vista en estos años. De nueva cuenta la historia se repite. Marco Levario ha decidido ir a legítimos nuevos derroteros laborales. Tareas que por ética periodística consideró que se debían llevar a cabo fuera del proyecto periodístico, al que le ha dedicado buena parte de su vida profesional.
En ese tenor, Laura Islas, discípula de Levario, ha sido designada como directora, lo cual me da mucho gusto por tres razones fundamentales: a) Porque se trata de una periodista que combina juventud con una gran experiencia y que conoce bien a bien etcétera, pues ha laborado en sus distintas áreas editoriales desde la segunda etapa de la revista; b) Porque conoce y reconoce la importancia de la ética periodística como un valor que debe normar a un medio de comunicación, particularmente cuando se trata de una iniciativa editorial que ejerce escrutinio sobre la actividad mediática, y c) Porque es una persona con ideas propias que desde la toma de decisiones puede traducirlas en acciones que no sólo mantengan el prestigio de etcétera, sino que le aporten elementos de valor agregado.
Hago votos porque etcétera como ayer, como hoy y como mañana siga siendo un referente de la agenda de los medios