¿Cuál es la función de los medios públicos?
Deben ser espacios naturales para el ejercicio de la libertad de expresión y para el fomento de la participación informada de los ciudadanos en el debate público. Tienen también objetivos muy importantes en relación con el apoyo a la educación, la promoción de la cultura y la preservación de la identidad de un país. Sin embargo, a cada contexto sociopolítico corresponden funciones con matices distintos. En México destaca la necesidad de que constituyan una oferta de comunicación alternativa y complementaria al predominante modelo comercial.
¿Cómo debe ser diferente?
Primero, hay que entender muy bien a quién se dirigen. Existen, por ejemplo, demandas de comunicación muy claras de sectores de la sociedad que no necesariamente son mayoritarios, pero que sí requieren disponer de canales de expresión, de infraestructura, servicios y experiencia en el manejo de los medios para atender esas necesidades concretas, las cuales no podrán ser resueltas nunca por un modelo de comunicación que funciona con propósitos fundamentalmente mercantiles.
Los medios públicos deben contribuir a preservar, fomentar y ejercer las diversas expresiones culturales que conviven en nuestro entorno nacional, las maneras de ser y los valores propios de la sociedad, pues para un país es central estar en contacto permanente con su propia historia.
La oferta de comunicación con fines de lucro se ocupa principalmente de incrementar y asegurar el rating. Los medios públicos deben proponerse, en cambio, la aspiración ética de ser reflejo de una sociedad plural y diversa, que ya decidirá si elige sus contenidos o no, pero que tiene derecho a disponer de esa posibilidad.
Otra función es la de acompañar la instrumentación de políticas públicas, aportando los contextos, las opiniones y el debate en torno de los problemas del país y las soluciones que se proponen para que éstas sean mejor comprendidas. Nunca como instrumentos de publicidad o de propaganda de las acciones de gobierno, ni de los intereses políticos o electorales de funcionarios o de partidos, pero sí mediante la aportación de elementos para enriquecer el debate, sustentar mejor las decisiones públicas y promover la eficacia a esas políticas y acciones.
Algo muy importante es la oferta periodística, en tanto que sigue haciendo falta una cobertura informativa de referencia que acompañe y favorezca el proceso de consolidación de una cultura democrática en el país. Las empresas de radio, televisión y prensa imprimen de manera natural sus propios sesgos a la cobertura periodística que ofrecen, porque responden -por cierto, sin violar ninguna ley- a sus propios intereses. Si bien no hay objetividades absolutas en el periodismo, una aspiración ética, particularmente desde los medios públicos, tiene que ser la de ofrecer periodismo profesional y libre de compromisos, autónomo, y capaz de responder únicamente al interés público, mirando a los radioescuchas como ciudadanos y no como consumidores.
¿Cuáles serían las características que los medios públicos tendrían que retomar de los comerciales?
Hay que superar la vieja idea de que el modelo de comunicación de servicio público es antagónico al modelo comercial, no tienen que ser modelos en conflicto, ni siquiera tendrían que estar contrapuestos. El fortalecimiento de una oferta de carácter público no tiene que implicar el deterioro de la industria comercial. Al contrario, estoy seguro que tendría como efecto una mejor calidad de los contenidos de ambos modelos.
El rating, por cierto, es algo que también importa en los medios públicos, pero no como fin último, sino como instrumento para cumplir con su función social; no sólo importa tener a más gente atendiendo a nuestras emisiones, sino que les podamos ofrecer algo con calidad y relevancia.
Los medios públicos deben apostar fuerte también a la calidad y a la innovación. La radio pública no debe ser de ningún modo aburrida ni estática, tiene que ser una radio agresiva en la búsqueda de más audiencias.
Es difícil suponer que de la noche a la mañana la sociedad va a exigir airadamente la existencia de más medios públicos si no le mostramos y la convencemos de la importancia y el valor de lo que puede ofrecer este modelo de comunicación. Me parece que actualmente existe muy poco conocimiento de eso y en general del concepto de medios públicos, creo que debemos delimitar mejor nuestros rasgos de identidad y promoverlos más.
¿A qué te refieres cuando dices que México debe encontrar su propio modelo de medios públicos?
Los llamados medios públicos en México fueron percibidos como instrumentos de comunicación política del régimen -y de hecho lo fueron- pero eso ha cambiado junto con el país. Se ha intentado perfilarlos más como los modelos de medios realmente públicos que existen en democracias más consolidadas. Es común que se aluda a los modelos y las instituciones que existen de otros países, lo cual está bien para aprender de aquella experiencia y recoger lo que puede servirnos, lo que no me parece posible ni deseable es imitar en México esos modelos, pues nuestra realidad y nuestra historia son muy diferentes y debemos crear el nuestro.
¿Habría que plantear este modelo en una nueva ley?
Sí, pero antes habrá que ponernos de acuerdo en qué queremos hacer. Fortalecer el modelo mexicano de comunicación de servicio público implica invertir en ello capital económico y político. Habrá que discutir, por ejemplo, si queremos que responda a las múltiples realidades locales o que constituya una visión homogénea que llegue a todo el territorio, en fin, habrá que establecer y lograr consensos, primero en torno a la orientación de la política pública que luego tomará forma en nuevas reglas del juego.
¿Qué tan viable ves el consenso en una propuesta?
Depende del interés y de la voluntad política que realmente exista. Debemos superar la polarización extrema del debate en materia de radiodifusión. Se requiere dialogar y eludir los extremos. No es imposible, pero es obvio que sí será difícil.
¿Cuál sería el papel del gobierno?
Central, pero no se puede esperar que la solución venga solamente del gobierno, es un proceso de responsabilidad compartida. Lo que el gobierno tiene que asumir es la decisión de fortalecer su estructura, a sus medios de comunicación pública, y debe favorecer que ese consenso se dé.
Por otro lado, el gobierno tiene que establecer su agenda y sus prioridades de acuerdo con una perspectiva integral del país y no me parece que se avance mucho abriendo demasiados frentes al mismo tiempo, sobre todo en un entorno político como el nuestro, que de pronto se vuelve tan poco estable.
¿Cómo debe ser su financiamiento?
En el Imer, 70% de su presupuesto corresponde a transferencias fiscales. El resto, son recursos autogenerados, bajo un esquema en el que tenemos estaciones permisionadas y concesionadas. Necesitamos diversificar las formas de financiamiento, para que no dependan los medios públicos sólo -o tanto- del presupuesto federal. Eso es necesario para promover mayor independencia y autonomía de gestión.
¿Son posibles otras fuentes de financiamiento?
Nosotros captamos recursos mediante la venta de publicidad y algunos patrocinios, porque la ley nos lo permite. Vendemos también servicios de producción radiofónica a clientes de la iniciativa privada y del sector público. Pero necesitamos reglas más claras, distintas a las que rigen la comercialización en los medios con fines de lucro, pero que nos permitan incrementar y diversificar nuestros ingresos. Debemos, por ejemplo, definir mejor los alcances de la figura del patrocinio.
¿No deben comercializar parte de su tiempo aire?
Pienso que no hay que disputar necesariamente el mismo spot o la misma campaña publicitaria. Los medios públicos y privados responden a naturalezas distintas. Y debemos buscar recursos bajo reglas también distintas.
Debemos convencer al anunciante de invertir en los medios públicos, para tener una presencia diferente. Creo, por ejemplo, que además de buscar la inversión de las instituciones públicas, existe una gran oportunidad de captar recursos del sector privado, sin confundirnos con lo que hacen los medios privados. Entonces, sí debemos competir por los mismos recursos, pero creo que bajo reglas distintas y con propósitos también diferentes.
Algunos medios comerciales siguen aludiendo a una supuesta competencia desleal, lo cual será más falso, en la medida en la que las reglas sean más claras, pero sin duda habrá resistencias como esas que vencer. Los radiodifusores privados deberían comprender que su participación sería importante en la ruta de crear un modelo mejor y más consistente de medios de servicio público.
¿Qué opinas de la propuesta de ley elaborada por el despacho Zambrano y Madrazo a petición de la Red de Medios Públicos?
Creo que tiene muchos flancos débiles, pero hace un recuento de temas y de propuestas que se suman de manera útil a lo que podría estar en el punto de partida de la discusión. Tiene la virtud de ser un reflejo de la inquietud que existe en el país por fortalecer un modelo de radiodifusión de servicio público.