lunes 04 diciembre 2023

La intimidad del soldado

por José Carreño Carlón

El régimen priista vigilaba todo, incluso a su soldado Emilio Azcárraga Milmo. La vida pública, privada e íntima del primer heredero del imperio Televisa fue registrada palmo a palmo por los servicios de inteligencia del viejo sistema político.

Personaje de luces y sombras, “El Tigre” Azcárraga llegó al mando de la empresa en 1972, cuando sólo el PRI tenía derecho a gobernar en México. Entonces los favores eran mutuos entre gobierno y Televisa. Gracias a la decisión discrecional del Presidente la empresa obtuvo cientos de concesiones del espectro radioeléctrico y se convirtió en la única opción durante más de 40 años. A cambio, “El Tigre” evitó difundir cualquier información que pudiera lastimar al poder político y de ello acusan recibo los archivos del propio gobierno.

Por ejemplo, durante el conflicto médico de los años 60, según registra un reporte de la Dirección Federal de Seguridad fechado el 22 de enero de 1965 –en poder de etcétera–, después de una asamblea en el hospital 20 de Noviembre, cuando la Asociación Nacional de Médicos del ISSSTE decidió apoyar el paro de labores del movimiento que inició en 1964 reclamando independencia sindical del aparato coorporativo, “los directivos de la Asociación de referencia”, escribe la DFS, serían “entrevistados por representantes de radio y televisión (…) pero Rómulo O’Farrill y Emilio Azcárraga, empresarios de medios de difusión de esa índole se opondrán a ello por considerarlo perjudicial para el gobierno”.

Las protestas de los médicos no existieron en Televisa (como muchas otras cosas en la actualidad) aunque el episodio tenía tal relevancia pública que se ubica hoy en la historia de los conflictos más significativos que heredó el presidente López Mateos a Díaz Ordaz, quien lo resolvió con saldos de represión. Las pantallas de “El Tigre’ no informaban nada que pudiera incomodar al régimen, porque él era, según sus palabras, parte de “el sistema”.

Evitar deserciones

Hablando de Televisa, Azcárraga declaró el 20 de marzo de 1990: “La empresa está con México, con el Presidente de la República y con el PRI (…) nosotros somos del sistema”. Un sistema que evitaba la deserción de sus incondicionales espiando su vida íntima para tener elementos disuasivos a un posible cambio de lealtad.

Durante el priismo, presidentes como Luis Echeverría llamaban “amigo” al conductor estrella del noticiario 24 Horas en Televisa, Jacobo Zabludovsky (ver etcétera, núm. 73), pero ni el periodista “amigo” ni el “soldado” dueño de la televisora escaparon de la lupa que la policía política del régimen puso sobre sus actividades privadas durante varios años. Sobre “El Tigre”, cualquier cosa que pudiera servirle a sus comandantes del “sistema” se mandó investigar, según consta en los documentos que obtuvo etcétera, con varias fichas que responden a un cuestionario sobre sus perfil público, privado e íntimo, elaborado por la Dirección General de Investigaciones Políticas y Sociales en 1985.

“Emilio Azcárraga Milmo. Presidente de la cadena de televisión SIN. De habla hispana. Ex presidente de Televisa. Apodado El Tigre por su carácter autoritario, impulsivo e impredecible, admirador del gobierno del extinto Francisco Franco, de quien recibió en 1966, una condecoración, accionista de empresas mexicanas, y en apariencia destacado miembro del Opus Dei, promotor de la revista Gente, ejecutivo de mano dura, autor del éxito de la actual Televisa”, se lee en los resultados del cuestionario.

La guía

El formato que llenaron los espías de la Secretaría de Gobernación cuenta con ocho bloques temáticos y cada uno con preguntas e incisos, a manera de guía para recabar información específica: “Antecedentes familiares”, “Datos de su madre”, “Datos de sus hermanos”, “Estado civil”, “Bienes muebles”, “se identifica o apoya a algún posible candidato a la presidencia”, “Datos de los hijos”, “Datos de los hermanos”. El bloque 9 titulado “Imagen personal” incluye 16 preguntas, cada una con dos o tres incisos adicionales para ser llenados por los agentes gubernamentales: “¿Toma bebidas alcohólicas con frecuencia?”, “¿Hace escándalos en estado de ebriedad?”, “¿Tiene reacciones de prepotencia?”, “¿Es agresivo?”, “¿Es homosexual?”, “¿Es adicto al consumo de drogas?”, “¿Es adicto a los juegos de azar (a. cuáles; b. dónde los practica)?”, “¿Tiene amantes (a. nombre; b. tiene hijos con la (as) amantes)?” y “¿Frecuenta centros religiosos?”, fueron algunas de las preocupaciones del gobierno.

El espionaje político contra “El Tigre” se convirtió incluso en una rutina burocrática. El sábado 13 de septiembre de 1975, un oficio dirigido al titular de la DFS, firmado por los agentes Arturo González Sánchez, Edgar Zavala López y Gerardo Alamilla, informa: “El día de hoy de las 13:30 a las 21:00 horas se efectuó una vigilancia en el rancho de la familia Azcárraga (…) sin observar ningún incidente fuera de lo normal. El día de mañana se suspende el servicio de vigilancia en el rancho y se reanudará el lunes 15 a partir de las 8 horas”. Los espías descansarían el domingo.

Dos años antes de su muerte, el 27 de marzo de 1995, Azárraga Milmo matizó su visión sobre su lealtad al PRI, cuando asistió a un acto donde se presentaba la nueva programación de la XEW dijo: “Nosotros somos soldados del Presidente de la República, no del PRI (…) Televisa apoyará al presidente de México porque es el jefe, el Presidente es el que manda”.

Poco después, el 16 de abril de 1997 murió, y su despedida convocó a todas las esferas del poder en una misa a cargo del padre Marcial Maciel, recientemente retirado de su ministerio por El Vaticano en el marco de fuertes acusaciones sobre abuso sexual. Ernesto Zedillo, el último presidente del priismo al que Azcárraga le dio lealtad militar, se despidió del soldado refiriéndose a la empresa Televisa como “orgullo de todos los mexicanos”

Azcárraga y el secuestro que no fue

A principios de los años 70 la guerrilla encabezada por Genaro Vázquez planeaba secuestrar a Emilio Azcárraga Vidaurreta. Según los expedientes de la DFS, el 29 de diciembre de 1971, Luis de la Barreda Moreno, titular de esa dependencia, informaba en un oficio sobre la detención de Eliseo de Jesús de la Cruz, miembro de la guerrilla que encabezó Vázquez.

De la Cruz había sido capturado un día antes con tres fotografías en la bolsa, una de ellas recortada del diario La Prensa con la imagen de Azcárraga Vidaurreta. Al ser interrogado por la DFS habló de la intención de plagiar al empresario: “Durante la madrugada del día de hoy, al ser interrogado (…) manifestó que Genaro Vázquez le había comunicado los planes para secuestrar al Sr. Emilio Azcárraga”, dice el oficio.

En su declaración, el detenido dijo que aproximadamente “en el mes de agosto último”, el guerrerense Vázquez había comentado que “entre Azcárraga y el secuestro que no fue las personas que consideraba conveniente y muy productivo secuestrar, estaban el licenciado Miguel Alemán Valdéz (sic), Emilio Azcárraga y una persona que tiene su residencia por el rumbo del hotel ‘Las Brisas’, de Acapulco, Gro, pero no recuerda el nombre”.

Además de las fotografías, Eliseo traía consigo una nota periodística que hablaba sobre la liberación del banquero Donaciano Luna Radilla, primer secuestro de la agrupación de Vázquez, pero según De la Barreda aclaró:

“Que Genaro Vázquez no volvió a comentar el secuestro de esas personas, ni mucho menos se hicieron planes para llevarlo a cabo; que la razón por la cual el interrogado tenía en su poder la fotografía del Sr. Azcárraga, se debe a que varios días después de la conversación aludida, tanto él como Samuel Adame [otro simpatizante de su movimiento], la vieron en el periódico y la recortaron por si Genaro Vázquez insistía en el proyecto desecuestrar a esa persona (…) que el recorte de la noticia del rescate del banquero Luna Radilla, lo conservó como un recuerdo, ya que el interrogado formó parte de ese”.

A mediados de los años 70, durante la guerra sucia, los secuestros de grupos guerrilleros a empresarios o políticos eran frecuentes. En 1973, La Liga 23 de Septiembre intentó secuestrar al regiomontano Eugenio Garza Sada, quien se resistió y fue asesinado.

Vázquez, fundador de la Asociación Cívica Nacional Revolucionaria, había sido detenido el 11 de noviembre de 1966 por el gobierno, pero escapó con la ayuda de sus seguidores dos años más tarde. Murió perseguido por el sistema en febrero de 1972, el mismo año que Azcárraga Vidaurreta, al que alguna vez pensó secuestrar

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