La mercadotecnia política, ¿representa un peligro para nuestra democracia? La transformación de la agencia de publicidad en “consultoría política” y del creativo en “estratega político”, ¿se justifica únicamente desde el punto de vista económico? Tales interrogantes son el hilo conductor de Los mercenarios de la imagen: mercadotecnia política vs democracia.
Para Francisco Montero “nuestros expertos en mercadotecnia política se desenvuelven en estrechos espacios que les imponen los cánones rigurosos definidos por la ‘escuela norteamericana’, mismos que se aplican en México bajo idénticos supuestos que orientan las estrategias mercadotécnicas empleadas en los procesos políticos electorales de Estados Unidos”.
El camino para fortalecer la democracia en México –debilitada por los medios– es con la construcción de un modelo de mercadotecnia política acorde con la naturaleza de nuestros procesos, donde las instituciones electorales abandonen la figura de “árbitro” y tomen parte del juego.
El libro abandona de principio a fin el argumento complaciente, promotor e incluso “cómplice” respecto de las bondades y beneficios del empleo de la publicidad en la política.
Para el autor, el trabajo del publicista debe ser cuestionado de manera directa pues los resultados de su práctica demuestran que “no entiende los procesos políticos y sociales pues no cuenta más que con limitadas herramientas que apenas lo iluminan para la ocurrencia súbita de un mensaje fugaz que está en la esencia misma del spot televisivo”.
En Los mercenarios de la imagen las preguntas y respuestas no resultan convencionales, por el contrario, el juicio ácido son su estado natural. Su compromiso es únicamente con el lector al que instruye sobre los “peligros” que implica la inclusión de los “vendedores de imagen” que sólo aportan creatividad “alazrakiana” en las campañas, cuyo objetivo es llamar la atención y llenar los bolsillos del “genio”.
