La primera imagen que sobreviene con la mención de México y Alemania es la de las diferencias y los contrastes entre ambos países. En los últimos años, Alemania es vista de manera cada vez más positiva, sea por sus éxitos económicos, políticos, artísticos o deportivos. En contraste, México no se ve muy bien en el mundo: el crimen organizado, la corrupción y la inseguridad son temas recurrentes en los diversos medios de información cuando se refieren al país. Ello remite al análisis de cómo se crea una imagen y que pueden aprender México y Alemania de sus respectivas experiencias y percepciones.
México y Alemania son muy diferentes. El primero es un país en desarrollo; el segundo es catalogado como altamente industrializado. México es uno de los principales deudores, Alemania es un conocido acreedor. La riqueza que genera anualmente cada uno de estos paises marca otra diferencia importante: el producto nacional bruto (PNB) mexicano ronda los 1.3 billones de dólares, frente a los 3.3 billones del alemán. EI ingreso per cápita de México es de apenas 12 mil 775 dólares, en tanto que el germano promedia 40 mil 415 dólares.
Alemania, por cierto, es el mayor exportador mundial y los bienes y servicios Made ¡n Germany son reconocidos universalmente por su calidad. De las 500 grandes empresas que la revista Fortune analiza anualmente en función de los ingresos que perciben, 37 son alemanas y sólo cinco son mexicanas. Según el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD), los dos países poseen un desarrollo humano alto, sólo que Alemania se encuentra en la posición 22 y México en la 52.
Economía y sociedad
Alemania es el músculo económico de Europa (en términos nominales posee el tercer mayor PNB del mundo) y es un fuerte impulsor de la integración europea, lo cual, le ha permitido reconciliarse con Francia y otros vecinos, luego de los dramáticos acontecimientos de la Segunda Guerra Mundial. Mexico, a su vez, forma parte del Tratado de Libre Comercio de América del Norte, iniciativa más modesta que la que desarrolla la Unión Europea, además de que en este entorno es EU -no México- la economía “eje.”
México, por la herencia colonial española, desarrolló una economía basada en “enclaves”, que miran al comercio con el mundo y no en favor de Ia constitución de un mercado interno. La extensión del pais, con cerca de dos millones de kilómetros cuadrados, en un espacio territorial con numerosos accidentes geográficos, puede ser un factor que impide la concreción de un mercado nacional, aunque no es el único. Siendo vecino de EU, quien posee una gigantesca economía, es natural que México mire al norte. Alemania tiene un área de 357 mil kilómetros cuadrados, casi la sexta parte de la superficie nacional. El territorio alemán tiene fronteras con nueve países, y si bien su principal socio comercial es Francia, posee relaciones económicas muy diversificadas (los galos representan sólo 10% del comercio exterior germano).
Con los indicadores referidos en materia del PNB per cápita, es evidente que la calidad de vida en Alemania es superior a la mexicana. Ello no necesariamente significa que Alemania es “rica” y México “pobre”, porque como lo señala cotidianamente la Comisión Económica para América Latina (CEPAL), el problema de naciones como la mexicana radica en la pésima distribución del ingreso. Por eso, México figura en la lista de las personas más ricas del mundo de Forbes, teniendo a Carlos Slim en el segundo lugar en 2008. Cabe destacar que el alemán mejor posicionado en esa lista es el dueño de la cadena de supermercados ALDI, Karl Albrecht, cuya fortuna asciende a 27 mil mdd, esto es, menos de la mitad de la fortuna de Carlos Slim -estimada en 60 mil millones de dólares. Forbes explica que el país con más multimillonarios es Estados Unidos (con algo más de 400 personajes), seguido de Rusia (con 87), e India y Alemania (cada uno con 56). Así, Alemania no tiene propiamente a un personaje tan rico como Carlos Slim, pero cuenta con varios multimillonarios, es decir que hasta en esos ámbitos se tiene una riqueza más repartida de lo que se observa en México. Como se ve, la lista es larga y puede crecer dependiendo de qué tanto se quieran resaltar las diferencias entre México y Alemania.
Estado-nación y Napoleón III
La conformación del Estado-nación moderno en los casos de México y Alemania se desarrolló en el siglo XIX. Mexico obtuvo formalmente la independencia de España en 1821, aunque a continuación vivió un proceso de descomposición que, entre otras consecuencias, derivó en la perdida de más de la mitad de su territorio a manos de Estados Unidos. Claro esta que para el momento en que la Francia de Napoleón III pretendió establecer una colonia en Mexico (1862-1867), el sentimiento nacional salió a flote y los franceses fracasaron.
A propósito de Napoleón III, luego de la fallida intervención en México, se enfrascó, en 1870, en la guerra con Prusia -respaldada esta por la Confederación Germana del Norte mas los Estados germanos sureños de Baden, Wurttemberg y Bavaria. Como es sabido, la Guerra Franco-Prusiana condujo a la unificación alemana el 18 de enero de 1871, 10 dias antes de que París cayera en manos germanas tras un prolongado sitio. En retrospectiva, algo hizo mal Napoleón III tanto en México como frente a Prusia. O también es posible que las tropas del imperio francés se desgastaron tanto en México que a la hora de en- frentarse a las fuerzas armadas germanas, con una artillería extremadamente sofisticada, ya no pudieron hacer mas. Visto así, Mexico contribuyó, si se quiere de manera indirecta, a la unificación alemana.
Germanofilia y guerras
Aun cuando desde muy temprano en el siglo XIX se desarrollaron importantes contactos entre Mexico y Alemania -particularmente con fines comerciales-, es durante el gobierno de Porfirio Diaz cuando se establecieron lazos mas definidos y permanentes, por ejemplo, con la fundación del Colegio Alemán en 1895, mas las inmigraciones de menonitas en los años 20 del siglo pasado; ademas de que en los años 30 y 40, Mexico recibió a numerosos refugiados alemanes. La empatía entre México y Alemania ha sido una constante. A los ojos de los mexicanos, Alemania podria ser un aliado que permitiría neutralizar, o al menos disminuir, el hegemonismo estadounidense.
Asimismo, los alemanes perciben que una relacion mas estrecha con México les permitiría cerrarle espacios a EU. Para ilustrar esto, ahí está la polémica en torno al famoso “telegrama Zimmerman”, mediante el cual los alemanes buscaban una alianza militar con México en la Primera Guerra Mundial, a cambio de apoyo para recuperar los territorios perdidos en favor de EU en el siglo XIX.
Los abusos de EU contra Latinoamérica contribuyeron a exaltar la germanofilia imperante en la region. Ésta era más visible en las fuerzas armadas de la zona, incluyendo a las mexicanas. Asi, al estallar la Segunda Guerra Mundial, para América Latina en general fue muy difícil declararle la guerra a Alemania. En cualquier caso, el,presidente Manuel Ávila Camacho declaró la guerra a Alemania, Italia y Japón el 28 de mayo de 1942 y habilitó al Escuadrón 201, compuesto por 300 hombres, para combatir al lado de los aliados. ¿Hasta dónde el cerrar filas con EU -y contra Alemania- fue aceptable para ciertos sectores de la poblacion mexicana? El l0 de abril de 1944, el teniente Antonio de la Lama disparo en el Palacio Nacional contra el Ávila Camacho, atentado del que el mandatario salio ileso. Se especula que este acto fue una demostración del disgusto en algunos sectores de las fuerzas armadas ante la declaratoria de guerra contra Alemania.
Alemania dividida
En la recta final de la Segunda Guerra Mundial, los aliados -EU, Union Soviética, Francia y Gran Bretaña-ocuparon Alemania, a la que posteriormente dividirían. Asi, la unificación de 1871 pasaría a la historia ante la creacion de las que se denominarían República Democrática Alemania (de influencia soviética) y Republica Federal de Alemania (bajo la tutela occidental). Esta division, cuyas consecuencias se siguen manifestando hoy propicio un desarrollo muy desequilibrado entre las dos Alemanias: la occidental prospero más rápidamente que la oriental. Tras la tercera unificación alemana, concretada el 3 de octubre de 1990 -la segunda tuvo lugar en 1957 cuando el Sarre fue devuelto por Francia a los germanos-, dichas diferencias se tornaron mas evidentes. Se calcula que el gobierno aleman destino, tan solo en la década pasada, más de 80 mil millones de dólares para apoyar el desarrollo de Alemania oriental, algo que a 18 años de distancia aun no se logra. Así, mientras que en Alemania occidental la tasa de desempleo es de 6.2%, en Alemania oriental supera el 12.7%. Los movimientos neo-nazis encontraron en la Alemania oriental post soviética un nicho que han explotado, exaltando consignas xenófobas (particularmente contra polacos y turcos) y atacando los barrios donde se asientan distintos grupos de inmigrantes quienes, como se observa en la relación México-EU, suelen ser los chivos expiatorios cuando las condiciones económicas no marchan bien: una encuesta realizada en 2004 a los alemanes orientales y occidentales reveló que 12% de los primeros y 25% de los segundos desearían que el Muro de Berlín fuera reinstalado.
Aun cuando en México existen grupos de extrema derecha, el problema más serio es la discriminación, particularmente contra las comunidades indígenas, muchas de los cuales se asientan en el sur del país. México no tiene un muro, pero se encuentra dividido y, geográficamente hablando, esa división se acentúa al sur del istmo de Tehuantepec. La insurrección zapatista del 1 de enero de 1994 fue un recordatorio de algo que muchos no quieren aceptar: hay más de un México y, a diferencia de Alemania, el gobierno central no cuenta con 80 mil millones de dólares para transferirlos a Chiapas, Oaxaca y Guerrero. Es más: ante la ausencia de un genuino federalismo fiscal, las prósperas comunidades del norte, por ejemplo en Nuevo León, han manifestado su desacuerdo con que la federación transfiera recursos, muchos de los cuales son generados por los regiomontanos, en favor de Chiapas.
Imágenes
Hay un aspecto más que vale la pena referir cuando se compara a México y Alemania. Si se parte de que las buenas noticias no son noticias”, en el mundo globalizado de hoy parecerían trascender sólo los sucesos desagradables. Sin embargo, los países pueden echar mano de su poder suave para difundir una imagen positiva, amistosa y benigna. Para muestra un botón: hasta los más exigentes reconocen que las Olimpíadas de Beijing han sido un rotundo éxito y que China se ha presentado ante el mundo como un país más globalizado, que si bien posee una cultura milenaria, ello no le impide el contacto con otras comunidades. China usó a los diversos medios de comunicación en su favor y acortó la distancia que tiene respecto a Occidente gracias al empleo de su poder suave. Pero, ¿de donde surgió la idea de hacer de los Juegos Olímpicos un mecanismo para mejorar la imagen de China en el mundo? Posiblemente la idea la tomó de Alemania, donde se llevó a cabo en 2006 la Copa del Mundo, evento que, al igual que las Olimpíadas de Beijing, marcó un antes y un después -y de paso ayudó a superar el trauma de los juegos de Munich de 1972. De cara a la celebración de los ‘partidos de futbol, el gobierno alemán impulsó una campaña en diversos medios de comunicación bajo el eslogan “Tierra de ideas”, en la que se exaltaron las innovaciones tanto en el sector publico como el privado, en las universidades e institutos de investigación, y también en diversos proyectos sociales y culturales alemanes. Asi, Alemania se convirtió en una exitosa marca, lo que ha contribuido a que goce de índices de aprobación y admiración muy altos en todo el mundo.
Para corroborar lo anterior, basta con echar un vistazo a las encuestas. Tras el Mundial se ha interrogado a diversas personas en diferentes países, pidiéndoles que identifiquen aquella nación que goce de mejor reputación en términos culturales, políticos y sociales, y que además sea atractiva para los turistas. Pues bien, Alemania aparece en el primer lugar -México, en el 27- (se trata del afamado Anholdt Nation Brand Index). Asimismo, Alemania es considerada la marca registrada más valiosa a nivel mundial entre 36 países. Adicionalmente, una encuesta de la BBC señala que Alemania es el país que tiene la influencia más positiva en el mundo.
México, como marca,aúntiene un amplio camino por recorrer, al igual que en el empleo de su poder suave. Los gastos de imagen en el exterior en que incurre el gobierno mexicano no parecen surtir el efecto deseado, porque, de nueva cuenta, las malas noticias le dan la vuelta al mundo en cuestión de minutos, en tanto la construcción de una imagen positiva toma tiempo. Cierto, hay problemas muy serios en ámbitos como el de la seguridad y la distribución del ingreso, y las autoridades mexicanas tendrán que hacer su trabajo. Pero no habria que esperar a que México sea sede de otra Copa del Mundo para que las cosas empiecen a cambiar. México dispone de numerosos recursos a su favor (culturales, mediáticos), pero debe emplearlos con inteligencia, como hace Alemania.