Después de la revuelta de Egipto que significó la caída del último de los faraones, Hosni Mubarak, creo que sólo los analistas retardatarios pueden poner en duda la importancia de las redes sociales como Facebook y Twitter en el proceso de comunicación y organización de la insurrección ciudadana. En este contexto me parece increíble que aún haya algunos líderes de opinión que deshojan la margarita sobre la pertinencia de abrir una cuenta en alguna de las dos redes comunitarias más influyentes del planeta. No hacerlo sólo habla de una incomprensión total del dinamismo de los medios, al tiempo de que se asume el riesgo de quedar al margen de la información ya sea como emisor o receptor de la misma.
Pese a la juventud de la redes sociales -Facebook (2004), YouTube (2005) y Twitter (2006)- su capacidad de vincular al mundo, literalmente, ha quedado de sobra manifiesta, al grado de que un simple “hola” puede ser leído por millones de personas en forma simultánea.
etcétera ha abordado puntual y cotidianamente la naturaleza de las redes sociales. El análisis de lo que son estos sitios web ha dado paso a su actuación cotidiana en la comunidad mundial. El usuario está más interesado en estos momentos en conectarse las horas que sean necesarias y participar en la dinámica que la red autogenera, que en conocer cómo funciona y quién o quiénes las hacen funcionar.
Justo en medio de Facebook y Twitter se ubica YouTube, el sitio web favorito de los entusiastas de compartir, descargar y ver todo tipo de videos. Creado en 2005 por Chad Hurley, Steve Chen y Jawed Karim, tres ex empleados de PayPal, la compañía con base en San Bruno, California, optó por la tecnología aportada por Adobe Flash para desplegar millones de videos musicales, videoclips y videos personales, tendencia a la que posteriormente se sumaron grandes corporativos como CBS y BBC, por sólo mencionar dos.
Debo confesar que soy un fanático de las redes sociales, sobre todo de Facebook y YouTube. De esta última prefiero navegar en los videos musicales, porque, la verdad, ver las chiches de Elba Esther o los cuerpos descabezados de los narcos ejecutados del día, por muy periodístico que sea, me la viene sudando.
Y al desollar las capas musicales en esta red social encontré algunas joyas de blues que quiero compartir con ustedes. De ningún modo es un top ten ni una guía exhaustiva. Nada más alejado de esas pretensiones. Simplemente es un racimo de piezas sabrosas, aderezadas con un poco de su historial, que se recomienda acompañarlas con el estimulante de su predilección o en pleno uso de sus facultades sexuales; valen la pena, en serio.
Bluesman
(http://www.youtube.com/watch?v=dFW8l5I607g) ¿Por dónde comenzar? Creo que por el mejor exponente del blues actual, el señor Riley B. King, mejor conocido como “Blues Boy King”, es decir “B.B. King”, quien a los 12 años adquirió su primera guitarra por 15 dólares y se dispuso a extraerle las notas tristes, ásperas, de las almas atribuladas que dios decidió abandonar en campos de algodón, bares, cárceles y burdeles.
“Bluesman” forma parte de la obra Blues On the Bayou, lanzada el 20 de octubre de 1998 por el sello MCA Records, a la que King se refiere como uno de sus trabajos “más relajados y, para mí, satisfactorios”. Sin embargo, el aspecto más destacable de este álbum el guitarrista lo resume de forma exacta y gentil, al señalar que su banda tocó en las sesiones de grabación como nunca antes lo había hecho, con la idea de mantener una música simple. “Sentía la urgencia de regresar a lo básico”, dice B.B. King. “Sólo es blues básico”.
Life Will Be Better
(http://www.youtube.com/watch?v=EDWGjhOrSZ0) Nominado al Grammy de 2001 en la categoría Mejor álbum de blues tradicional, el cd Superharps reunió a varias de las potestades de la armónica. Billy Branch, James Cotton, Charlie Musselwhite y Sugar Ray Norcia hicieron a un lado sus egos y elaboraron una obra sólida, de cuya selección recomiendo este triste reclamo a la mujer que decide buscar nuevos horizontes cuando su hombre pierde el empleo, a lo que el agraviado responde: “No importa lo mal que vayan las cosas, la vida será mejor sin ti si tú no estás en ella”. Casi nada. Superharps fue grabado en abril de 1999 en The Studio, en la ciudad de Portland, en Maine. Además de los armoniquistas mencionados, participaron en el registro Kid Bangham (en las guitarras acústica y eléctrica Anthony Geraci y David Maxwell (piano Michael Ward (bajo acústico) y Per Hanson (percusiones).
La creación de Life Will Be Better se adjudica al músico de Kosciusko, Mississippi, Charlie Musselwhite, quien en varias ocasiones ha dejado en claro que él no es un “bluesero blanco”, sino un simple heredero de la tradición nativa de Estados Unidos, además de que nunca ha desmentido la historia de que él sirvió de inspiración para el personaje que interpreta Dan Aykroyd en la cinta Blues Brothers.
Como sucede con la mayoría de la música tradicional del mundo, el presupuesto asignado a una producción de este tipo es precario. Los artistas del blues no son la excepción. Viven en general de sus presentaciones en vivo y desde hace mucho tiempo los grandes escenarios quedaron atrás. En el caso de Superharps existe el cd, mas no hay video de las grabaciones o videoclips promocionales. Por tal motivo, el vínculo de YouTube de Life Will Be Better corresponde a una interpretación a cargo de Sugar Ray Norcia, originario de Stonington, Connecticut, cuya carrera ha tenido de soporte a su banda The Bluetones, con la que ha grabado siete álbumes desde 1980. Aun así, la pieza no tiene desperdicio.
I Put Spell On You
(http: / /www.youtube.com/watch?v=ua2k52n_Bvw&feature=related) En su origen, la intención del guitarrista Jay Hawkins fue que su pieza I Put Spell On You -lanzada en 1956 en el disco At Home with Screamin’ Jay Hawkins- fuera considerada una balada de blues. Sin embargo, después de que el estudio de grabación se convirtió en una especie de cantina, “y de que todos nos emborrachamos”, el resultado fue un grito a la muerte, tanto que a partir de entonces el músico aparecía en sus presentaciones en vivo saliendo de un ataúd, portando una capa y con una calavera al final del mango de su guitarra, en cuyas mandíbulas colocaba su cigarro encendido.
I Put Spell On You ha sido interpretada por una legión de músicos, desde Dr. John hasta Credence Clearwater Revival, pasando por Alice Cooper, Black Sabbath y Marilyn Manson. Pero es con Nina Simone que este trozo de misticismo alcanza alturas celestiales. Y cómo no habría de ser así, si esta mujer tenía como primer recuerdo a su madre cantando góspel.
Love, Life and Money
(http://www.youtube.com/watch?v=Z4leVqh1ECk) Si alguien aún pone en tela de juicio el virtuosismo de “El Tornado de Texas”, Johnny Winter, la interpretación de Love, Life and Money es un argumento contundente para cambiar de opinión y colocar a este genio albino en el lugar que merece: uno de los grandes guitarristas de blues del siglo XX. Love, Life and Money es el segundo corte del disco Third Degree, grabado en 1986 en los legendarios estudios de Alligator Records, por donde han desfilado decenas de los artistas más connotados de blues. Aunado a la participación de Dr. John en el piano, Third Degree significó para Winter la oportunidad de reunirse nuevamente con dos viejos amigos: Tommy Shannon en el bajo y “Uncle” John Turner en la batería. Este par de músicos fue parte del elenco del disco Johnny Winter (1969), una obra que para el artista albino fue el salvoconducto para ingresar al Blues Star System. Entre el personal que aportó su talento en esa joya de finales de los años 60 destacan Edgar Winter, la armónica de Walter Horton, Willie Dixon en el bajo, Karl Garin en la trompeta, y en los coros Peggy Bowers, Elsie Senter y Carrie Hossell. Así, Love, Life and Money mantiene la calidad bluesística de un músico del que pocos albergaron esperanzas de que regresara vivo después de mantener por muchos años un fuerte vínculo con la heroína. Winter caminó en el infierno y al diablo le aprendió unos acordes más, cuya magia despliega en esta hermosa pieza de deleitable sufrimiento.