El gobierno del presidente Felipe Calderón se ha caracterizado por el crecimiento exponencial del gasto destinado a publicidad y también por el sobregiro entre lo presupuestado y lo ejercido.
En 2010 el monto ascendió a 6 mil 479 millones de pesos y lo que aparecía en el presupuesto fue de mil 939 millones de pesos. El desajuste es de 4 mil 809 millones, que resulta 300% más de lo calculado originalmente.
Sólo para tener un comparativo, este gasto representa un aumento del 784% respecto al que hizo en su último año de gobierno el presidente Vicente Fox, según el estudio “Abuso del Gasto en Publicidad Oficial” publicado por Fundar y Artículo 19.
En los primeros cuatro años del gobierno calderonista se destinaron 16 mil 894 millones de pesos de acuerdo con el estudio citado que coincide con información de la Cámara de Senadores, que estima el gasto en 16 mil 493 millones. Para tener una referencia, en los seis años de Fox se canalizaron 16 mil 324 millones de pesos.
Lo presupuestado fue de 4 mil 431 millones de pesos y el sobregiro de 11 mil 463 millones en estos cuatro años. La tendencia ha sido gastar más cada año, pero sí sólo se proyecta el mismo nivel de lo erogado en 2010 (6 mil 479 millones de pesos), para 2011 y 2012 (12 mil 958 millones) el total en el sexenio sería de 29 mil 852 millones, que es el doble de lo erogado en la administración de Fox.
En el gobierno de Fox hubo siempre relación entre lo que se proyectó y gastó. En 2005 se presupuestaron 715.7 millones de pesos y se gastaron 733 millones, y en 2006 se calcularon 806.3 millones y se ejercieron 860 millones de pesos. El gasto en los dos últimos años del sexenio foxista, el más alto, representa menos de la mitad del destinado ya desde el primer año del gobierno de Calderón y nueve veces menos que el ejercido en 2010.
La tendencia creciente del gasto en el gobierno de Calderón ha sido la siguiente: mil 770 millones en 2007; 3 mil 460 millones en 2008; 5 mil 183 millones en 2009 y 6 mil 479 millones en 2010. Los números revelan que cada año el gasto se dobla. Así ocurre claramente en 2008 y 2009, pero es menor en 2010. Los números consolidados de 2011 y 2012 todavía no se conocen. Lo presupuestado, en cambio, siempre equivale a una tercera parte de lo que realmente se ejerce.
En todos los años el gobierno se ha sobregirado en el gasto publicitario. En 2007 se presupuestaron 643 millones de pesos y ejercieron mil 770 millones; en 2008 se calcularon 998 millones de pesos y ejercieron 3 mil 460 millones; en 2009 se presupuestaron 2 mil 120 millones y se ejercieron 5 mil 183 millones de pesos; en 2010 se presupuestaron mil 670 millones y ejercieron 6 mil 479 millones de pesos. Lo que se presupuestó para 2011 fueron mil 939 millones de pesos.
El gasto promedio anual en publicidad durante el gobierno de Calderón ha sido hasta ahora de 4 mil 123 millones y en el de Fox fue de 2 mil 720 millones. El gasto mensual del primero ha sido de 343 millones de pesos y en el segundo de 226 millones, de acuerdo a información de la Cámara de Senadores. Con lo erogado por el gobierno calderonista se pudieron haber construido 18 hospitales de especialidad y 10 mil 834 escuelas públicas, según la investigación de Fundar y Artículo 19.
Reflexión
La tendencia creciente del gasto de publicidad del gobierno federal, también estatal y municipal, obliga a una reflexión seria sobre el destino de recuros públicos en ese rubro no sólo porque el gobierno ya cuenta con los espacios oficiales por los cuales no paga, sino también y sobre todo, porque los recursos de los gobiernos deben ser invertidos en obras y servicios y no en publicitar lo que por obligación hace.
En países desarrollados y con una estructura democrática consolidada está prohibido que el gobieno se haga publicidad. Existe una distinición clara entre la etapa de las campañas electorales, también muy acotadas en el uso de los medios electrónicos, y la etapa que corresponde al gobierno. Se asume, asì debe de ser, que estos no deben malgastar los recursos públicos en publicitarse.
Con mucha claridad está definido cuándo los gobiernos pueden recurrir a la publicidad en los medios electrónicos: advertir sobre desastres, campañas de salud, recordar el pago de impuestos, pero no mucho más. Los gobernantes, los partidos y el Congreso deberían caminar en la línea de prohibir la publicidad no pagada y sobre toda la pagada del gobierno en sus tres niveles.
La ciudadanía y sus organizaciones deberían hacer suyo este tema y empujar para que se prohiba la publicidad gubernamanetal. Esto obligaría a los políticos a privilegiar el encuentro con la ciudadanía y el discurso que de al dato y a las razones el peso que no tienen ahora y que deje atrás la vanalidad y la superficialidad del spot repetido ad infinitum.