domingo 10 noviembre 2024

Viva el Rey

por etcétera

Este 8 de enero el Rey cumpliría 72 años; pero no, murió hace treinta, el 16 de agosto, 50 días después de su último concierto en vivo en el Marquet Square Arena en Indianápolis.

Elvis Presley es el más destacado cantante de rock de todos los tiempos, entre otras cosas precisamente porque su estilo está por encima de la barrera de las propuestas cada época. Profundamente influido por el blues de los negros de Memphis, él se convierte en el principal expositor de una música que tendría auge luego de derribar los tapujos de la doble moral estadounidense frente al relevo generacional, o sea, a la desfachatez y a la actitud iconoclasta de los jóvenes.

Quién no recuerda, y si hay alguien que se apene, “Blue Suede Shoes”, la primera grabación de Elvis para la RCA (1956) aunque, en efecto, el “Hotel de los corazones rotos” es la rola que lo encumbró en las ventas millonarias de discos y le abrió las puertas a otros contratos de grabación y al cine, ahí está Love me tender. Entonces tenía 21 años y su fama se explica sin duda por su talento, pero también por tres actuaciones en la televisión que, siempre, lo captó de la cintura para arriba. (Tal vez el más alto rating que haya tenido en la historia un programa de TV hasta entonces se deba también justo a lo que se sabía que ocultaba la pantalla.)

Quizá los siguientes dos años fueron los más prolíficos del cantante en creatividad y recursos porque, es conocido, interrumpió su carrera al requerirlo el ejército estadounidense. Con todo, dos años después grabaría una de las rolas que más gusta por su letra, cadencia y ejecución: “Suspicious Minds”. Entre aquel éxito y su regreso en 1968 a los conciertos pasaron múltiples cosas en la vida de Elvis. La muerte de su madre que a él lo conmocionó, el inicio de su hábito por las pastillas para dormir, su boda y el nacimiento de Priscila, así como la filmación de 33 películas. De entonces a la fecha, el marketing sostuvo su decadencia con la mentira del glamour y el artificio de la comercialización extrema, que es lo que pasó luego de su concierto para la NBC en 1968. Desde entonces, Presley sólo escuchó apologías a pesar de haber subido casi 40 kilos y de balbucear que ya no cantar, como ocurrió con su “A mi manera”, célebre por intensa y por ser casi un retrato de su vida. Pero esta vez, en la construcción del mito, no nos detenemos.

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