jueves 16 mayo 2024

Un gobierno que odia a las mujeres

por Rosario Robles

Entiendo bien que la conversación gira sobre lo sucedido el domingo en las elecciones del Estado de México y Coahuila, lo que esto significa para el 24, que si Morena, que si la oposición, que si la flagrante violación de la ley por el presidente que juró respetarla y que algún día dijo “ya cállate chachalaca¨. Sé de la importancia de este análisis para el futuro de nuestro país, pero estoy convencida de que es necesario un espacio de reflexión para aprender, entender lo sucedido y construir un verdadero proyecto alternativo porque, como algún día lo dijeran Carlos Tello Macías y Rolando Cordera, lo que hoy está en disputa es la Nación. Pero estos temas tan relevantes no pueden dejar de lado lo que sucede todos los días y que son precisamente las causas que se deben enarbolar porque tienen que ver con la vida de millones de mexicanos y mexicanas. Y justo en medio de todo este ruido, pasan a un segundo plano decisiones tan importantes que afectan la salud y que pueden causar la muerte.

Un gran problema de la oposición es su lejanía con los sinsabores de las y los mexicanos, con su día a día, con su falta de propuesta, de empatía, de promoción de ideas innovadoras que vayan más allá de la difusión de la imagen de los dirigentes. Demasiado tiempo dedicado a lo que yo quiero ser, al espacio que aspiro, menos tiempo al qué debemos hacer por los que sufren hoy, por los problemas cotidianos de la gente, del cómo acercarnos y estar ahí abajo, no sólo en el relumbrón, en los reflectores, sino con la gente y para la gente.

Como dijo Alejandro Sanz en su reciente concierto y a propósito de una situación difícil que está pasando, ante tanto ruido hay que ofrecer música y más música. Y eso es lo que exactamente se tiene que hacer y decir. Dejar atrás el ruido en el que todos los días nos quiere meter el presidente, en su agenda distractora, en lo que diga mi dedito, en que mi pecho no es bodega, en sus temas que son los que nos distraen de la tragedia que vivimos, de un país que está peor que él que recibió y muy lejos de lo que les prometió a los mexicanos, y particularmente a las mexicanas.

Puedo decir que este gobierno odia a las mujeres. Primero nos desapareció las estancias infantiles, los comedores comunitarios, los refugios para mujeres víctimas de violencia (cuando los datos recientes del Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública nos demuestran que la violencia familiar se incrementó en un 10% de diciembre 2022 a enero 2023). Luego se dejaron a un lado las escuelas de tiempo completo, porque no se entiende, no se logra comprender, que una inmensa mayoría de madres son responsables de la manutención de sus hijos tienen que salir a trabajar y requieren el apoyo del Estado en las tareas del cuidado, situación en la que se había avanzado de manera muy importante. No se advierte que no pueden estar tranquilas mientras sus niños y niñas están en la casa solos, o en la calle corriendo riesgos, mientras ellas se ganan el sustento. No tienen de otra porque están desamparadas. Sólo cuentan con su gobierno y éste las abandonó porque idealiza a la familia, porque cree que la mujer está en la casa cuidando, porque no se ha dado cuenta que una gran cantidad son jefas de hogar, porque es más barato darles dádivas que ofrecerles políticas públicas.

Tampoco entiende que millones de mujeres, las más pobres de las zonas rurales y urbanas se quitan la comida de la boca para que sus hijos puedan tener una mínima alimentación, que van desnutridos y sin comer a la escuela lo que repercute en su aprendizaje, crecimiento y desarrollo, y por eso se instalaron miles de comedores comunitarios, además de un trabajo solidario y conjunto con los bancos de alimentos, cuyas instalaciones en varios lugares fueron construidos gracias a los recursos públicos aportados y al empleo temporal que permitía que lo desperdiciado por los agricultores porque no les convenía recoger lo de su cosecha por el mal precio de sus productos, fuera canalizado a través de estos trabajadores temporales al banco de alimentos más cercanos y ellos a su vez los distribuyeran entre la gente más necesitada que son, en la mayoría de las veces los adultos mayores, las mujeres, y los niños. Estas políticas públicas y otras más, todas basadas en un enfoque de derechos y no clientelar, lograron disminuir la pobreza, sobre todo la extrema, indicadores que con este gobierno se han revertido porque la pobreza ha aumentado. Todavía recuerdo las agrias comparecencias ante legisladores del PRD, que ahora son de Morena, que me cuestionaban y exigían muy machitos hasta mi renuncia a pesar de que poco a poco (es cierto) íbamos avanzando, y hoy están muy calladitos, no abren la boca, no dicen nada de la enorme responsabilidad que significa haber dicho que “primero los pobres” y ahora estos sean más, lo que afecta sobre todo a las mujeres.

Pero como si todo esto fuera poco, al siniestro Subsecretario Hugo López Gatell se le acaba de ocurrir otra brillante idea que atenta directamente contra la salud de todos, pero particularmente la femenina. No basta con todos los muertos que carga ya sobre sus espaldas por el manejo criminal de la pandemia, sino que ahora, en su carácter de presidente del Comité Consultivo Nacional de Normalización de Salud Pública, nos informó que se eliminarían 35 Normas Oficiales Mexicanas (NOM) porque según él no se necesitan. Obviamente sus palabras se contradicen con lo que la misma página del Gobierno de México señala con relación a esto y cito textualmente: ¨Las NOM establecen medidas para asegurar la calidad, sanidad y armonización de los productos y servicios que adquieren las y los consumidores de México. Son las formas en las que se puede verificar su cumplimiento y las autoridades o personas facultades lo harán”.

Lo terrible, más allá de las palabras, es que con esta decisión se pone en riesgo la vida de pacientes con enfermedades muy graves o que pueden prevenirse, particularmente el cáncer de mama (la principal causa de muerte de mujeres de entre 20 y 50 años), y el cáncer cervicouterino que es otra causa de mortalidad femenina. Si ya había sido un golpe muy duro que disminuyeran la vacunación contra el virus del papiloma humano que tenía por objeto prevenir este cáncer y que se aplicaba ya desde los once años para evitar el contagio de esta enfermedad, ahora eliminar las normas nos deja en una indefensión. No sólo estas normas pretenden ser canceladas, pero me detengo un poco en ellas, porque condena a la muerte a mexicanas. No es que se suspendan los servicios de salud de por sí ya deficientes (eso hay que aclararlo), sino que ya no habrá estándares o guías mínimas para la atención que reciban las pacientes, ni unificación de criterios para determinar un tratamiento, o para garantizar su calidad o la de los medicamentos prescritos.

Por eso senadoras de oposición y organizaciones de la sociedad civil que dan una lucha frontal contra el cáncer se pronunciaron severamente contra esta medida que afecta derechos como la gratuidad de las mastografías para las mujeres a partir de los 40 años. Todo esto deja un vacío normativo que deja en indefensión a los pacientes no sólo de los hospitales públicos sino también a los privados, pues no se podrá denunciar porque no existirán ya reglas que estén obligados a cumplir.

Desde luego no se cancelan las normas sólo para estas enfermedades, también para la diabetes, para la hipertensión arterial, para el fomento de la lactancia materna, por citar algunas. Todo ello para que no haya una obligación de expedir recetas cuando es claro que hay un desabasto de medicamentos como nunca lo había habido en el país y de esa manera desatenderse de esta obligación, o a lo mejor se quieren adquirir más baratos, lo que no está mal, siempre y cuando no sean de menor calidad y cumplan con los requisitos de las normas, que ya no existirán. Cofepris entonces pasa a perder un lugar preponderante en la determinación de qué medicamentos son los aprobados y cuáles no, y la Secretaría de Salud va a ser la responsable (es decir juez y parte) de determinar si las y los médicos cumplieron con protocolos adecuados. Muchos seguramente lo harán, pero quién no cumpla a cabalidad gozará de cierta impunidad, aun cuando se trate de la vida. Puede ser también que la pretensión sea adquirir medicamentos más baratos, pero a costa de la calidad y de la salud de las personas.

Todo esto en un contexto de disminución dramática de los recursos destinados a la salud. A pesar de las secuelas de la pandemia, algunas invisibles como la salud mental, pero con importantes afectaciones derivadas del confinamiento, el presupuesto que se le asignó al sector salud para 2023 es el más bajo desde 2018. Es decir, cuando más se necesita, se disminuye. Aún más. En el primer trimestre de este año, se dio el mayor recorte en salud de los últimos trece años al ajustarlo en casi un 20 por ciento en detrimento de uno de los derechos básicos relacionados con una vida digna. Por otra parte, paralelamente se desapareció al INSABI que había tomado el lugar del Seguro Popular (programa que atendía a más de 50 millones que no tenían seguridad social y que era bastante exitoso), y sin dar cuentas y explicaciones de los miles de millones de pesos destinados se le cancela sin una explicación lógica, y ante un evidente fracaso con un indicador que es contundente: el promedio de vida bajó de 75 a 71 años, a contracorriente de lo que había venido sucediendo durante décadas.

Podrán decir que es falso que el gobierno odie a las mujeres. Que hay más gobernadoras que nunca (producto de la lucha paritaria y no de una concesión gratuita), que hay más mujeres en el gabinete y que hasta podemos tener una mujer presidenta. Pero eso de nada le sirve a los millones de mujeres que son vulneradas todos los días en sus derechos básicos, y particularmente en uno que es fundamental que es el acceso pleno a la salud. De qué nos sirven si sólo callan. Si no dicen nada, porque la sumisión frente al máximo poder es absoluta. Si no son capaces de levantar la voz y hablar por todas nosotras. Entonces es falsa la premisa que nos han querido vender propagandísticamente. Mujeres así no nos representan.

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