El accidente aéreo en el que perdieron la vida Juan Camilo Mouriño, José Luis Santiago Vasconcelos y varios funcionarios más de la secretaría de Gobernación, ha sido quizá el acontecimiento informativo que más conmocionó a la sociedad mexicana en 2008. Esto debido a la propia espectacularidad de la tragedia, así como la duda inicial –y razonable en ese momento, dado el contexto que atraviesa el país– de que este hecho se tratara de un atentado perpetrado por el crimen organizado.
Al paso de las semanas, y según lo informado por las autoridades, esta hipótesis ha sido desechada y hasta el cierre de esta edición, aunque no había sido descartada completamente, no hay ni un sólo elemento para pensar que el accidente de esa tarde-noche pudo haber sido producto de algún sabotaje.
En estas páginas hemos criticado la ineficiente estrategia de comunicación que ha seguido el gobierno en su lucha contra el narcotráfico; hemos dicho que en el terreno de la percepción, la delincuencia parece ir ganando la guerra, pues las autoridades no atinan a hacerle frente a su objetivo de atemorizar a la población. El ataque terrorista que tuvo lugar el 15 de septiembre en Morelia –y que fue otra de las informaciones que conmocionaron en este año– es una prueba clara de las intenciones del narcotráfico por enviar un mensaje de intimidación.
Sin embargo, es justo reconocer la atinada labor de comunicación que ha realizado el gobierno federal en cuanto al accidente aéreo que ocurrió el 4 de noviembre; la labor que desde los primeros momentos encabezó el titular de la Secretaría de Comunicaciones y Transportes, Luis Téllez, ha despejado paulatinamente las dudas al respecto de lo sucedido.
El secretario Téllez y varios especialistas en aeronáutica han informado en varias ocasiones a través de conferencias de prensa y amplias entrevistas con los medios sobre los avances de las investigaciones, en las cuales también participan expertos internacionales; en dichas intervenciones se han mostrado elementos –como las grabaciones de radares o las transcripciones de la caja negra del Lear Jet 45 accidentado– que cada vez dejan menos espacio a la sombra de un posible atentado.
Al contrario, lo revelado por las autoridades, hasta el cierre de esta edición, evidenciaba una serie de irregularidades de la empresa encargada de contratar a los pilotos de la aeronave, como el hecho de las licencias de vuelo y certificados de capacitación de éstos fueron expedidos con anomalías.
Es justo hacer un reconocimiento al buen trabajo que ha realizado la SCT para informar respecto al accidente, pero este hecho obliga a plantear preguntas –y por supuesto, buscar muy prontas respuestas y soluciones– sobre asuntos que son de gran importancia para el Estado: ¿deben viajar en una misma aeronave el secretario de Gobernación y un funcionario que ha sido víctima de amenazas de muerte por parte del narcotráfico? ¿Puede licitarse al mejor postor un asunto de tal importancia como la conducción de las aeronaves donde viajan altos funcionarios de gobierno? Lo ocurrido ese 4 de noviembre deja muchas lecciones que sería peligroso menospreciar.
Estampas de 2008
En este número hemos querido detenernos en las que consideramos las notas más impactantes y que más conmovieron al país durante 2008, que en el terreno informativo lo podemos calificar como un año intenso.
Nuestra selección se basa en la cobertura mediática que recibió cada uno de estos episodios: así, consideramos que en esta lista prevalecen el bombazo que tuvo lugar el avenida Chapultepec, el asesinato de Édgar Millán, el caso New’s Divine, las ejecuciones masivas como las registradas en Mérida o Creel, los secuestros de Fernando Martí y Silvia Vargas, la crisis económica, los enfrentamientos con maestros en Xoxocotla, el atentado en Morelia, la “Operación Limpieza” que ha evidenciado cómo el narcotráfico ha logrado corromper a altos funcionarios, así como el accidente donde perdió la vida Mouriño y otros funcionarios.
No ha sido un año fácil, pero hacemos votos y nos sumamos a los deseos propios de las fechas decembrinas para que el próximo 2009 sea mejor y venga lleno de parabienes.