Estudié y viví en París durante 1992, crecí con la escuela francesa de fotografía desde que estudiaba en Casa de las Imágenes en México.
Los primeros autores que impactaron mi mirada fueron Henri Carter-Bresson, Robert Doisneau, Brassai y Willy Ronis hasta llegar a la incomparable Sophie Calle.
Respecto de los clásicos, dos fueron los de mayor impacto para mí: Cartier Bresson y Robert Doisneau, uno por ser un viajero incansable y el segundo por su mirada sobre París.
En este último me detengo por una foto que durante años me acompañó en las paredes de mi primer departamento en Coyoacán cuando regresé de Francia.
Literalmente me amanecía con la foto del “Beso del Hotel de Ville” de Doisneau. Me seducía esa pareja besándose con tal fuerza en las calles de París.
Sobra decir que una de las primeras cosas que hice en aquella estancia en la “Ciudad Luz” fue tomarme un café en la misma esquina donde se tomó aquella imagen. Me los imaginaba una y otra vez, caminando frente a mí.
Ahora se presenta en México una copia de esa foto, en el marco de las exposiciones “Doisneau: la belleza de lo cotidiano” y “Picasso: revelado por David Douglas Duncan” que se inauguraron el pasado 11 de abril en el Palacio de Bellas Artes. No puedo dejar pasar la oportunidad de referirme a esa imagen.
En 1950, Doisneau traía el encargo de buscar imágenes sobre los enamorados en París. Hizo varias a lo largo de ese año en distintos rumbos de la ciudad.
El problema es que cuando las publicó y ganó tal notoriedad, nunca aclaró que se trataba de un montaje, de una idea preconcebida en donde los modelos le posaron y cobraron por ello. Siempre nos la “vendió” como una escena “casual” de la vida cotidiana en el París de la posguerra. Es decir, nos engañó.
Años más tarde se supo que la pareja de dicha foto estaba formada por dos estudiantes de arte dramático, Françoise Bornet y Jacques Carteaud, a los cuales conoció Doisneau en un café parisino antes de proponerles que posaran.
43 años más tarde, en 1993, “El Beso” fue llevado a juicio. Una pareja juraba haberse reconocido en la foto y reclamaba dinero. Luego aparecieron decenas de hombres y mujeres que también aseguraban ser los de la foto. Doisneau presentó como prueba de descargo la serie completa de fotos tomadas en varios puntos de París con la misma pareja del “Beso”.
Más tarde Doisneau también tuvo que comprobar que les había pagado el trabajo a dicha pareja de actores, porque ellos ya también alegaban en otro juicio que no habían cobrado nunca. Total, que la mentira se cayó, y derivado del juicio y los múltiples reclamos de dinero a partir de la “fama” de esa imagen y su autor, finalmente todos nos enteramos de que había sido una “puesta en escena” y por ende, un engaño respecto a la idea de espontaneidad del momento, que desde mi punto de vista era lo más valioso en la historia del “Beso”
Robert Doisneau cuenta con un centenar de libros publicados. Y según algunos reportes, el póster de “El Beso” ha vendido cerca de un millón de copias en todo el mundo.
En septiembre de 1993, (en el mismo año de aquel engorroso juicio) Robert Doisneau tomó su última fotografía y falleció ocho meses más tarde, en abril de 1994.
Yo, finalmente, terminé por desmontar aquella imagen que durante mucho tiempo iluminó mi territorio vital, enrollé el póster y reciclé su viejo marco de madera.