El oscurantismo de la iglesia católica

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Este texto fue publicado originalmente el 16 de noviembre de 2015.

Los argumentos del semanario Desde la Fé fueron rebatidos en julio por varios especialistas en el tema. El doctor Eusebio Rubio, Director de la Asociación Mexicana para la Salud Sexual, dijo que “el principal problema de la posición de la iglesia es un desconocimiento insultante de la realidad, que justifica la aceptación de ideas que no están en la realidad científica”.

Pero el cardenal Norberto Rivera no quita el dedo del renglón. Insiste en que la despenalización del aborto, la diversidad de género y el matrimonio entre personas del mismo sexo son “falsos derechos”.

Es así como un avance vanguardista en la lucha por los derechos civiles recibió una respuesta contundente del clero mexicano a pesar de que intenta adoptar la nueva narrativa comprensiva impuesta por Francisco. Norberto Rivera consideró que quien apoye los matrimonios gais o el aborto sigue “un camino de muerte”.

Armisticio para mujeres que abortan

En cuanto a las mujeres que han abortado, tampoco se dieron pasos hacia una iglesia más abierta, sólo un periodo de perdón anunciado por el sumo pontífice el 1 de septiembre, para quienes pidieran su absolución por haber interrumpido su embarazo durante el año de jubileo que inicia el 8 de diciembre y concluye el 20 de noviembre de 2016.

De inmediato, algunos medios católicos como elsalvador.com se apresuraron a mitigar cualquier voz que pretendiera mirar el año del perdón de los pecados como un paso progresista de la iglesia católica:

“Pero lejos, y de ninguna manera, será para empequeñecer la gravedad moral del aborto como han querido desnaturalizar algunos medios internacionales y grupos abortistas. Lo que el jubileo misericordioso hará desde diciembre, es incitar a buscar el perdón de Dios, facilitándolo mediante confesar el crimen del aborto con profundo arrepentimiento y corazón dolido, a todo sacerdote”.

En 2015 el Semanario Desde la Fe difundio “la grave falta del aborto, contemplada en el canon 138, establece que quien procure el aborto, si éste se produce, incurre en excomunión latae sententiae. Sin embargo, de acuerdo con la disposición del arzobispo de México, durante la Cuaresma todas aquellas personas que hayan participado en forma directa o indirectamente en un aborto pueden acercarse a sus parroquias para confesarse y buscar el perdón sacramental”.

Parecería que la iglesia católica avanza pero no. Antes de 1869, los pontífices sólo endilgaban penitencias al “pecado del aborto”, que no se consideraba grave. Fue Pio IX quien condenó dicha práctica. Así se convirtió en falta grave y castigada con la excomunión.

En estos tiempos, la posición retrógrada de clérigos es tal que incluso cuando Francisco recién llegaba al Vaticano hubo declaraciones alarmantes de su recién nombrado arzobispo de la Arquidiócesis de Tuxtla Gutiérrez. Fabio Martínez Castilla quien dijo hace dos años que es más grave el aborto que las violaciones sexuales por parte de sacerdotes hacia menores de edad.

Precisamente este fenómeno fue motivo de un reporte de la ONU, que subrayó que el Vaticano: “no ha reconocido la magnitud de los crímenes que se han cometido, no ha tomado las medidas necesarias para abordar los casos de abuso sexual infantil ni para proteger a los niños, y ha adoptado políticas y prácticas que han perpetuado el abuso y la impunidad de los perpetradores”. La respuesta del Vaticano fue que estudiaría el reporte de la ONU. Incluso Francisco declaró que la iglesia ha hecho más que otras instituciones para ser abierta y transparente.

Ahora bien, no todos los dogmas son seguidos al pie de la letra por los católicos mexicanos. La empresa Beltrán y Asociados hizo una encuesta para la organización Católicas por el Derecho a Decidir (CDD). Uno de sus datos fuertes fue que el 57% apoya el aborto si el embarazo fuera causado por una violación, cuando la vida de la mujer está en riesgo o que pueda contagiar de SIDA al bebé; y el 24% si la mujer lo decide

Otra encuesta del Pew Research Center arroja que a pesar del “efecto Francisco”, los católicos siguen abandonando la iglesia. Una conservadora y reaccionaria institución milenaria está en crisis.

Posiblemente una de las acciones más radicales de la iglesia en los últimos 250 años sea la reforma que impulsó Francisco para simplificar un trámite largo y dispendioso: la anulación de matrimonios religiosos. Aun así la nueva semántica que pretende englobar al mundo y su diversidad no alcanza para convencer a las víctimas de discriminación y otros delitos en los que mucho tiene que ver el dogma católico.

Porque fue precisamente el cardenal Bergoglio quien dijo en el 2010 “no seamos ingenuos: no se trata de una simple lucha política; es la pretensión destructiva al plan de dios,” durante el debate del proyecto de la aprobación del matrimonio entre personas del mismo sexo en Argentina.

Por lo pronto, la visión oscurantista de la iglesia sobre la homosexualidad traducida en homofobia, en opinión de Ricardo Bucio Mújica, es responsable de “la intolerancia a la diversidad y facilita los abusos de la autoridad. Promueve la ruptura de las familias y el odio entre los grupos. Legitima la ley del más fuerte. Es caracterización de superioridad y de inferioridad, y negación de igualdad en derechos. Normaliza la desigualdad.

Eso, mientras el banco del Vaticano continúa inmerso en una crisis de corrupción y lo más grave: miles de niños son abusados sexualmente por sacerdotes en todo el mundo.

 

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