Jorge Álvarez Hoth es un tipo antipático. A la primera impresión. Pero con el paso del tiempo esa persona arrogante y necia descubre no sólo al que sabe de lo que habla -y vaya que sabe- sino también al ser lúdico aprueba del buen dominó, las mejores cantinas, el paladar exigente y ávido y las mujeres que merecen.
En uno de aquellos entornos, el otrora subsecretario de Comunicaciones y Transportes nos pidió criticar sus textos que, desde el 1 de marzo de este año, publica Excélsior. Y le tomamos la palabra: la realidad según nosotros es que se trata de un experto en telecomunicaciones y radiodifusión, pero sería una quimera creer que algún día escribirá una novela o cierto tratado sobre gramática. Sin embargo, él está empecinado en escribir medianamente claro y éste es un aporte para que algún día, esperamos no muy lejano, cumpla su cometido. (Descuide lector, en el artículo de esta edición que usted encontrará más adelante, Jorge hizo su mejor esfuerzo, además de que aquí hay editores que saben su trabajo y que jamás suprimirían líneas o alterarían el sentido de su opinión.)
1. Cacofonía es la disonancia que resulta de la inarmónica combinación de los elementos acústicos de las palabras. El primer párrafo y los siguientes también son ejemplo de esto al ver los términos “televisión” y “opción”. Por ahora, no nos detenemos en los gerundios.
2. Fiel al cariño que siente por sí mismo, el articulista se antepone él, y hasta el final del párrafo menciona al sujeto (y eso que estima a Burillo).Tampoco comentamos aquí ni los gerundios ni la repetición de palabras.
3. Repasemos esta frase: “Lo interesante es que lo que quiera hacer y tenga la determinación para lograr su objetivo”. La única persona que puede explicar lo que quiso decir es el autor, porque creemos que ni Rubén Aguilar lo podría sacar de este embrollo. Esto sin tomar en cuenta la rima entre “concepción” y “creación”.
4. En el tercer párrafo urgen al menos dos punto y seguido para ordenar las ocho ideas que expone.
5. Hasta aquí, escribir cuatro veces la palabra “opción” parece demasiado y, sin clemencia, el autor lo hará otra vez. ¿No tenía otra “opción” el articulista? Ahí están, por ejemplo, los términos “alternativa” y “elección”, entre los ocho que ofrece el diccionario de sinónimos.
6. No decimos nada sobre la evidente falta de comas en este sexto párrafo, ni tampoco acerca de que nunca hizo la pregunta fundamental que enuncia ni repasamos los gerundios. Aquí sólo tenemos una duda: qué quiere decir el articulista cuando afirma que “queda en el ambiente un mal sabor de boca”. ¿O sea que si hace frío queda en el ambiente un gélido sabor de boca o cuando hace calor queda en el ambiente un eróticosabor de boca? O al revés, ¿cuando tenemos un sabor de boca a cobre es que el ambiente está contaminado? ¿El ambiente tiene sabor de boca?
7. El séptimo párrafo nos deja un mal sabor de boca al leer “una posibilidad real”. Advertimos que toda posibilidad es real, cualquiera, es decir, que no existen las posibilidades irreales porque si esto fuera así no habría posibilidades. Con escribir sólo la palabra posibilidad se ahorra espacio, se gana en precisión y se mejora el ambiente gramatical en el que se desarrollan las ideas.
8. Ya no comentamos los gerundios, sólo los subrayamos en verde.