sábado 09 noviembre 2024

Las imágenes de la nota roja

por Shaila Rosagel

 

 

José Luis Quijas Hernández murió el día de Reyes de este año al accidentarse en su motocicleta. Su cuerpo quedó tendido a unas cuadras de su domicilio en la colonia Emilio Carranza.

El 7 de enero la fotografía de su cadáver ensangrentado apareció en la portada de la publicación Metro, de Grupo Reforma.

“Motonetazo”, “Muere chavo al caer al pavimento”, se lee en el encabezado de la nota principal de Metro sobre la fotografía desplegada de forma espectacular en toda la página con un pase a la 11 de la sección Seguridad.

“Vi el periódico en la semana, no cuando salió, y fue volver a vivir el momento, ése es mi sentir, ese día no había ningún reportero, yo mismo le puse una sábana al cuerpo de mi hermano, no sé cómo llegó esa foto al periódico”, recordó Benjamín Quijas, hermano mayor de la víctima.

Benjamín enumeró a quienes estaban ese día en el lugar de los hechos: dos ambulancias, cinco patrullas y los socorristas con sus teléfonos celulares fotografiando a José Luis. “Los familiares llegamos pronto, le dije a uno de los que tomaban fotos al cuerpo que no le tomara, entonces me mostró las fotos y me dijo ‘soy del MP’ [Ministerio Público]”, señaló.

Sólo en la zona metropolitana del Distrito Federal existen al menos cuatro publicaciones cuyo principal ingrediente para vender es la sangre: La Prensa y El Sol de México (ambos de Mario Vázquez Raña), Metro (de Grupo Reforma) y Ovaciones de la Tarde. Publicaciones que llevan a sus portadas y contraportadas la imagen sangrienta de hechos violentos como asesinatos y accidentes que acontecen en el Distrito Federal o en algún otro estado de la República.

En el caso de La Prensa, los expendedores de revistas la ofrecen a través de la contraportada, donde aparece la fotografía del muerto o muertos del día y en el caso de Metro, los voceadores lo anuncian antes que Reforma.

El editor responsable de La Prensa indicó que la fórmula del periódico que data desde 1929, es exitosa y que incluso la publicación puede ser retomada por investigadores que pretendan estudiar la transformación de la violencia en México.

“El mercado te lleva, el consumidor quiere la imagen, la noticia, el publicarlo depende de cada quien, si ves la zona metropolitana, fórmulas así como éstas venden bien, la circulación de La Prensa es de 315 mil ejemplares en la República Mexicana”, detalló Adalberto Villasana.

El antecedente: Alarma y Alerta

Esta fórmula exitosa data desde hace décadas en México. El uso de la imagen sangrienta no surgió precisamente en 1929 con La Prensa, pues en ese tiempo se carecía de imágenes.

En 1950 apareció el primer ejemplar de una revista llamada Alarma, con un costo de 40 centavos. La publicación número 35 de esta revista relató la historia de un aparente crimen pasional y exhibió a sus protagonistas en su lecho de muerte con fotografías blanco y negro.

En 1963, apareció la publicación del mismo nombre, pero con la leyenda “únicamente la Verdad” con el costo de un peso.

La historia de apertura llevó el encabezado de “No me mates papacito, no he hecho nada malo”, de la víctima Ediberta Téllez Hernández, una menor de 15 años, quien apareció en imágenes blanco y negro, pero con un close up en el rostro amoratado.

En 1995 llegó al mercado la revista Alerta, la cual después de mil 86 números desapareció, cuando su costo era de 70 pesos.

El 23 de abril de 1983, Alarma, únicamente la verdad, se despidió con el número mil 199 y la nota de formal prisión de Arturo Durazo, además de las imágenes de tres personas muertas y mutiladas al estallarles una granada de mano.

Agosto de 1991, fue el inicio de la nueva era de la revista Alarma, ahora con el nombre Nuevo Alarma, y con un plus además de sus portadas. La publicación apareció con la “Foto que alarma”, en páginas de interiores. Imagen donde se explotaba con un close up, al cadáver más impresionante o sangriento.

La doble moral de los medios: código de ética de Grupo Reforma ¿secreto?

Uno de los medios que publican este tipo de fotografías pertenece a Grupo Reforma, que se autodenomina “uno de los medios con más credibilidad y prestigio en el país”, según su página en Internet.

Este grupo cuenta con una página en línea donde aparece información sobre sus publicaciones, a la cual solamente puede acceder un usuario con suscripción.

En esta información aparecen datos sobre el nacimiento de la empresa, un poco de historia, pero nada existe acerca de algún código de ética.

A diferencia de El Universal y otros medios que en sus páginas Web colocan un link que lleve directo al código de ética, Reforma no lo hace.



Al pretender cuestionar sobre si existe o no un código de ética para sus publicaciones, el editor de Metro, Francisco Almerás, negó dar una entrevista con la justificación de que Grupo Reforma no se entrevista con otros medios.

Metro, según su portal, arribó al mercado en 1988, con la nota en portada: “Niña muere pisoteada”.

“Nace Metro, periódico en presentación tabloide, destinado a satisfacer el mercado que requiere información local, en un formato compacto”, dice la página, sin ninguna línea que hable de la nota roja, acompañada de imagen sangrienta que aparece en sus portadas.

“Ya no hay nada que se deje de publicar”

En el caso de La Prensa, el editor Adalberto Villasana Miranda se mostró abierto a los cuestionamientos sobre el uso de la nota roja y defendió la publicación de estas imágenes como derecho a informar.

¿Qué no se puede publicar?

Ya no hay nada que se deje de publicar, la información fluye, es como el agua y el aire.

¿La Prensa tiene algún código de ética?

Sí.

¿Cuáles son los puntos más importantes de ese código?

No etiquetas, no descalificas, no ofendes, se describe, la foto y la nota son descriptivas de un hecho violento.

Periódicos como el nuestro dejan constancia de lo que pasa en una sociedad, no se inventa la violencia en todos sus términos, a la cual la sociedad tiene derecho a estar informada.

¿No es un calificativo en este caso “viejo asesino”? (como se publicó el 29 de agosto, día de la entrevista)

Es como lo quieras ver, a una persona de edad avanzada que acaba de matar a alguien, lo tienes que poner en dos palabras, está describiendo algo, un sujeto y una acción.

Si lo que quieres es poner “persona de la tercera edad”, eso no vende, nosotros tenemos un cabezal enorme en formato, pero deben de ser pocas palabras, una, dos, tres, cuatro, sino pierdes impacto.

¿Parten de la libertad de expresión?

Sí porque se ejerce con mucha responsabilidad. [Las fotos] no siempre son sangrientas, pero sí tienen un carácter de violencia, nunca se busca denigrar a la víctima, es esa parte ética, no nos han hecho ninguna recomendación hasta el momento. No queda claro lo de la dignidad humana, ¿cómo deciden qué foto van publicar?

La que tenga más impacto visual, que describa mejor el hecho, debe de hablar por sí misma, describir mejor el hecho debe dar el hecho y un contexto, describir una acción determinada. No es algo azaroso, no una foto de un álbum familiar.

¿Este tipo de publicaciones, son importantes para el periodismo mexicano?

Es importante para el periodismo en México que haya empresas sólidas, el periódico acaba de cumplir 79 años, es una fórmula exitosa, goza de una circulación muy importante, es de mayor circulación. Es uno de los más vendidos y leídos; no manejemos suscripciones.

¿Pero, qué aporta al periodismo?

Aporta elementos para cualquier investigación social del fenómeno de la violencia, pero también en otros ámbitos. Si alguien quisiera saber cómo evoluciona la violencia en este país, forzosamente tendrán de referente La Prensa, cualquier investigador social, en el caso de la violencia, poder encontrar signos para su investigación.

¿Como periodista, no cree que estas imágenes podrían lastimar sentimientos de niños, mujeres o gente que sea sensible a ellas?

No, sería una posición muy parcial, simplemente ve las caricaturas del Canal 5 en la televisión abierta o los videojuegos, ahí hay más violencia o imágenes más perturbadoras que en cualquier periódico, encuentras más violencia en otros lados, la viven cuando los asaltan en un micro, alguien tiene que dejar un testimonio, nosotros hacemos nuestro trabajo, de la misma manera.

¿No piensan en los familiares de las víctimas?

Es algo en lo que sí pensamos, pero cuando pasa algo que va de lo privado a lo público, lo tenemos que publicar, aunque moleste a los familiares, es algo que está pasando. Imagínate a Mario Marín, cómo le ha de haber molestado que sacaran sus conversaciones, sin embargo se tienen que publicar.

El negocio de la nota roja

Según José Carreño Carlón, investigador y coordinador del Departamento de Comunicación de la Universidad Iberoamericana, la nota roja es un negocio.

“Para Furio Colombo, en su libro últimas noticias sobre periodismo, la noticia es espectáculo, tanto para medios impresos como medios audiovisuales, no sólo supone la injerencia en la esfera privada de las personas, qué más privado que la muerte.

“No sólo hay una transgresión de ese principio de la esfera pública, la esfera pública debe respetar la esfera íntima, qué más íntimo que el propio cuerpo destrozado, herido, muerto, para los familiares”, explicó Carreño Carlón.

Aclaró que además los medios venden espectáculo con insumos gratuitos que encuentran en las víctimas de los delitos. “Los medios que llegan con sus cámaras a ver un pleito, un herido, un asesinado, en este esquema de producción de espectáculo, lo que están haciendo es armar una producción barata y vendedora. Es un doble abuso, una invasión a las zonas más íntimas y más respetables, la motivación para hacerlo, el negocio fácil, el insumo gratis”. Hay un ángulo que ve a la nota roja con un valor noticioso y periodístico, y que satisface lo que plantea la teoría de usos y las gratificaciones.



“En qué zonas se dan esos espectáculos vivos de victimación de personas, para cuidarse, a veces hay quien se gratifica con ese tipo de información. Hay quien encuentra material de excitación, de morbo”, dijo.

¿Quién debe regular a los medios en México?

José Carreño subrayó que es importante que los medios se autorregulen, pues ésa es la tendencia internacional.

“En cuanto a contenidos todos los países democráticos tienen mucho cuidado, qué se publica y qué no. Hay restricciones, hay normas para lograr compensaciones, réplicas, aclaraciones. Pero por otra parte, hay también esta tendencia a la autorregulación, una regulación más rígida puede terminar dando problemas, limitación de libertades.”

Resaltó que lo ideal es que los medios en México se comprometan en instrumentos de regulación, con códigos de ética que sean exigibles por los propios medios. Códigos que se hagan públicos a los lectores, pues son éstos los que finalmente pueden definir el tipo de periodismo que prefieren en un país.

“En este sentido la libertad de expresión es un factor importante, nadie le puede decir a los medios, esto sí y esto no, pero es muy interesante la pregunta, hay en todo el mundo elementos de autorregulación.”

Los medios en el mundo, explicó, tienden a regirse por códigos de ética que ellos mismos elaboran y consensan. “Ellos mismos dicen esta imagen puede ser ofensiva para una parte de mi público y yo mismo me voy a poner una autorregulación. Puede ser exigible para el público y sus audiencias, más exigible están los derechos de los niños”. Ejemplificó el caso de países como Gran Bretaña, el cual cuenta con un instrumento de autorregulación y determinó que en México es un movimiento que tendría que alentarse. “Quien puede ejercer mayor presión para eso son las audiencias y los lectores, que digan: necesitamos que ustedes medios que son ingobernables se comprometan”.

Periodismo en otras latitudes (Noruega)

Hans Egil Offerdal, comunicólogo de la Compañía de Investigación de la Universidad de Bergen (UNIFOB-Global), rescató el caso del código de ética que rige a Noruega, su país natal, y la diferencia con México en el tratamiento de los asesinatos y accidentes como noticia.

“Hay muchísimas diferencias, en general puedes decir que las cosas que encuentras aquí de las imágenes sangrientas, cabezas en la calle, nunca vas a ver eso en Noruega. Uno porque en Noruega no pasan esas cosas, es muy importante la representación de la realidad pero eso es cosa distinta, en un año normal en Noruega tenemos como 30 muertos por asaltos en todo el país, cuántos muertos por violencia hay aquí”.

Para esos 30 casos que se tienen en Noruega, existen límites delimitados por el Code of Ethics of the Norwegian Press, el cual en cuatro capítulos regula cómo se deben publicar las noticias.

“Sí hay accidentes en Noruega, pero la prensa es muy cuidadosa en poner esas imágenes de sangre, nunca vas a ver el cuerpo, la cara, de alguien que sufrió, a lo mejor puedes ver la imagen de que están transportando un cuerpo muerto en una bolsa de plástico, eso es lo más que puedes ver”, detalló.

La prensa noruega no transmite estas fotografías por dos motivos: el respeto y la consideración de lazos familiares y porque en la misma prensa el hecho de publicar este tipo de imágenes es mal visto.

Hans Offerdal recordó un caso importante, cuando los lectores castigaron con la no compra de una publicación cuando apareció en su portada el charco de sangre de una víctima.

“Un ejemplo, un periódico en mi pueblo tomó una foto de un accidente de una chica en una motocicleta que se estrelló contra un poste en la calle y se murió. Al día siguiente aparece una foto a color en primera plana, que está tomada después de que la ambulancia se llevó el cuerpo, ves unos tres litros de sangre en la calle y el título ‘Verónica 18, Muerta’. La empresa periodística justificó la impresión de la fotografía para mostrar la realidad de los accidentes, y la intención fue darle un mensaje al pueblo. Muchos dijeron que pusieron eso por vender, lo interesante fue que ese día no vendieron periódicos, el pueblo castigó al periódico. La prensa misma reaccionó muy fuerte en contra de esas publicaciones.”

De la utopía a la realidad

Para Offerdal decidir qué se puede publicar y qué no es algo difícil de abordar, pues la obligación de los medios es informar a los lectores la realidad que sucede a diario en su país. Por otro lado, están los derechos de las personas involucradas en accidentes y tragedias y en tercer lugar está la representación de la realidad.

“Cuál de todas las realidades que pasan en un país son más importantes, un accidente en el Periférico, es importante mostrar eso y por qué lo niños en la calle que también se mueren a diario en la ciudad. En cuarto lugar puedes intentar preguntar cuáles son las intenciones en publicar, la única manera de saber es preguntar a los editores, a los fotógrafos. Puede ser que la intención sea buena, que quieran dar el mensaje al pueblo o puede ser que es por venta, porque normalmente la sangre vende.”

Hans Egil Offerdal opinó que en los periódicos serios no debe haber restricciones de ninguna forma, pues es importante una prensa libre y que ésta tome responsabilidad por sí misma. “Si la prensa no lo hace, el que tiene la obligación de reaccionar a eso son los lectores, que pueden castigar con no comprar. La tarea es que los lectores puedan distinguir entre qué es calidad y qué no”.

La sangre de José Luis

La sangre de José Luis Quijas vertida en el pavimento vendió. Como él a diario la sangre de los mexicanos aparece en las portadas de publicaciones como Metro o La Prensa.



“Vi cuando salió la foto, pero pues ya lo tenía tendido, lo estábamos velando, no puedo decir que me afectó mucho, el dolor era más grande. Los familiares que no lo vieron al momento del accidente, para ellos sí fue duro verlo en el periódico, pues ellos no sabían cómo estuvo”, narró el hermano menor de José Luis.

Sobre la fotografía en Metro, Benjamín Quijas, el hermano mayor, se pregunta por qué a nadie le pidieron permiso. “Si los exprimes, llenas tres botes”, refirió en sentido figurado a las publicaciones de nota roja de la ciudad.

 

Sostienen los códigos de ética

Respecto a los códigos de ética periodística que hablan sobre el tratamiento de la inseguridad, el Consejo Alemán de Prensa tiene uno de los documentos más completos que considera que la cobertura de hechos criminales “debe ser imparcial y precisa, pero la prensa no debe convertirse en la herramienta de criminales o hacer ninguna tentativa desautorizada de mediar entre los criminales y la policía”.

Este código especifica como pocos la responsabilidad en la forma como se abordan las investigaciones criminales y los procedimientos judiciales. “Hasta que una corte no pronuncia el juicio, una persona acusada es presuntamente inocente. Las interpretaciones y afirmaciones que prejuzgan una cuestión legal violan las reglas constitucionales que protegen la dignidad humana, lo que también se aplica a los delincuentes. En la redacción de la información, se debe hacer una distinción clara entre la sospecha y la culpabilidad probada. […] Cuando la prensa informa sobre una convicción apelable y nombra o identifica a una persona ante un grupo amplio de lectores, también debe informar sobre cualquier súplica subsiguiente dando la absolución final o la revocación de cargos.”

En relación con las víctimas de un delito, la Federación de Asociaciones de la Prensa de España establece que “Se evitará nombrar a las víctimas de un delito, así como la publicación de material que pueda contribuir a su identificación”.

Por su parte, la Comisión de Normas de Radiodifusión de Gran Bretaña dispone que “Los informadores no deben aumentar la angustia en la gente captada en situaciones de emergencia ni deben añadir sufrimiento a una tragedia personal. La gente en estado de angustia no debe ser puesta bajo ninguna presión con el fin de obtener una entrevista”. Y considera que “Los productores de programas deben también ser sensibles ante la posibilidad de causar ansiedad adicional o sufrimiento cuando se rueda o graba a la gente que ya está trastornada extremadamente o bajo tensión, por ejemplo en los entierros o en los hospitales. Normalmente, se debe obtener el consentimiento previo de la familia o de sus agentes”.La Asociación de Directores de Noticias de Radio y TV de Canadá prevé que los reportes “sobre actividades criminales […] serán hechos de manera que no ponga en riesgo deliberadamente vidas, ofrezca confort y apoyo o provea de información vital al autor(es) del crimen”.

Mientras que la cadena francesa de televisión TF1 considera que los medios se deben abstener de “filmar un evento cuando la presencia de las cámaras pueda alentar la actividad criminal. Rechazarán filmar un crimen que una persona u organización ha anunciado públicamente”.

En la cláusula 3.9 del código de Noruega se especifica: “Nunca abusar de las emociones y sentimientos de las personas, de su ignorancia o de sus tragedias. Recuerda si las personas están en shock, son más vulnerables que otras”. En otras cláusulas aparece la consideración que se debe tener con los reportes de accidentes o crímenes, por los efectos que puedan tener en las personas.

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