
He vuelto a una banca desconocida,
en cada ciudad que piso,
hay una de esas;
una banca que me llama más que
todas las demás,
y no resisto su tentación;
me siento a esperar algo
que ya llegó,
sin embargo, el fresco se siente bien,
la brisa me desordena
los cabellos,
el frío me parte un poco los labios,
para mi fortuna,
esta bahía de carácter Adriático,
me acompaña,
y hasta me consuela;
con sus luces eternas, sus bancas
inamovibles,
me abraza, me besa;
y esperamos, y esperamos,
y esperamos.