sábado 18 mayo 2024

Recomendamos: Costa Rica ante la seducción del mesianismo

por etcétera

SAN JOSÉ — Sin importar el resultado de la segunda ronda presidencial en Costa Rica el 1 de abril, esta elección habrá servido para desnudar los problemas de disfuncionalidad política que afligen a la democracia más longeva de América Latina.

Luego de un subibaja electoral en el que varios candidatos tuvieron posibilidad de ganar, la primera ronda arrojó un resultado problemático. El país enfrenta ahora el dilema de escoger entre Fabricio Alvarado, un diputado y cantante evangélico ultraconservador, y Carlos Alvarado, el candidato del impopular partido de centroizquierda del actual presidente Luis Guillermo Solís.

“No necesitamos otro político corrupto; lo que necesitamos es un hombre de Dios”, se ha repetido en las semanas finales de la campaña. Ese mensaje implica una involución política al tiempo que ofrece un espejo de lo que se vive en el país y en muchos países de América Latina: no se busca un mejor presidente sino un mesías. En las sociedades laicas, como las europeas, el descrédito de la clase política ha dado paso al ascenso de pasiones seculares, como el nacionalismo y la xenofobia. En América Latina, en cambio, simplemente puede abrir el camino al poder a la religión. ¿Cómo llegamos a este escenario?

A tres semanas de la primera ronda, la Corte Interamericana de Derechos Humanos emitió una resolución que obligaba a Costa Rica a permitir el matrimonio entre personas del mismo sexo. La torpeza de la Corte trastocó la campaña y convirtió la elección en un referéndum sobre el matrimonio igualitario y la “ideología de género”, mitológica creación que ha desplazado al comunismo como causa de todas las desventuras percibidas por los sectores conservadores latinoamericanos.

En un país donde dos terceras partes de la población aún se oponen al matrimonio igualitario, el candidato evangélico —propagador de un estridente discurso en defensa de la familia tradicional— experimentó un crecimiento explosivo y obtuvo el mayor número de votos en la primera ronda. Al hacerlo desplazó, entre otros, a los candidatos de los dos partidos tradicionalmente dominantes, el Partido Liberación Nacional y el Partido Unidad Social Cristiana, que por primera vez en la historia de Costa Rica quedaron fuera de la contienda. Por otra parte, otro sector de la opinión pública, más liberal, gravitó hacia Carlos Alvarado, el único de los candidatos con posibilidades de pasar a la segunda vuelta que se manifestó sin ambages a favor de la resolución.

Más información: https://nyti.ms/2GYzguP

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