Vivimos en la era de los datos. Cada día a nivel mundial miles de millones de dispositivos se vinculan para intercambiar información a través de internet. Esa es la red de redes, en la cual se interconectan todas las DNS (sistema de nombres de dominio, por sus siglas en inglés) que son los que traducen la dirección de las conexiones mediante una relación numérica llamadas comúnmente como IP (Internet Protocol).
Así, miles de cables submarinos, terrestres y conexiones inalámbricas unen a todos los nodos de personas, empresas, instituciones y países, para hacer posible la interoperabilidad “transparente”. Pero la internet además opera sobre infraestructura de fibra óptica, fibra coaxial, antenas celulares, red compartida, infraestructura pasiva, red troncal, entre muchas otras.
Sabemos que la topografía de México atenta contra su desarrollo. Así, nuestra orografía es principalmente montañosa por lo que tiene cimas muy altas y valles profundos y es la causa por la que muchas localidades del país aún no gocen de la conectividad que necesitamos. Como derecho, está plasmada en el artículo sexto constitucional el cual cita: “El estado garantizará el derecho de acceso a las tecnologías de la información y comunicación, así́ como a los servicios de radiodifusión y telecomunicaciones, incluido el de banda ancha e internet. Para tales efectos, el Estado establecerá́ condiciones de competencia efectiva en la prestación de dichos servicios”.
La actual administración presentó al inicio de su mandato, su Plan de Nación 2018-2024 en donde apunta entre sus objetivos en materia de telecomunicaciones, la ampliación de la cobertura de banda ancha para zonas marginadas a precios asequibles, para aproximarlas a los beneficios de las TIC. Con ello, se busca elevar el nivel de vida de zonas en donde se identifica el grueso de esa población en desconexión, como ámbitos rurales y de geografía compleja, que dificultan el despliegue de infraestructura terrestre y celular.
¿Cuántas veces debemos escuchar que el país cuenta solo con 25% de cobertura en conectividad?
Diría el genio folk de Duluth, Minnesota, Robert Allen Zimmerman mejor conocido como Bob Dylan …
La respuesta, amigo mío, esta soplando en los vientos de la tecnologia satelital.
Efectivamente, en este contexto, toma relevancia la eficiencia de las capacidades satelitales para iluminar con su señal, y ofrecer servicios de banda ancha a todos los rincones del país, con velocidades competitivas a operadores terrestres ya que los satélites permiten superar estos obstáculos con rapidez y llevar banda ancha en tiempo récord a toda la población.
Ahí contamos ya con conectividad al 100% desde hace décadas.
En contraste a la infraestructura terrestre, las soluciones satelitales permiten ofrecer un despliegue inmediato y adaptable a los cambios en la demanda, sin perder competitividad y generando ventajas en un esquema de costo-beneficio.
Para ello la iniciativa privada y las instituciones gubernamentales en materia satelital deberían contribuir a mejorar el acceso a la conectividad y cerrar la brecha digital en México.
Destaca que la industria satelital padece en su operación una merma competitiva ante la imposición de mayores obligaciones a operadores satelitales nacionales que extranjeros.
Además, se debe considerar que el desarrollo de un sistema satelital toma varios años ya que para su puesta en operación: la fabricación, el proceso regulatorio en la Unión Internacional de Telecomunicaciones (UIT) y su lanzamiento y puesta en órbita, para así considerar una vida útil por satélite de aproximadamente 15 años, tratándose de sistemas geoestacionarios y de 7 años, en el caso de sistemas no-geoestacionarios.
Amerita también destacar que desde 1996 la política satelital ha promovido el crecimiento de esta industria con acciones positivas como el asignar en el Cuadro Nacional de Atribuciones de Frecuencias (CNAF) varias bandas como lo es la banda de 28GHz en su totalidad.
En el año 2015 en la Conferencia Mundial de Radiocomunicaciones (CMR-15) se acordó incluir a esta banda en los protocolos de los acuerdos de reciprocidad satelital que México ha formalizado con varios países, ya que es una decisión clave para la implementación de servicios de la banda K que han demostrado que son la solución para dar servicios de banda ancha en todo el territorio nacional.
Lo anterior deja clara la importancia de fortalecer a la industria espacial como un jugador clave para el cumplimiento del Proyecto de Nación de AMLO en materia de conectividad, para la ampliación de la cobertura de banda ancha para zonas marginadas, en lugares en donde el despliegue de infraestructura terrestre es complicado, tomando en cuenta, las mejores prácticas internacionales y crear una propia que esté orientada a la promoción de sana competencia, igualdad de condiciones, certeza jurídica para las inversiones y protección de los servicios existentes en la atribución del espectro para mantener coherencia entre políticas y regulación para así, asegurar el mejor uso de las bandas de frecuencias de forma colaborativa.