Sin duda, el principal evento que marcará la segunda semana de la campaña presidencial en México, y tal vez se recordará como uno de los que distinga esta elección, fue la decisión del tribunal electoral, en una votación dividida, de otorgar a Jaime Rodríguez el Bronco el derecho de estar en la boleta y competir con la figura de independiente a la Presidencia de la República, y la importancia no es por la probabilidad de su triunfo, sino porque evidencia un conflicto entre los órganos electorales y porque introduce una nueva dinámica con la llegada de un “fajador”, alguien que golpea al sistema, a los medios, al gobierno, a los partidos, pero sobre todo que desde hace tiempo trae un discurso directo y fácil de entender para atacar a López Obrador.
La llegada de el Bronco a la contienda incluso puede volver más entretenida la hasta ahora aburrida campaña, lo he visto y escuchado desde antes del 2015 y es tal vez, junto con López Obrador, el que mejor sabe comunicarse con la gente, peleará por un mercado potencial de electores indignados pero personalmente dudo que le arrebate preferencias al candidato de Morena ya que los simpatizantes de AMLO ven cerca la posibilidad de triunfo y difícilmente se pasarán con Jaime Rodríguez si no muestra antes una fuerza similar. Su participación en el debate será muy interesante y en principio lo veo utilizando argumentos fuertes contra todos, pero lanzando obuses directos contra López Obrador.
El INE determinó que serán tres los debates presidenciales, así que a los candidatos los veremos juntos el 22 de abril, 20 de mayo y 12 de junio, pero en los medios nos hemos acostumbrado a ver muchas mesas con sus “voceros”, “estrategas”, “representantes” o como cada quien les llame, y al verlos hasta tres veces en un día generan que sus argumentos se vayan diluyendo porque ellos mismos aprenden a rebatirlos y es difícil agregar o informar algo nuevo; pero lo que sí nos dicen son las estrategias diseñadas en sus cuartos de contienda, que es donde deciden todo lo que dirán y los datos que mostrarán y nos los repiten a cada mesa que van, así que es fácil descubrir sus intenciones.
Y de acuerdo a esos debates de voceros podemos ver un cambio en la estrategia del equipo de Meade, ya no sólo le pegan a Ricardo Anaya, sino que ahora claramente presentan argumentos contra las propuestas o los candidatos de Morena, ya no quieren que AMLO se separe más, así que no sólo disputan el segundo lugar a Anaya sino que afinan armas contra el primer lugar, insisten en mostrar las inconsistencias en sus declaraciones, en recalcar que puede ser un peligro, en que su resultado de gobierno en el DF no fue positivo, etc, intentarán desgastarlo y disminuir la ventaja que les lleva y les quedan 11 semanas para lograrlo.
Meade está planteando una estrategia correcta pero que no ha prendido, sigue tratando de plantear la elección en la historia personal, la preparación y la honestidad de cada candidato y olvidarse de los partidos políticos donde está perdiendo, quiere ese debate, insiste en retar a los demás y en mostrar que su declaración 7de7 es la prueba de un pasado limpio. Su estrategia es correcta pero enfrente no se la han comprado, es quien más requiere mostrarse en el debate del 22 de abril, será su oportunidad de sorprender a muchos y generarles algún entusiasmo que hoy no transmite.
Anaya por su cuenta secunda los ataques a López Obrador y se encontró que esta semana revivió un tema que parecía descartado, el señalamiento de haber vendido una bodega a un presunto lavador de dinero. Creo que entendió el error que cometió en la intercampaña al dedicarle mucho tiempo a responder y hoy lo rebota y no se detiene en eso, y al contrario mantiene la estrategia de ignorar a Meade y plantear esta elección como la disyuntiva de dos cambios, el de López Obrador y el que él representa. El tema de la bodega parece que estará presente de nuevo por un tiempo.
López Obrador sigue sin hacer propuestas complicadas, utilizando palabras y conceptos sencillos para la gente (por ejemplo cuando dice que no utilizará el avión presidencial, dice “es una fantochería”) pero continúa estableciendo temas en los que los demás tratan de hacerlo resbalar, mientras la semana uno de campaña estableció “el nuevo aeropuerto”, en la semana dos trajo al debate la pensión de los expresidentes, y a pesar de que los otros equipos han insistido en que no es un tema relevante sus representantes en las mesas han tenido que fijar posiciones, es decir, en la semana dos volvió a establecer el tema.
Sin embargo, cuando desde diciembre nos tenía acostumbrados a no engancharse con ningún ataque, incluyendo los de Fox o Vargas Llosa, esta semana apenas llegado el Bronco lo acusa de ser impuesto por la “mafia del poder” en el que incluye a Peña Nieto y a Carlos Salinas, fue su primer enfrentamiento verbal con un candidato en ese tono, se auguran más de éstos.
A Margarita se le agotó pronto el argumento de la inequidad y no ha logrado poner un nuevo tema, el que nadie la ataque no le es benéfico ya que no genera controversia, sus equipos han lanzado puyas contra Anaya y contra AMLO pero no se establece un diálogo que llegue a ser enfrentamiento y su presencia no genera más interés del que mostró desde su llegada.
Mientras, todos se preparan para el primer debate, el primer momento de riesgo para todos y que estrenará formato, cuando se haga ese primer debate estaremos a 70 días de la jornada electoral.
Este artículo fue publicado en El Economista el 13 de abril de 2018, agradecemos a Roy Campos su autorización para publicarlo en nuestra página.