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miércoles 11 diciembre 2024

La cultura remix

por Alejandro Piscitelli

Haré una pequeña presentación sobre el tema de la cultura remix y el remix de la cultura y después veré algunas cuestiones sobre el pasaje del push al pull y el intento de superar los paradigmas del broadcast. La radio tradicionalmente fue broadcast y ahora estamos viendo una alternativa que no tendría que ver con la tecnología en sí; la tecnología haría posible la bidireccionalidad pero en realidad la bidireccionalidad no es función de la tecnología sino de la cultura y de la política. Así que, sí hay una política para la bidireccionalidad y sí hay una cultura predispuesta a multiplicar la autoría, porque hablamos de 10 mil o 20 mil radios y en cambio estamos hablando de 350 millones de direcciones web, la diferencia es abismal. La última parte está dedicada al paréntesis de Gutenberg, porque yo creo que todas estas cuestiones que van a ser más descriptivas o etnográficas de lo que está pasando en la red, se basan en una cuestión filosófica epistemológica que un señor que se llama Thomas Pettitt -y que estamos retomando- lo llama el paréntesis de Gutenberg.

Los entusiastas

Lo que nosotros teníamos tradicionalmente eran creadores, el broadcast, que es la unidireccionalidad donde pocos producen para muchos; es básicamente el siglo XX: es Hollywood, son los Meyer de los discos. Los creadores son, como decía Mariana Walsh, una poeta argentina, los que tenían la sartén por el mango y el mango también. Lo que veíamos en ese momento es que había pocos creadores y muchos consumidores. A medida que avanzó el siglo XX los consumidores se multiplicaron y ahora tenemos otras categorías. Henry Jenkins elaboró muy bien las categorías de la producción transmedia, como los entusiastas, los fanáticos, los críticos, la gente que tiene weblogs. En el libro canónico de Jenkins, Cultura de la Convergencia, él cuenta la historia de la chica de 14 años que tiene un weblog sobre Harry Potter y este weblog es más interesante que el de Rowlling, es más interesante que el de la editorial. Es una chica de 14 años que tiene miles y miles de fans, entonces, es casi una coproductora del fenómeno Harry Potter y se convierte en una fan, una entusiasta. Pero tenemos otros personajes que son los remixer, aquellas personas que toman la cultura tal como nosotros la conocemos y la reconvierten, la transforman, la modifican, la alteran.

Tenemos esta nueva figura de los entusiastas, que son de una manera protoautores, miniautores o parautores, los remixer que también son autores, que en vez de trabajar sobre una materia prima excepcional, lo hacen sobre una ya elaborada y la vuelven a transformar, partiendo de conceptos, por lo cual en realidad el remixer está haciendo una transformación sobre una transformación anterior y esto lo vemos en muchos lugares, sobre todo en la televisión de calidad.

El título de la presentación realmente es “del push al pull”. Push son todas las tecnologías que empujan contenidos y que las irradian en el modo broadcast, el diario tradicional es push, empuja la noticia al lector a través de un soporte de papel, la radio analógica y también la digital. El push envía una información que es irradiada de alguien que la pensó, que la orquestó, la derramó, y la empuja hacia los espectadores, pueden ser canales de nicho, pueden ser cuatro, pueden ser muchos, pero siguen siendo push. Puede haber alguna intervención de las personas haciendo alguna interacción mínima pero es fundamentalmente push. Lo que estamos viendo ahora es una crisis del paradigma de broadcast, no una crisis de la radio, sino de todo el paradigma de broadcast que afecta a todos los medios, pero también a otras profesiones, por ejemplo a los profesores. Tiene que ver con la educación tradicional que también es de broadcast, afecta al periodismo y a la política y fundamentalmente a las editoriales que son las que fabrican los libros y que transmiten los contenidos.

Esto es una guerra acerca de las ideas que se juegan en Internet, y lo que se está jugando es la intocabilidad y la intangibilidad de los autores, la autonomía de todos sus objetos culturales que nosotros siempre consideramos independientes. Hecho por alguien, como el libro, el disco, la canción, y que ahora gracias a la tecnología digital puede ser modificada a voluntad y se puede transformar absolutamente todo. Esto evidentemente a mucha gente le produce una fuerte impresión, como a la que tiene derechos de autor, los copyrights. El colega de Radio Netherland mostraba un aparato que costaba cuatro dólares y que permitía recibir música digital y dijo: no es cuestión de que todo mundo se meta en Facebook o en Twitter, porque si uno no sabe qué hacer con eso, de qué le sirve. Probablemente cuando Gutenberg creó la imprenta, todavía los monjes estaban copiando, y mucha gente habría pensado que para qué se meterían en este negocio de la lectura. No estar en Twitter o no estar en Facebook no es un tema de elección, es un tema de infraestructura cultural.

En ese sentido, este año un volcán islandés de nombre impronunciable (Eyjafjallajökull), de repente decidió parar el tráfico aéreo europeo y dejó, en cuatro días, a 6 millones de personas varadas fuera de sus lugares de origen. Entonces uno iba al aeropuerto de Viena y se encontraba vacío. Mientras tanto, era mucha la frecuencia de comentarios hechos sobre el volcán en Twitter. A los pocos días de ver esta cantidad de millones y millones de apariciones de referencias al volcán, empezaron a aparecer páginas en Facebook para ayudar a los viajeros perdidos. Esto fue una cosa insólita: toda Europa parada, nadie podía volver, la gente desesperada, querían conseguir taxis, micros, barcos, lo que fuera. Y empezaron a aparecer páginas como “Atrapado en Helsinki”, mapas interactivos mostrando hacía donde iba la nube del volcán y qué oportunidad habría de que se abriera algún aeropuerto. Gente que fue a una conferencia en Londres y se canceló porque no podían llegar los visitantes, inventó otra conferencia de un día para otro con los que habían llegado antes. Apareció el usuario de Twitter “The ash cloud”que transmitía hacía donde iba la nube del volcán, qué estaba pasando y qué no estaba pasando. Empezaron a movilizarse todos estos sistemas de Crowd sourcing, para compartir vehículos, ninguna aerolínea de todas las europeas daba información, ni Iberia, ni KLM, ninguna de las grandes; la gente tenía que consultar al usuario “Ash cloud” o a Google. Sólo una compañía, Airbaltic, puso su página en Facebook y daba mucha información. Ese fenómeno puntual que se autoorganizó en pocos días, en horas, muestra el poder de esta herramienta, para reencausar a 6 millones de personas que se habían perdido y no sabían qué hacer.

Otro ejemplo brutal del mundo de antes y después de la red, del Word 2.0, es la Wikipedia. Un ejemplo de colaboración colectiva social, donde han intervenido centenares de miles de personas y donde alguien midió: ¿cuánto tiempo han invertido acá?, 100 millones de horas ¿cuánto valdría la Wikipedia si alguien tuviera que pagar?, 9 mil millones de dólares. La gente lo armó espontáneamente y la calidad de los artículos es bastante buena.

Hay herramientas como Twitter que yo uso cada mañana. Me levanto y lo primero que hago es ver qué pasó, porque en Europa ya están despiertos hace 5 o 6 horas, ya leyeron los diarios, recomiendan información, dicen qué está pasando, es una herramienta en tiempo real de actualización, de estar conectado con la gente que estamos trabajando en proyectos, o amigos que trenzan esta trama de información subyacente, que es la que determina cada día. Inclusive lo que uno investiga, lo que uno lee, lo que uno busca, lo que a uno le importa, lo que vale, lo que realmente tiene valor.

Las redes, como la sangre

Se han escrito muchos libros sobre el tema. Lamentablemente muchos no están traducidos aún. Hay más de mil redes sociales y muchas personas que están en ellas tienen menos de 30 años; estas redes son como la sangre, como el latido, como la infraestructura cultural que determina lo que sentimos, pensamos, decimos, analizamos; con quién armamos redes, tramas, etcétera. Una de las primeras conclusiones es que estamos consumiendo broadcast cuando hay otros formatos de producción. Si esos libros no están traducidos al castellano, no estamos en esas conversaciones.

Yo no sé si uno puede definir cuál ha sido el emergente más importante de todas estas cuestiones relacionadas con la Web 2.0. Uno podrá decir fue Google, YouTube o Facebook, no sé, probablemente hayan sido todos, pero YouTube tiene un valor estratégico en el rediseño cognitivo de los nativos digitales como en ninguna otra herramienta. Lo que habilitó YouTube es algo que antes hacían los cineastas o los cinéfilos, que hacían un grupo muy de nicho, que tenía que ver con el cultivo de ver cine, habilitó un sensorium, como decía Newton, de las posibilidades de socializar colectivamente, donde muchísima gente pueda pensar con imagen, hacer videos y comunicarse a través de éstos, lo que me parece es totalmente determinante.

En una nota en la revista Atlantic que sacó hace dos años, Nicolás Carpio, dice que en la película 2001 Odisea del espacio, de Kubric, la computadora se vuelve loca, entonces los astronautas tienen que desconectarla y la computadora no quiere que la desconecten; se mata toda la tripulación menos uno y ese uno tiene que desconectar la computadora y para desconectarla tiene que quitarle la memoria, y en una escena increíble, se va viendo como le saca la memoria, las placas, los paneles de memoria. La computadora que fue programada, cuando fue activada, cantaba una canción que se llamaba Daisy, Daisy, y cuando la están desconectando canta cada vez más lento y dice: “siento que se me va yendo la mente”. Carpio escribe este artículo diciendo que él siente que por estar usando todo el tiempo Internet se le está yendo la mente, y lo que está diciendo es que a nosotros se nos está yendo la mente, que nos estamos estupidizando. Hay gente que dice que esta generación, los que tienen menos de 30, es la generación más estúpida de la historia, y que no hay que creer en nadie que tenga menos de 30 años, o sea que el tren de Internet a más de uno lo está preocupando, lo está irritando. Y mientras, estamos coexistiendo, por un lado estas generaciones de coautores, de remixers, y los que tenemos más de 30, 40, 50, 60 años estamos asistiendo a un reverdecimiento de la narrativa condensada en las series de calidad de canales de cable, como HBO, A&E o Warner.

Mad Men, es una serie absolutamente increíble sobre la invención del capitalismo y de la sociedad de consumo. Después de ver los 114 capítulos de Lost uno es otra persona, como se es después de haber leído a Proust, Shakespeare, Balzac, Vargas Llosa, Borges o a quien sea. 20 años de Los Simpson, Dr. House, un tipo totalmente loco; él primero da la medicina y luego diagnostica, si no se muere puede seguir probando, es interesante. Esta es la constelación de cine de calidad, por otro lado, tenemos el cable de calidad, esta dieta cognitiva para los adultos o la gente más grande y por otra parte esta la cultura del YouTube, que es la cultura de ver y hacerse ver, donde encontramos cosas como el video que se hizo con 2 mil personas que cantaron la canción de Lilia Allen, cada uno por su cuenta, la mandaron al compaginador y con las 2 mil voces hicieron esta canción. Es un ejemplo de maschap sofisticadísimo; antes una cantante cantaba sola, ahora canta con un coro de 2 mil personas que jamás se vieron, con una edición profesional espectacular y además con un software que convierte cada una de las cosas en partecitas, absolutamente increíble, estamos viendo multiplicación de autores, de formatos, de posibilidades comunicativas, también estamos viendo la invención de nuevas instituciones y organizaciones, todas creadas o en vías de gestación tratando de superar la limitación del paradigma del broadcast y proponiendo nuevas opciones. Por ejemplo, antes las Universidades tenían canales de televisión, ahora un canal de televisión crea su Universidad y los profesores son de Harvard y de MIT, y si van a YouTube, hay 5 mil cursos de los University, dictados por estas personas. Algo raro está pasando si la televisión está teniendo esta penetración.

A partir de esto hicimos un experimento, un laboratorio en la Universidad de Buenos Aires, se llamó “Proyecto Facebook”, ahora se llama “Proyecto Rediseñar”. Si uno no cree más en el paradigma de broadcast, particularmente algunos universitarios de primer año que no se interesan porque venga alguien y les hable dos horas, les llene un rollo y no haya ningún contacto. Lo que tenemos que hacer es inventar un nuevo dispositivo áulico que esté centrado no en el broadcast sino en una cosa colectiva que tiene que ver con el mashap, con el remix. Los alumnos, o los no alumnos como hablamos nosotros, cuando uno les da confianza se toman la mano, el brazo, todo se toman, y ahora nosotros tenemos presentaciones de proyectos audiovisuales por parte de los alumnos y a uno se le ocurrió que no quedaba bien que vinieran diez personas y presentaran, si no que había que poner un copete que dice “Bienvenidos al Teórico de datos de la catedra Piscitelli”, éste será publicado en el blog de la cátedra www.catedradedatos.com.ar, es requisito de la cursada comentar la publicación del Teórico en catedradedatos.com.ar; al hacerlo especifican su nombre y apellido, el número de la comisión a la que pertenecen. La etiqueta “Rediseñar 2010” es el punto de encuentro habitual del proyecto Rediseñar, etiqueten todas sus producciones con “Rediseñar 2010”, además da una dirección de Twitter para encontrar los tweets sobre la cursada y también la dirección de la página en Facebook, en donde se documenta el proceso de trabajo de cada cursada.

Y así van haciendo las presentaciones, parte de un equipo enorme de 50 personas que somos ahora, para 350 estudiantes, trabajando toda esta dimensión audiovisual. El cuatrimestre pasado descubrí que había un DJ audiovisual entre los alumnos y lo convencimos para que hiciera algo. Él tomó todo lo que hicimos durante el cuatrimestre, las presentaciones, los trabajos, los invitados, y con eso armó en vivo una sección de 6 minutos. Nosotros no sabíamos que era en vivo, el tipo saltaba arriba del teclado, estaba enloquecido y lo había hecho en vivo, había programado cada tecla, con pedacitos de video, música, etcétera, y con eso pudo armar la despedida de la cursada del cuatrimestre pasado, incluía a los ayudantes, a los compañeros; después empezó a meter música electrónica.

Hablamos de la crisis de las producciones de broadcast, del pasaje push and pull y yo creo que tiene que ver fundamentalmente con la determinación del público objetivo y lo que nosotros llamamos nativos y emigrantes, colonos y excluidos digitales, y en la necesidad de entrar en un régimen de polialfabetismos donde no alcanza con el mundo analógico. Hay que pasar a lo digital con una necesidad de salvar esa brecha alfabeto generacional. Los alumnos están enojados, ya vienen de chiquitos muy enojados, hay que hacer algo con eso.1

Ahora son más rápidos, más listos, más sociales, esto va totalmente en contra de lo que decía, de que no hay que tener confianza en nadie que tenga menos de 30 años, es decir, está dividida la sociedad, de alguna manera siempre hubo esta guerra entre jóvenes y viejos, conflictos de generación. Ahora se combinó con un alfabeto generacional, con distintos códigos, condistintos intereses cognitivos.

Henry Jenkins hizo un trabajo muy interesante para la Fundación McArthur donde identificó 12 habilidades digitales y que son las que tendrían que ser incluídas en los currículums del futuro. Todos sabemos que debemos aprender a leer, escribir, hacer cuentas, aritmética, a entender el contexto, pero según Jenkins tenemos que aprender otras cosas que ninguna escuela, casi ninguna universidad del mundo, está enseñando en este momento: cultura de la simulación, formato de inteligencia colectiva, capacidad de navegación y producción transmedia, condición distribuida, etcétera.

Esto de los nativos y los emigrantes es más sofisticado de lo que parece, no es un reduccionismo binario, no es un maniqueísmo. Uno no es nativo porque nació después de los 80 o los 90. Ya hay dos generaciones de nativos digitales, los que nacieron en los 80 y los que nacieron en los 90, pero para ser nativo, tiene que haberse apropiado de la tecnología, tiene que conversar naturalmente con esa tecnología, poder usarla, y lo que tenemos no sólo son emigrantes, yo soy un colono no un emigrante, y después están los excluidos digitales.

Uno de los panelistas anteriores mostraba que había un 52% de personas que podían estar en Internet y no querían usarla. La exclusión puede ser socioeconómica, por falta de capital intelectual y por desinterés. Estos son conceptos básicos que tienen que ver con la construcción del mundo, o sea, gente que no sepa qué es el software social, que no sepa qué es el excedente cognitivo, gente que no trabaje con concepto de organizaciones no está entendiendo lo que pasa en este momento, porque las categorías principales de la sociología no sirven para entender lo que está pasando, y las que necesitamos no fueron construidas; muchos de los que están acá tienen que ayudar a construirlas, o sea, estamos en una situación muy complicada.

La era post Gutenberg

El triángulo de la transmisión tiene que ver con cultura, tecnología y economía. Si una tecnología no es barata, no es estable, no se puede difundir masivamente; si una tecnología no es aceptada por la gente, tampoco se puede difundir masivamente. ¿Cómo se da la feliz coincidencia de estas tres dimensiones? Tradicionalmente, siglos y siglos la lectura fue silenciosa, privada, individualizada. Desde hace tres décadas tenemos esbozos, anticipos, promesas de aprendizaje electrónico en red, muy poco cumplido.

Pero ahora sí, con 500 millones de personas en Facebook, con 150 millones en Twitter, con mil 800 millones de personas en Internet -a pesar de que en el mundo hay 7 mil millones de personas y la penetración de Internet es completamente asimétrica, en África es bajísima, en Estados Unidos es altísima y además sigue patrones socioeconómicos-, estamos quizá entrando en esta era post Gutenberg, donde hay entrenamientos. En Colombia hicimos estos educamp, donde a docentes se les enseña en 10 o 12 horas, 10 y 15 herramientas Web 2.0 Cuando entran se ponen las etiquetas de lo que no conocen en la espalda y cuando las aprenden se las ponen en el pecho, es una forma de aprendizaje muy concreta, muy rápida y muy eficiente.

El último post que puso un escritor argentino, vive en Barcelona desde hace muchos años y es brillante, se llama Hernán Casciari. Tenía dos weblogs increíbles, porque renunció a El País, el mejor diario en lengua castellana. Las columnas del weblog luego las ponía en libros. Tiene otro weblog que se llama Spoiler, sobre series de televisión, de extraordinaria calidad. Puso la semana pasada que él renunció a su columna de La Nación en Argentina, y a su columna de El País de España -90 columnas, 2 años de trabajo-, porque le acortaban las columnas, si había publicidad, porque la publicidad las ocupaba, si no había porque achicaban el diario. Después le traducían las cosas, en México, Grijalbo le cambió el libro, le ponían mexicanismos, en fin, el tipo estaba furioso, y dijo: yo no quiero saber más nada.

Por qué es importante lo de Casciari, porque es una persona importante, no, porque vende millones de libros, tampoco, porque es una persona que de alguna manera va a poder cambiar el paradigma de broadcast de la industria editorial, tampoco, es interesante porque Casciari en este post se anima a decir, que le llamaban de La Nación a las 5 am para decirle que no pusiera malas palabras, que no hablara mal de la iglesia católica en Argentina. Lo importante es que Casciari se anima a decir: voy a seguir publicando y no me interesan más las editoriales. Las editoriales eran un mal necesario, un mal intermediario.

Y esto es muy interesante. Así como Apple, una empresa enorme, con su modelo de iTunes y el iPod le hizo pito catalán a la industria discográfica y reinventó el mundo. Porque desde que salió en 2001 las discográficas están perdiendo plata como locas y están haciendo malabarismo para ver cómo pueden recuperar parte de esa enorme plusvalía. Producir un disco cuesta entre 2 y 4 dólares y se vende a 20 o 25 dólares, no hay cosa más absurda que eso y al artista no le pagan nada, los artistas ganan con los conciertos, es un modelo perverso desde el punto de vista económico, para el productor y para el consumidor y esto nunca se había dicho, es la primera vez que salta, porque no sólo se enuncia y se critica, sino que ahora se crean dispositivos alternativos.

Con la aparición de estos nuevos dispositivos es impensable que el público consumidor de cultura quede entrampado en los formatos cerrados tradicionales, llámense discos, libros, radios o lo que fuera, porque estos dispositivos lo que hacen es ampliar la capacidad expresiva, con gestos, y cambiando completamente la ecología y la circulación de la información.

Una cosa muy reciente es el Flipboard, una revista a la medida y nadie tiene dos iguales, con el iPad uno la baja con dos secciones sobre cultura, ciencia, tomando post aislados, inclusive los post de Facebook y de Twitter. Es algo insólito, es un dispositivo conectado por Wi-Fi a una red social que genera una dieta cognitiva a medida, es como si uno pudiera ir a la Gandhi y en lugar de comprar los libros como están, pidiera un capítulo de esto, otro de esto y que lo mezclen con otras cosas, en tres idiomas y me lo llevo. Pero no hace falta porque viene en el dispositivo a través de Wi-Fi, imagínense el peligro que estos dispositivos supone para todos los formatos tradicionales de negocios.

Una editorial adquiere contenidos, vende, publica conocimiento y contenidos, ¿qué le cuesta a la editorial? las publicaciones, el marketing; la editorial publica para un mercado lo más amplio e indiscriminado posible, betseller. Se maneja con una red minorista, con un segmento de cliente lo más amplio posible, y quien gana son los mayoristas. El modelo alternativo lulu.com, es el primera editorial pura de Internet, donde uno como autor negocia directamente para que pongan su libro en Internet y el modelo de negocios es totalmente distinto. En el tradicional al autor le llega el 10%, en Lulu les llega el 70% de lo que se venda. Lulu invirtió en el desarrollo de plataformas y en logísticas, en infraestructura de print on demand, vende servicios de publicación, mercados para contenidos, puede ser para cualquiera, para autores de nicho publicaciones de nicho. Se pueden vender 500 ejemplares, 50 ejemplares, yo puedo publicar en Lulu.

¿Hay vida después de la imprenta?

Empecé hablando de una línea divisoria, mundo analógico mundo digital, mundo de pocos autores, mundo de muchos autores y esta línea divisoria me parece que tiene mucho que ver con Google. Yo divido el mundo -ya no más antes de Cristo y después de Cristo-, antes de Google y después de Google. El mundo después de Google cierra el paréntesis de Gutenberg. El espacio de 1445 y el año 2010, en donde el libro, la imprenta, el broadcast del conocimiento fueron hegemónicos y que ahora estalla a partir de todo esto que comentamos. Entramos en el mundo de los post, la post imprenta, el post periodismo, la post publicidad, las post editoriales y ¿cómo es el mundo de la post imprenta? ¿hay vida después de la imprenta? Sí, porque antes de la imprenta hubo o ¿ustedes creen que antes de 1445 la gente no respiraba, no vivía, no hacía nada porque no estaba Gutenberg? Esto tiene que ver mucho con la tecnología, con las políticas, sobre todo con las políticas culturales y con una atmósfera cultural.

Blume escribió un libro sobre Shakespeare, diciendo que había inventado las emociones humanas y una cosa interesante de Shakespeare es que se empieza a representar Macbeth, una de las grandes tragedias humanas, en el año 1603 y hasta el año 1621 no se publica en papel, durante 18 años lo que hizo Shakespeare fue hacer Focus Group con el público que tenía y va cambiando lo que decían los personajes, según cómo reaccionaba la gente, era un arte líquido, un arte de maschap que sólo se cierra en el momento en el que se publica como libro y se convierte en un incunable, en donde lo único que se puede cambiar es la interpretación, pero ya no más el texto, y eso tuvo mucho que ver con Gutenberg, estos personajes que clasificaron toda la cultura occidental, el que inventó el sistema de clasificación decimal, las bibliotecas, las estanterías, los sistemas clasificatorios, las universidades. Ahora todo pasa a una velocidad increíble.

NexusNow presenta datos increíbles de como está creciendo Internet. Uno puede comprar un disco de un terabyte en Estados Unidos por 100 dólares. Leemos más que nunca el crecimiento exponencial de la información, hay Campus Party México en donde se pone en una carpa, les dan 10 Gb de conexión y pueden trabajar esa semana más que en un año gratis. Viven ahí adentro, es una educación universitaria de calidad excepcional. Estamos en el momento del fin y de la reinvención del libro, fin de la reinvención de la cultura, fin de la reinvención de los formatos y fin de la reinvención de estos objetos culturales que creíamos acabados, cerrados, terminados y que ahora gracias a la revolución digital, a este mundo de prosumidores, este mundo de consumidores, este mundo de autores generalizados pueden ir en direcciones muy interesantes con un montón de peligros y dificultades, pero también con un montón de promesas. Es muy lindo y afortunado para los que tienen 20, 30 años saber que tienen muchos años por delante para poder atravesar esto que va a ser fantástico y muy interesante. Gracias a todos.

Nota:

1 Aquí se proyecta un video con niños que cuestionan cómo un maestro que no sabe usar la computadora, ni Internet, ni redes sociales, puede ser su maestro, ya que ellos son nativos digitales. “Si no sabes usar una computadora, no puedes ser mi maestro”. Inmediatamente después se presenta otro video donde un hijo le explica a su padre qué es y cómo usar un portal wap, remata al terminar la explicación “a veces son tal lindos”, refiriendose con ternura al padre.

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