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El crecimiento exponencial del uso de nuevas tecnologías de la información obliga a reflexionar sobre el papel de los medios de comunicación tradicionales: televisión, radio y periódicos.

Las nuevas formas de comunicación generaron un cambio radical en las costumbres y en el consumo de información de quienes buscan estar enterados.

Los medios mainstream o “tradicionales” se caracterizan por amplificar o difundir la información de manera masiva.

Los medios grassroot se producen desde abajo, con contenidos generados en las redes sociales por individuos que no necesariamente son profesionales de la comunicación, pero que tienen algo que decir. La característica de estos medios es su diversificación. La era digital da la oportunidad de personalizar el consumo y seleccionar entre la infinidad de nichos que pueden ser explorados.

¿Cuáles son algunas de las diferencias entre estos dos canales de información?

1.- Jerarquización. Los medios tradicionales tienen como una de sus funciones informativas jerarquizar las notas. Es decir, de entre la gran cantidad de información que se genera en el país y en el mundo, los medios toman la decisión de priorizar qué es lo más importante, específicamente por cuestiones de tiempo aire o de espacio, así como por factores de la noticia: proximidad, relevancia, temporalidad, novedad. Esto, no sucede en las redes sociales. Quienes participan en ellas están constantemente comunicando sin importar la hora o el día, sin jerarquizar.

2.- Inmediatez. Las redes sociales dan a los ciudadanos la posibilidad de comunicar e incluso de “reportear” un evento en tiempo real compitiendo con los canales de noticias de 24 horas.

Por ejemplo, quienes vemos o escuchamos noticias nos enteramos de la Marcha Nacional que encabezó Javier Sicilia. Vimos la nota de dos o tres minutos en el noticiario de la noche o en la radio de camino a la oficina.

Pero quienes estamos en redes sociales pudimos seguir paso a paso la marcha. Los ciudadanos que asistieron iban, desde sus celulares, narrando minuto a minuto lo que sucedía, quiénes estaban, qué se decía; incluso subían fotografías o video.

3.- Interacción. Una de las revoluciones del uso de la red es sin duda la interacción que generan. Estábamos acostumbrados a ser espectadores pasivos de las noticias que nos ofrecen los medios tradicionales, pero ahora cualquier individuo puede romper esa barrera y simplemente establecer un diálogo de tú a tú con un secretario de Estado o con un político en la red.

Las noticias ahora pueden ser comentadas inmediatamente después de que suceden. La información que genera un ciudadano se actualiza en segundos y nadie la puede borrar o censurar. Los ciudadanos pueden exigir, dar sus puntos de vista, informarse entre ellos, argumentar a favor o en contra de lo que hacen otros actores. En estos medios, los propios ciudadanos pueden completar una información, corregirla y poner sobre la mesa sus propios argumentos. Ya no sólo se trata de información, sino de opinión y debate.

La circulación de información en Internet puso al descubierto la pluralidad de voces ciudadanas que pueden llegar a desafiar el carácter hegemónico de los medios de comunicación tradicionales. Estamos frente a un proceso que abre la posibilidad de que las ideas de cualquiera lleguen a todos. También ante la creación de contenidos que nos muestran qué es lo que mueve a los ciudadanos, qué les importa y qué es lo que piensan. Internet y sus plataformas facilitan el desarrollo de acciones ciudadanas de todo tipo: desde las denuncias más radicales hasta la formación de grupos o redes que buscan compartir información y conocimiento. El activismo ciudadano combina la acción en las calles con el uso de Internet para difundir su mensaje. Así pues, la tecnología ha provocado un cambio social que es el de modificar o complementar la manera que tiene la ciudadanía de comunicarse con los demás.

Quedan muchas preguntas pendientes: ¿Cómo se pueden complementar estos dos tipos de medios? ¿Consideran los periodistas que la participación activa del lector puede ayudarlos a construir su noticia? ¿Tenemos frente a nosotros una nueva concepción del periodismo? ¿Podemos hablar de periodismo ciudadano? ¿Cuál es el valor de las notas que surgen de entre los usuarios de estas redes? ¿Qué credibilidad tienen?

Ya sabemos que el éxito de cualquier noticia, campaña política, publicitaria o social está ligado con el hecho de que aparezca en los medios de comunicación masivos. Pero, ¿no tendríamos también que preguntarnos qué sucede afuera, alrededor, abajo? Tendríamos que estar conscientes de que los cambios se producen en ambas plataformas: en los medios tradicionales y en los nuevos, y si ambos aprenden a colaborar entre sí, podría generarse una participación ciudadana más activa, más informada y sobre todo más democrática.

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