Es posible quitarse en un santiamén la edad o, mejor dicho, las arrugas; deshacerse en una semana de las lonjas acumuladas durante años; dejar atrás el tono de piel morena para ser un güerito de aparador, o eliminar, por fin, la celulitis para tener una piel de durazno en almíbar? Y si ya estamos en eso, ¿por qué no cambiar de una vez de vida y hasta de realidad para estar a salvo de las crisis económica, emocional, de identidad y sexual?
El cretinismo es el pan de cada día en estos tiempos de sobreinformación electrónica y es difícil creer que tales sueños son probables, pero bien es sabido que cualquier falacia de tanto repetirse adquiere un tono de verdad, sobre todo si se presenta en televisión, en horario estelar y aderezado por figuras públicas.
Y es que desde hace algunos años, la invasión y sobreexposición de los llamados productos milagro y soluciones instantáneas han sido cada vez más brutales. ¿O de qué otra manera se le puede calificar al cúmulo de infomerciales que apelan al ego y al placer, a la belleza fría, casi clínica, de cuerpos de modelo, a la virilidad desmedida, a la perfección física como último eslabón de la evolución humana?
Las empresas venden estas “soluciones” rápidas a cuanta ilusión o insatisfacción se les ocurra, sin importar si funcionan o no, si cometen un delito o si de plano engañan a la gente de manera cínica. Al fin y al cabo el vacío legal en México en materia de salud es un gran aliciente que otorga la salvación con pagar unas cuantas multas.
Si bien hace menos de una década había pocas empresas dedicadas a comercializar estos productos, en los últimos años se han reproducido como hongos en temporada de lluvia. Las principales son: Merkacommerce, Suave y Fácil, Unilever, Genomma Lab, Biotanic, Naturezza Latinoamericana, Innova System, Golden Harvest, Herbalife, NutriGad, Eternelle.
Entre los productos de esta botica milagrosa están: White secret, Renueé, Perla mística, Cicatricure, Jugo dos x tres, Quit, Natural breast, Multi o, Slim ice modeling, One week plus, Pointts, Rewind, Post-t-vac, Fermezza, Reduc plus, Cold heat extreme, Redugrass, Harappa neems, Monyelina, Slim night, por mencionar algunos.
El cinismo
¿Es posible tal impunidad o el consumidor es demasiado bruto para no darse cuenta de que le ven la cara? No se tienen elementos para afirmar que la respuesta es lo segundo, pero sí es posible afirmar lo primero remitiéndose al artículo 270 de la Ley General de Salud: “No podrá atribuirse a los productos de perfumería y belleza ninguna acción terapéutica, ya sea en el nombre, indicaciones, instrucciones para su empleo o publicidad”.
Si lo hacen, deben regirse por la norma de medicamentos previstos en el capítulo IV, pero tienen que comprobar la seguridad y eficacia, además de acatar las normas y disposiciones oficiales mexicanas en materia de salud. Para sortear esas cuestiones legales y librarse de procesos rigurosos y años de investigación, las empresas sólo colocan en los productos etiquetas con leyendas como ésta: “Producto de uso cosmético”.
“Para que un medicamento salga al mercado se deben estudiar muchas sustancias y sales, de las cuales de una serie de mil, sólo una es útil. Se gastan alrededor de 800 mil dólares por una sola sal porque hay que hacer investigaciones cuidadosas y controladas en animales y después en humanos voluntarios. Todo eso lleva su tiempo y diversos estudios farmacológicos. (Por eso) no es justo que alguien llegue con un producto que se le ocurrió y sin ninguna base empiece a venderlo en forma masiva sólo porque hay dinero para publicitarlo”, señaló la doctora Rosa María Gutiérrez Vidrio, presidenta de la Sociedad Mexicana de Cirugía Dermatológica y Oncológica.
Un ejemplo de cómo embaucar y no morir en el estercolero es el caso de la empresa Capslim. En enero de 2009, la Comisión Federal para la Protección contra Riesgos Sanitarios (Cofepris) la multó con un millón 262 mil 160 pesos por comerciar cápsulas para bajar de peso, formuladas con una planta tóxica llamada thevetia peruviana, la cual provoca daños renales e hipertensión arterial en el organismo. Como buen mercader, Capslim trató de minorizar la situación al atribuir el daño a un producto apócrifo. A pesar de varios decomisos de mercancía, el producto sigue en el mercado.
El colmo es que, a pesar de que Cofepris acordó en 2004 la no venta de productos “milagro” con la Asociación Nacional de Tiendas de Autoservicio y Departamentales y las principales cadenas farmacéuticas, todo quedó en el papel, pues actualmente se consiguen en casi todas las tiendas de autoservicio, departamentales, en las famosas Tv Tiendas, en los centros comerciales, en los miles de mercados de gangas por Internet (punto aún sin legislar) y farmacias, donde compiten en el mismo anaquel con los productos higiénicos, suplementos alimenticios y medicamentos.
Del merolico a la pantalla
En cuanto a estrategias de difusión de los productos “milagro”, la televisión de paga ha sido fuente de infomerciales durante mucho tiempo; se destinan incluso canales exclusivos a este fin, como el 155 de Cablevisión. Sin embargo, la mejor alternativa es la señal abierta. Televisa, TV Azteca y Proyecto 40 son los reductos de tan gran empresa, con horarios bien establecidos. En ambos sistemas, los productos para hombre se anuncian en horario nocturno y para mujeres, durante la mañana y la tarde.
La emisora de Emilio Azcárraga y Genomma Lab hanlogrado una mancuerna óptima. Por ejemplo, el domingo 29 de marzo 2009, durante el programa cultural México Nuevo Siglo, transmitido de las 23:30 a las 00:30 horas por el Canal 2, hubo seis bloques comerciales, en los cuales los productos de Genomma Lab sobresalieron con ocho anuncios en total.
Una muestra más del poderío de Genomma Lab, lo proporciona Ibope AGB México, en su anuario 2008-2009, donde le atribuyó el número 14 del Top 15 de anunciantes en todos los medios con 70 mil 192 inserciones. IbopeTV registró que, durante enero pasado, los programas de mercadeo tuvieron un rating de entre 3.1 y 4.1 puntos dentro de un rango de 0 a 28.8. Un mes después, el puntaje fue 1.9 a 4.6. El éxito es tal que Genomma Lab ingresó el 18 de junio de 2008 a la Bolsa Mexicana de Valores.
El cretinismo: método de los infomerciales
No es raro ver en pantalla imágenes -manipuladas por computadora- de grasa corporal desbordada de los pantalones que luego se comprimió gracias a la hieloterapia con gel. Hay galanes, antes flácidos, convertidos en hombres musculosos; mujeres con sobrepeso transformadas en gráciles gacelas tras enfundarse en un fabuloso body. Todos los productos “milagro” aseguran resultados rápidos.
Eso sí, las promesas son sustentadas con supuestas investigaciones científicas y aplicaciones tecnológicas. Casi siempre, los infomerciales hacen pasar actores como médicos, interventores y notarios que omiten su cédula profesional.
A lo anterior debe sumarse que las figuras públicas también inducen al consumo con estímulos de belleza, poder y “éxito”. Lo que omiten es que la mayoría cumple con programas especiales de dietas y entrenamiento personal. Cecilia Gabriela, Arleth Terán, Adela Micha, Laura Flores, Patricia Manterola, Anahí Puente, Maite Perroni, Maribel Guardia, Dominica Paleta, Laura Luz, Luz Elena González, Silvia Pantoja y Christian Bach son algunas de las que se han dado a tan benéfica tarea.
Por los infomerciales también desfilan periodistas que aseveran, prometen y garantizan los resultados del producto anunciado. Si anuncian que una crema puede borrar toda imperfección, ¿por qué dudarlo si lo avala un respetable comunicador? Los publicistas apuestan a la supuesta credibilidad de figuras como Adela Micha. ¿Quién se atreverá a dudar, piensan los fundamentalistas de la vendimia, si por algo ella es titular de un noticiario?
Una vez lanzado el anzuelo, lo que sigue es más sencillo: la empresa brinda un número telefónico de compra, descuentos, facilidades de pago, bonos de regalo y listo, la estafa está completa, sin importar el riesgo en el que coloca la salud del televidente-consumidor al evitar “que acudan al especialista (…), aunado a que no se sabe qué efecto causa en la persona”, resaltó Rosa María Cristo Atristaín, especialista en nutriología clínica y deportiva y miembro del Colegio Mexicano de Nutriólogos
¿Qué milagro puede ocurrir contra los productos “milagro”?
¿Existe incapacidad o falta de voluntad en las autoridades sanitarias para regular sobre el tema? ¿Es más fácil hacerse de la vista gorda que solucionar el problema? ¿El capital involucrado es mucho y alcanza para todos?
Es urgente implementar medidas contundentes para frenar la comercialización de productos nocivos y respetar el derecho a la salud que cada individuo tiene. Aunado a ello, es necesario legislar el comercio digital, brindar información certera de tratamientos y padecimientos y no lucrar con la confianza del consumidor. Eso, además de incrementar los estándares de calidad y el manejo ético de los medios de comunicación masiva. En China, por ejemplo, el gobierno prohibió a los actores interpretar el rol de médicos en anuncios de televisión para no confundir a los espectadores.
El diputado Fernando Mayans elaboró una propuesta para reformar y adicionar diversas disposiciones a la Ley General de Salud. En ella destaca pedir que todos los suplementos alimenticios, remedios herbolarios y productos de perfumería y belleza se incluyan en los artículos 376 y 376 Bis, para que aparezcan en un registro sanitario. También pide restringir que profesionales de la salud y artistas induzcan al consumo.
Sin embargo, el 1 de abril de 2009, se “reventó” la sesión legislativa en la que los secretarios de la Comisión de Salud discutían una reforma a los transitorios 1, 2, y 3 del artículo 376 de la Ley General de Salud, de acuerdo a lo publicado al día siguiente en el portal del diario La Jornada.
Por el momento no existe más alternativa que el consumidor evite ser engañado, ya no por el merolico de la alameda, sino por empresas que han logrado grandes beneficios económicos a través de la charlatanería.