De repente vimos a Carlos Salazar Lomelín ser el candidato a la presidencia del Consejo Coordinador Empresarial, propuesto no por una o dos, sino por seis de las siete organizaciones empresariales con voto en el CCE.
Prácticamente es un hecho qué Carlos Salazar será el nuevo dirigente del empresariado mexicano. Es lo más cercano a un candidato de unidad, sólo teniendo como contendiente fuerte al activo y echado para adelante Bosco de la Vega, presidente del Consejo Nacional Agropecuario, así como a Manuel Herrera, quien fuera un buen presidente de la Concamin.
Sin embargo, Salazar Lomelín, sin haber tenido un puesto en confederación empresarial, comercial o patronal, salta a la escena nacional como un candidato casi invencible por ser nominado por las confederaciones industrial y comercial, Concamin, Concanaco, el sindicato patronal Coparmex, la Asociación de Bancos de México, la Asociación Mexicana de Instituciones de Seguros y el poderoso Consejo Mexicano de Negocios. En otras palabras, Salazar ya tiene seis de siete votos. Amplia mayoría.
SALAZAR, EL ORIGEN REGIO, EL TEC, EL DIABLO Y ROMO
¿Quién es Carlos Salazar Lomelín? Uno de los empresarios de toda la confianza del Grupo Monterrey. Sin duda. Fue el director de FEMSA, el conglomerado que igual es el principal embotellador de Coca-Cola fuera de Estados Unidos, que el tenedor de la ya internacional cadena OXXO, y fue quien llevó a tener en FEMSA a más de 300 mil empleados.
Por la relación con FEMSA, Salazar Lomelín conoce perfectamente a José Antonio Fernández Carbajal, aunque niega que El Diablo (como se le conoce a Fernández Carbajal, lo haya impulsado a la candidatura). “Recibí muchos apoyos e impulso” y recuerda que Fernández Carbajal es buen amigo y un empresario de primera línea.
Pero no es El Diablo el único empresario regiomontano insignia con quien Salazar tiene una relación directa. También la tiene con quien está en su momento político cumbre, el empresario regiomontano, Alfonso Romo, hoy jefe de la Oficina de la Presidencia de López Obrador.
“Alfonso y yo nos conocimos desde que éramos chamacos, cuando estudiábamos juntos en el Tec de Monterrey”. La amistad entre ambos ha continuado en el tiempo.
BUSCAN LA VISAGRA CON EL GOBIERNO DE AMLO
Salazar Lomelín ya estaba retirado de los grandes corporativos. Llevaba sus negocios, como son fábricas de galletas y cereales (una de sus marcas es Sr. Natural), pero tenía gran actividad en 12 consejos de administración, desde Bancomer hasta Sukarne.
Y desde luego estaba a cargo del Consejo de Nuevo León, creado por el Congreso del estado para empatar planes nacionales con los locales, pero también para plantearse metas ambiciosas como la de ser el primer estado del país en erradicar la pobreza extrema.
Se le conoce como buen gestor y excelente operador. El Grupo Monterrey lo respalda ampliamente, y sin duda, es la visagra para una comunicación fluida con Presidencia, en particular con Alfonso Romo. Salazar por su trabajo empresarial, ha tenido relación con Concamin, Conanaco, Coparmex, los banqueros de la ABM, las compañías de seguros, y desde luego con el Consejo Mexicano de Negocios.
EL SEXENIO Y EL DIÁLOGO QUE BUSCA LA IP CON EL GOBIERNO
En un sexenio donde los empresarios temen un cambio de rumbo o de modelo económico, Salazar plantea, en primer lugar, unidad empresarial, donde las más de un millón 300 mil empresas, suelen tomar rumbos distintos.
Después plantea ya no ser el empresariado que es reactivo, sino pasar a las proposiciones, en temas clave como el ataque a la informalidad. Y por último propone que los empresarios sí participen mucho más. Pero lo más importante: los empresarios buscan un puente para mantener el diálogo con el gobierno de López Obrador. No buscan enfrentamiento, sino puentes, por lo menos en este momento.
Este artículo fue publicado en Excélsior el 4 de diciembre de 2018, agradecemos a José Yuste su autorización para publicarlo en nuestra página.