No permitas que el sol ardiente seque una sola lágrima de dolor, antes que tú la hayas enjugado en el ojo del que sufre.
H.P. Blavatsky
Pocas veces una campaña publicitaria me ha hecho levantar la ceja con tanto desdén como la que ahora ponen en el supermercado y que reza simplemente así: “Debo decir sí al redondeo”.
Lo primero que piensa uno es ¿qué sigue?, ¿la hipnosis o el castigo? Y es que casi nadie tiene información suficiente para saber el camino paso a paso que sigue ese dinero hasta llegar a beneficio de la población. Sólo que al incrédulo no hay que obligarlo. Lo que falta es convencerlo.
En realidad no hay mejor momento que ahora para abrir la transparencia en función de la solidaridad. La influencia de los medios que ha despertado el llamado “boom del voluntariado” en otros países puede bien ponerse al servicio de las ONGs en México y captar los recursos materiales y humanos que hacen tanta falta en proyectos de desarrollo.
El problema es que en nuestro país las campañas como el Teletón, y demás, convierten en espectáculo lo que debiera ser conciencia cívica y ética social. Se promueve la ayuda en forma manipuladora y no de manera comprensiva y argumentativa. El tinte paternalista con el que se nos muestra al otro realmente no esgrime las razones por las cuales debemos abrirnos a la existencia del necesitado.
La buena noticia es que la globalización nos está uniendo como humanidad en problemas comunes, y si bien no es fácil incidir en las tragedias que nos llegan de lugares remotos, al menos nos sentimos tocados sobre temas que afectan y preocupan a la sociedad como la salud, la integración social, las desigualdades, la problemática ecológica o la violación de los derechos humanos.
En todo esto, el consejo a seguir para las organizaciones no gubernamentales es una buena estrategia de mercadotecnia que no olvide que lo primero y más urgente es convertir a la gente en ciudadanos; educarlos para que sepan usar la información y tomar sus propias decisiones.
Por eso el libro compilado por Eloísa Nos Aldás y María José Gámez Fuentes, Medios de comunicación y solidaridad, puede ser útil para prepararse ante las nuevas exigencias de sinceridad comunicativa.
Desde mi punto de vista es urgente que los ciudadanos sean agentes críticos que cuestionen la ética del consumismo y aprendan a sensibilizarse en las causas sociales, pero no porque una empresa que sabemos ligada a proyectos políticos y económicos nos imponga mensajes solidarios, sino porque nos debe quedar claro que no es posible el desarrollo al margen de los grupos sociales.
Las ONGs deben ser cada vez más especializadas y exponer cada una de sus actividades en forma específica; deben promover y distribuir mejor sus ideas y planes de trabajo, y deben saber aliarse no sólo para atraer recursos monetarios, sino también para ganar prestigio y aumentar el éxito de sus gestiones.
Comprometerse con el otro es necesario y fundamental, porque las diferencias sociales que prevalecen en la sociedad moderna parecen cada vez más hirientes, y –como diría Daniel Cosío Villegas– “porque en nuestra América parece que debería haber para todos mucho espacio, mucho aire, mucha luz y comida y abrigo bastantes…”
Eloísa Nos Aldás y María José Gámez Fuentes (eds.), Medios de comunicación y solidaridad, Universitat Jaume, España, 2006.