Marzo de 2004. Los primeros dias del mes transcurrieron turbulentos: el 1 de marzo, Joaquin López-Dóriga presentaba en su noticiero imágenes en las que se podia ver al entonces secretario de Finanzas del gobierno del DF, Gustavo Ponce, mientras apostaba en la zona VIP del hotel Bellagio en Las Vegas. El procurador capitalino Bernardo Bátiz da a conocer en el mismo informativo que Ponce era sujeto de una investigación por un probable fraude de 31 mdp al GDF.
El video causó estupor y la destitución del funcionario por parte del ex jefe de gobierno, Andrés Manuel López Obrador.
La imagen en la que podia verse a Ponce sentado a la mesa del black jack del Bellagio aún era una escena constante en todos los noticieros cuando dos dias después, el 3 de marzo, Televisa, a través del programa de Brozo, presenta otro video, el cual provocó un mayor impacto. En éste podia verse al entonces asambleista René Bejarano recibiendo un portafolio de dinero del empresario Carlos Ahumada, y llenándose los bolsillos con los billetes y las ligas.
El escándalo fue inmediato: apenas Bejarano salió de las instalaciones de Televisa Chapultepec, automovilistas y transeúntes comenzaron a insultarlo.
Y pese que las autoridades no han podido determinar todavia si René Bejarano cometió un delito al recibir ese dinero (incluso salió de prisión absuelto de todos los cargos), las imágenes que por esos dias se transmitieron hasta el hartazgo, cumplieron su cometido: la de denostar a un adversario politico, aunque en tal empresa se atropellaran las ideas, el respeto a las leyes e instituciones.
(Hay que recordar que el primer escándalo en video que detonó aquel año, fue el del ex presidente del PVEM, Jorge Emilio González, quien apareció en una cinta donde se le ve negociando un supuesto pago a cambio de apoyar varios proyectos en Cancún.)
Asesinato de Francisco Stanley.
7 de junio de 1999. Pasado el mediodia, la escena ya habia recorrido las pantallas de la TV: una camioneta negra con varios impactos de bala, la sangre en el pavimento, la confusión y como única certeza la muerte de Francisco Stanley.
A partir de ese momento comenzó uno de los episodios más lamentables en la historia de la televisión en México: el asesinato de Stanley fue la causa que TV Azteca abanderó para descalificar al gobierno capitalino, encabezado entonces por Cuauhtémoc Cárdenas, y montar toda una campaña en su contra para hacerlo culpable de la muerte de uno de sus conductores estrella, por no poner freno al problema de la inseguridad.
Aquellas imágenes no correspondian a una muestra significativa de lo que corresponden los delitos más comunes. En esta misma edición, usted podrá leer más sobre cómo los medios explotan crimenes excepcionales, convirtiéndolos en un espectáculo que no atiende a una comprensión real del problema.
Campañas 2000 y 2006
Las campañas electorales de 2000 y 2006 se caracterizaron por la preeminencia de los anuncios y la propaganda en televisión sobre las ideas y el debate. Fueron auténticos duelos de spots, con golpes de imagen y frases pegadoras.
Un ejemplo que retrata perfectamente el nivel de estos comicios, fue cuando el martes 23 mayo de 2000, los entonces candidatos presidenciales Cuauhtémoc Cárdenas, Francisco Labastida y Vicente Fox discutian sobre las condiciones para llevar a cabo un debate entre ellos.
En aquella ocasión, Fox se aferró a que el debate fuera esa misma noche, con su célebre frase: hoy, hoy, hoy. El panista insistió una y otra vez, e incluso mintió al asegurar que la CIRT le habia hecho llegar un fax en el que ésta respaldaba su propuesta. Sin embargo, pocos minutos después, el entonces presidente de la cámara, Joaquin Vargas, lo desmintió.
Finalmente el debate tuvo lugar el dia 26 y la sombra de aquel martes negro persiguió a Fox por muy poco tiempo, pues sus publicistas capitalizaron los errores que cometió su candidato en un anuncio donde el “hoy, hoy, hoy”, se convirtió en una arenga para resolver de inmediato los problemas del pais. El spot fue todo un éxito.
En los comicios de 2006 la historia se repitió, la propaganda volvió a imponerse y esta vez fue a través de campañas negativas.
Marcha zapatista y huelga en la UNAM
En febrero de 2001 el EZLN inicia una marcha por varias ciudades del pais, que denominaron zapatour, con el objetivo, según sus promotores, de crear conciencia sobre la situación de los indigenas.
Las semanas que duró el recorrido del ejército neozapatista, las pantallas de la televisión y en general todos los medios dieron un seguimiento casi obsesivo a la figura del subcomandante Marcos, a cada uno de sus gestos, actitudes y discursos.
Poca atención hubo en profundizar y analizar, justamente, la problemática indigena y sus posibles soluciones, o en la comprensión del movimiento neozapatista, y los virajes pragmáticos que ha dado en su discurso durante su historia más allá de la fascinación que despierta en los medios la figura de su lider principal.
Algo similar ocurrió con la cobertura de la huelga de la UNAM (1999-2000): las imágenes que la TV transmitió del conflicto lo simplificaron a tal grado que las principales televisoras se dedicaron sólo a denostar el movimiento y reducir el episodio a escenas de campamentos de “seudo estudiantes” en las facultades de la universidad, sin acercarse a la problemática de la universidad y sus posibles soluciones.
Celebremos México
En medio del forcejeo que anticipaba lo que serian las campañas presidenciales, el 29 de agosto de 2005, los principales actores politicos, de casi todas las fuerzas e identificaciones, acudieron al llamado de Televisa, en lo que ha sido una de sus principales muestras del poder que tiene.
La empresa de Emilio Azcárraga organizó una campaña y una gala en el Palacio de Bellas Artes, en la que invitaba a “celebrar” el amor por México. Dicha campaña resultó intrascendente, pero las imágenes de aquella noche de agosto dejaron ver sólo una alfombra roja por la que desfilaron figuras reconocidas que asistieron prestos a la convocatoria de Televisa.
¿Quién si no las pantallas poderosas de la televisora más importante del pais podrian concertar un encuentro de tales dimensiones? Televisa lo sabia y lo hizo, invitó a celebrar su poderio y demostraba que aun después de participar en hechos como, por ejemplo, los videoescándalos podia conseguir que Andrés Manuel López Obrador y Carlos Salinas de Gortari coincidieran y se sentaran, apenas separados por algunos asientos, en las filas y lugares que la televisora dispuso.
Reportera de etcétera.
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