Luz tenue. Cuelgan paraguas y abrigos mojados. No hablan. Suben la escalera, él detrás de ella, una mano al barandal, mientras los dedos de la otra viajan desde el talón hasta desvelar broche y liga que arrestan a un muslo suave y pulposo, no se detienen. Se besan, se balancean y descienden al sillón. Sentado e hincada. Serena, ronda con su boca sanguínea el cuello y baja por la superficie, tierra que tiembla impaciente, que se va descubriendo un botón tras otro. Exquisita se yergue, no pierden mirada, alientan, desean. Se escurre la blusa y se derrumba la falda. Silueta esbelta y ondulada, eleva sus codos y desenvuelve el pelo que se desploma sobre sus hombros, sonríe y sacude apuntando a la distancia con su barbilla. Devuelve la vista firme al que la contempla dilatada. Tras su espalda en arco esconde los brazos que habrán de liberar pechos que se antojan hinchados, pero múltiples cuadros de colores arremeten en la pantalla, la música hace pausas descoordinadas, desaparece la imagen, luego vuelve, y se va otra vez, no se entiende, se detiene, ¿dónde están? El reproductor de DVD marca error. Pinche película pirata.
Lamentamos no haber hecho caso a esos mensajes fastidiosos que nos invitan a tomar conciencia de que la piratería hace mal a la economía del país, o bien que el sistema neoliberal es tan ojete como el rostro del infeliz que nos cobró esos 15 pesos. Duele tanto como el leñazo en la nuca al ver el precio del -a veces no tan original- DVD en una tienda, propiedad de Carlos Slim Helú.
¿Por qué no podemos acceder a bienes de consumo que la publicidad nos restriega por lóbulos y tímpanos durante las 24 horas del día, tan fácil como lo hacen los monos que nos cachetean desde la tele? No lo sé, querido lector, pero existen formas de llegar a suculentos materiales por vías que bien nos pueden hacer prescindir de la desdicha.
Antes de empezar, debe garantizar que usted no es de los que aletea cada vez que en la pantalla de su computadora aparece una ventana que ofrece opciones de YES, NO o CANCEL. Si usted me lo permite, le sugiero auxiliarse de una conexión de banda ancha y, para evitar una desgracia, haber tenido suficiente experiencia en bajar canciones de la red.
Siéntese cómodo y acuda a www. divx.com, píquele donde dice download, y descargue gratis el DivX Codec. A continuación se abrirá una ventanita cuya opción correcta será guardar. Una vez terminada la descarga, instale el programa y ciérrelo. Repita la operación para descargar el μTorrent Standalone, esta vez desde www.utorrent.com. Sonría, su equipo ya dispone de un programa para decodificar archivos avi, es decir, archivos comprimidos de video, así como de lo necesario para abrir un torrente -medio a través del cual descargaremos los citados archivos.
Comienza la búsqueda. Recomiendo dos sitios para dar con torrentes: www.torrentspy.com y www.mininova.org, dos paraísos en el ciberespacio que emanan leche, miel y archivos que, mal des cargados , descomprimidos y erróneamente transferidos a DVD, la gente compra en los puestos de la calle.
Dependerá de su destreza encontrar lo que busque, no obstante, su destino le proveerá de alguna que otra sorpresa. La descarga no obedecerá únicamente a la velocidad de su conexión, sino a la cantidad de cibernautas -seeders (S) y leechers (L)- que estén en línea compartiendo el contenido de un torrente, ya sea de forma parcial -leechers (L)- o total -seeders (S). Al abrir un torrente y, por ende, comenzar a descargar archivos, usted se convertirá automáticamente en un leecher.
De entre películas, series de televisión, documentales y demás, escoja su torrente, asegúrese que éste tenga no menos de diez seeders y -a reserva de prueba-error- que el título o la descripción del mismo no diga injurias como CAM o LIMITED, lo que puede significar que la película fue grabada por un primate en sala de cine con cámara portátil. Procure los clics necesarios hasta dar el último donde diga download Torrent, y en la primera opción elija abrir. Su programa utorrent se abrirá automáticamente. Acepte la descarga del archivo a su disco duro. Amén de lo ya dicho, por el tamaño de los archivos del torrente, el tiempo promedio de descarga de una película oscilará entre las ocho horas. Para poderlo ver, espere a que se haya descargado al 100%, de lo contrario el daño será irreparable.
Reproduzca su película en Windows Media Player, ya sea en la pantalla de su PC, o bien, conéctela a su televisión como monitor externo. Quedan pendientes algunos consejos para que pueda usted pulirse como artesano de productos alternativos. Y, estimado leyente, diga NO a la piratería.